El escritor gallego Camilo José Cela, en varias entrevistas dadas durante la segunda mitad del siglo XX, tocó un argumento que me gustaría volver a poner sobre la mesa y es la utilidad de la novela.
¿Por qué volver a traer estos argumentos al año 2021?
Yo pienso que es muy necesario para enfrentar a la reticencia de la lectura por parte de varios jóvenes. En cursos diversos se dice que un estudiante de entre 13 a 18 años pone atención en los primeros 3 minutos de lectura. Después de eso ya no le es interesante.
Es verdad, pero ellos no son los responsables sino nosotros al ser parte de éste sistema de “síntesis de información por la mercancía del conocimiento”.
Vender libros ya no es negocio, al menos en físico porque los lectores han disminuido conforme pasan los años, no es coincidencia que naciera el E-Book.
La realidad es que muchos profesores pretenden llenar de “cultura” a los estudiantes haciendo concursos cervantinos y shakesperianos, a lo que siempre me pregunto ¿En verdad las autoridades de las instituciones educativas pretenden que unos jóvenes lean y entiendan al Quijote?
Yo que he leído esta obra cuya edición es de dos tomos de la Real Academia Española; les puedo asegurar que me tomó alrededor de año y medio, no solo de leer, sino de estudiarla: apuntes, post-its, notas y subrayados.
Entonces, a partir de mi experiencia puedo testificar que quienes pretenden dar el Quijote a alumnos de secundaria y bachillerato, o tienen las expectativas muy altas o no han leído el Quijote. Como profesor yo no les recomiendo a mis estudiantes leer a Cervantes, porque sé que no están preparados para la obra. Para entender ese tipo de lecturas hay que llegar vividos, con madurez y experiencia. Al menos yo lo seguiré releyendo en el transcurso de mi vida.
Por otra parte, hace unos días vi que por el centenario de la Secretaría de Educación Pública (SEP), sacaran una colección de libros para alumnos de educación básica y media superior. Al ver el catálogo de esa colección, vi los importantes sellos editoriales y el tipo de libros que publicaran; uno de ellos es sobre la enseñanza de conceptos de ciencias duras.
Desafortunadamente, creo que el proyecto fracasara y lo pienso bajo el juzgar del libro por la portada ¿Por qué? Porque el libro de conceptos en este caso, es como un cómic para hacer “más interactivo y lúdico” el aprendizaje de los conceptos básicos.
No, no está bien. Pienso yo que el conocimiento no debe ser caricaturizado, ni la historia. No se necesita que el conocimiento sea “divertido” porque éste ya tiene un valor inmaterial y por sí mismo es placentero.
El problema hace 30 años era la falta de información y ahora tenemos exceso de información, el estudiante está sobre saturado en resultados y lo que le falta es conocer los procesos. Por eso creo yo, es importante estimular la imaginación del alumno ¿Con qué? José Cela nos lo dijo hace 60 años: la novela.
No importa el género, en la novela cabe todo, política, retórica, religión, misterio, ciencia, historia, poesía entre otros. Esto es lo que estimula la imaginación y lo que sembrara en nuestros alumnos la curiosidad y el asombro. Por eso yo prefiero recomendar una novela antes que un libro académico, pues para cuando surja en él las ganas por leer otra cosa, será por curiosidad, costumbre lectora y lo más importante, placer.
Licenciado en Historia por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Profesor en Preparatoria Lobos de la Universidad de Durango Campus Juárez y en la Escuela Preparatoria Luis Urias.
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