Cuando se habla de la economía de Chihuahua, de su evolución en los últimos años, no cabe duda que como entidad federativa ha tenido un crecimiento notable. En la última década su Producto Interno Bruto (PIB) creció más rápido que el PIB nacional.
A pesar de la incertidumbre que genera la inseguridad, esa expansión económica le permitió formar parte del grupo de las entidades que a partir de 2010 tuvieron un desempeño muy superior al conjunto del país; dada esta dinámica, por el volumen de su economía Chihuahua avanzó cuatro posiciones en el ranking nacional, pasando de la 14ª posición a la 10ª , y ello, en un entorno nacional de bajo crecimiento debe ser destacado, porque nos revela la magnitud del esfuerzo productivo realizado por todos los y las chihuahuenses (empresarios, agricultores, campesinos, obreros, comerciantes, etc.) que han hecho de nuestro estado una de las economías con un crecimiento permanente y estable que además se caracteriza por tener en esta etapa un mayor número de actividades productivas, cada día, más complejas y diversas.
La agricultura, la industria de la construcción, el comercio mayorista, los servicios ofertados por privados y por el gobierno, que representan un amplio segmento de nuestra economía, tuvieron un desempeño semejante al de actividades similares en el contexto nacional; mientras que la minería, la manufactura, los movimientos bancarios y justo el Sector Salud, que integran otro segmento, tuvieron un crecimiento más que sobresaliente, pues su expansión fue significativamente mayor que la que registraron tales actividades en el ámbito nacional.
Hay otros indicadores que revelan el alcance de esta expansión entre ellos tenemos el comportamiento del ingreso per cápita que también superó el promedio nacional y el comportamiento del empleo que nos muestra un crecimiento paralelo al de las actividades productivas, con una característica excepcional: que hace de Chihuahua la entidad federativa con la proporción de empleos formales más elevada de México.
Sin embargo, a pesar de esa notable expansión que revela que Chihuahua es un mundo donde prevalece una cultura del trabajo que se extiende con igual intensidad a todas las actividades productivas; hasta antes que la 4T gobernara nuestra nación, este esfuerzo nunca se reveló en una mejora sustancial de las condiciones de vida de los trabajadores chihuahuense; pues todavía en 2018, ocho o acaso nueve trabajadores de cada diez, tenían ingresos inferiores a tres salarios mínimos.
Hoy la situación ha cambiado, pues a pesar de la crisis económica, tan estrechamente asociada a la pandemia; en Chihuahua, por primera vez en cuatro décadas los ingresos que reciben los trabajadores y sus familias han mejorado sensiblemente.
Por un lado, el salario mínimo tan estrechamente vinculado a los ingresos de las familias de bajos ingresos, en los municipios fronterizos, que representan cerca del 50% de los trabajadores chihuahuenses, aumentó en números redondos de $88 a $213 y en el resto del estado de $88 a $143. Incrementos inconcebibles en cuarenta años de gobiernos neoliberales, pero que ahora el gobierno de AMLO ha garantizado tan sólo en el despegue de su administración.
Pero también tenemos el otro frente, donde una estrategia de ataque a la pobreza está garantizando ingresos significativos, oportunos, adecuados y sin intermediarios a los segmentos más vulnerables de Chihuahua. Significativos porque complementan los ingresos de las familias más pobres. Oportunos porque se entregan a tiempo y suelen adelantarse. Pertinentes porque responden a diversas necesidades de la población más pobre y sin intermediarios porque la entrega es directa a los beneficiarios, sin el riesgo de que los recursos no lleguen a su destino.
Por este último concepto aquí en nuestro estado la 4T entregó en 2020 a 588 mil beneficiarios $9,829 millones, para mejorar la situación de familias vulnerables, integradas por niños, mujeres, adultos mayores, estudiantes, jóvenes profesionistas, personas con discapacidad, pequeños productores y microempresarios.
Pero lo más notable de este momento crucial que vive el pueblo de Chihuahua es que a pesar de la crisis económica, tan llevada y traída, la 4T está cumpliéndole a los trabajadores, en un estado en el que se ha demostrado cabalmente que mejorar los salarios de los trabajadores, lejos de acabar con las actividades productivas, las está volviendo a levantar; y, donde los ingresos asegurados a las familias más vulnerables están vigorizando, como nunca, la vida material y el bienestar de miles de pequeñas y medianas comunidades, tanto en el campo como en las ciudades.
La 4T sí cumple y por primera vez en la larga historia de nuestro pueblo, hoy tenemos una economía que garantiza progreso y bienestar a todos los chihuahuenses, sin distinción alguna.
Empresario y político defensor de la cuarta transformación.
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