El papel de un líder político es fundamental en momentos de crisis y tragedias. La empatía y la capacidad de solidarizarse con las víctimas son cualidades necesarias para inspirar confianza y mantener un sentido de justicia en la sociedad. En este sentido, el presidente López Obrador ha demostrado una alarmante falta de empatía ante el reciente asesinato de cinco jóvenes en Lagos de Moreno, un suceso que debería generar una respuesta enérgica y sensible por parte del mandatario.
Uno de los aspectos que resalta en la falta de empatía del inquilino de Palacio es su escasa visibilidad mediática. A diferencia de otras ocasiones en las que ha destacado la atención del mandatario, en este caso, ha mantenido el silencio o ha minimizado la relevancia del suceso, dejando de lado su deber de solidaridad con las víctimas y sus familias. Pero sí, él sigue diciendo ser empático con lo que sucede en el pueblo.
La ausencia de declaraciones firmes y contundentes por parte del presidente ante este acto de violencia evidencia que lo que mejor le sale es engañar a los mexicanos. El pueblo mexicano espera que su líder condene enérgicamente estos actos, que ofrezca consuelo a las familias afectadas y que, además, manifieste acciones concretas para garantizar la justicia y seguridad en el país. Seguimos con su táctica de “Abrazos no Balazos”. Lamentablemente, la respuesta del presidente ha sido ambigua, poco comprometida, y el país se desmorona por la falta de seguridad.
Otro indicio de la falta de empatía de López Obrador es su aparente priorización de otros temas y agendas políticas por encima de este suceso. Es crucial que demuestre un interés genuino en los problemas que impactan a la sociedad, especialmente cuando se trata de vidas perdidas. La falta de énfasis y atención que el jefe del ejecutivo ha brindado a este caso crea una sensación de indiferencia que es inaceptable en un líder político. Pero que no sea hablar de Xóchilt Gálvez, Loret de Mola, o su ya olvidada senadora Lily Téllez, es más hasta con nuestra Gobernadora que ha arremetido estos últimos días; pero esa es otra historia.
Se acentuó aún más el descaro y la burla, pero sobre todo la falta de interés en su show mañanero el día de ayer, cuando, en lugar de abordar el tema del asesinato de los jóvenes en Lagos de Moreno, fue cuestionado y prefirió contar un chiste, diciendo que ya era hora de desayunar. Esta acción frívola y desconsiderada demuestra una total desconexión con la gravedad del suceso y una falta de respeto hacia las víctimas y sus seres queridos.
La falta de empatía de López Obrador es sumamente preocupante. No solo pasa en un Estado; todas las entidades federativas son tierra de nadie, y así han sido por lo que ha transcurrido de su sexenio. Es necesario que asuma su rol con responsabilidad y empatía, pues solo así podrán construir una sociedad más segura y justa. Lo único que se ha recibido de su parte son mensajes de odio y una falta de gobernabilidad en cuestión de seguridad.
La falta de empatía manifiesta una actitud soberbia del gobernante, que siente que todo lo puede, que nada lo perturba, y que el Estado es él. ¿Estará consciente de eso? ¿Juega con la inteligencia de la sociedad? ¿O de plano lo perdimos?
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Aldonza González Amador
Criminóloga y Empresaria Juarense
Actualmente Presidenta del Organismo Nacional de Mujeres Priistas en el Estado de Chihuahua (ONMPRI) y Estudiante de Administración de Empresas en la Universidad de la Rioja España.
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