Carl Von Clausewitz, el gran estratega de Napoléon, decía que “La aniquilación directa de todas las fuerzas enemigas deberá ser siempre el objetivo predominante… Una vez alcanzada una gran victoria no se deberá hablar de descanso ni de respiro… sino de persecución”. López Obrador pareciera seguir al puño de la letra esta consigna totalitaria, sin importar si en el camino deja a Juárez en la penumbra.
En su afán de debilitar a la oposición, y todo aquel contrapeso existente, el Presidente ha puesto en marcha una campaña para reducir los recursos que tienen los municipios y otras instituciones, y que en el caso de nuestra ciudad pretende dejarnos sin alumbrado, servicios públicos eficientes, y sin una universidad de calidad.
Llama la atención la cobardía en que se ha instrumentado esta campaña contra la ciudad, pues la medida que pretende llevar a cabo para que la CFE deje de reunir los recursos para el alumbrado público, la está llevando a cabo a través de la CNDH, en la que luego de imponer a una incondicional en su Presidencia, Rosario Piedra Ibarra, ahora la utiliza para interponer una controversia constitucional, para que la CFE se desentienda del alumbrado público.
¿Qué tiene que ver la principal institución para la defensa de los derechos humanos con el alumbrado público? Absolutamente nada, pero le sirve al Presidente como marioneta para marcar distancia al abandonar una responsabilidad de su gobierno.
Esta medida, de aprobarse en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, le quitaría a Juárez casi 300 millones de pesos al año. Con un alumbrado público ya de por sí deficiente, ahora los recursos municipales que se aplicaban en otros servicios públicos deberán redirigirse a esta tarea. El resultado es obvio: Reducción del alcance de dichos servicios, o una reducción en su calidad.
Pero si usted cree que esta afrenta a Ciudad Juárez es inaceptable, el ataque a la UACJ es todavía más escandaloso.
Directamente desde la Presidencia de la República, a través de su consejería jurídica, se interpone otra controversia constitucional que busca prohibir que el municipio destine recursos del cobro de predial para respaldar a la Universidad.
Si en el caso del alumbrado público, el Gobierno Federal elude una responsabilidad que le toca, en este caso de plano pretende forzar a los municipios a abandonar una tarea que le permite a las universidades su subsistencia.
De imponer su voluntad, se eliminaría la contribución de 4% sobre predial que el Municipio hace a la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, y que a nivel estatal se divide en partes iguales con la UACH, representando alrededor de 160 millones de pesos al año.
Sobra decirlo, pero los únicos afectados serán los alumnos, los docentes, y el resto del personal administrativo y operativo de la universidad. ¿Cómo va a solventar nuestra principal casa de estudios un boquete de ese tamaño? Eso al Gobierno Federal le tiene sin cuidado.
Estos atentados contra Juárez, y otros municipios, sólo pueden explicarse como armas políticas para reprimir a la oposición y a los críticos del gobierno. A López Obrador le queda un año para para arrebatarle recursos, atribuciones, y capacidades a los gobiernos locales y asegurar un resultado electoral que le permita mantener una mayoría en el Congreso desde la cual seguir imponiendo su voluntad.
En resumen, en vez de mejorar los mediocres resultados del Gobierno Federal, el Presidente pretende que el trabajo de municipios y gobiernos estatales sean peores, y ganar la competencia de “el menos malo” antes de la elección del 2021.
Si esto es para enojarse, nadie puede enojarse más que los juarenses: Por cada peso que aportamos a la federación nos regresan apenas 40 centavos, mientras destinan hasta 7 pesos para otros Estados. Tan sólo el año pasado López Obrador le recortó al Estado de Chihuahua mil 500 millones, cuando ya Peña nos tenía castigados por su revancha contra el Gobierno de Javier Corral
En pocas palabras, les pagamos su gobierno, nos quitan recursos, y ahora nos quieren impedir que apliquemos nuestros recursos en nuestros servicios y nuestras universidades.
Desde las penumbras los juarenses seguiremos siendo las víctimas colaterales de un gobierno que pone primero la política antes que el bien común, un gobierno que, como planteaba Clausewitz, busca la aniquilación total de los rivales por más pequeños que estos sean, porque sólo así se asegura de tener todo el poder.
Como siempre, tendremos que ser los ciudadanos los que salgamos a defender lo nuestro.
Las opiniones expresadas por los columnistas en la sección Plumas, así como los comentarios de los lectores, son responsabilidad de quien los expresa y no reflejan, necesariamente, la opinión de esta casa editorial.
