En qué lío ha metido Rocío Nahle, gobernadora del estado de Veracruz, a la presidente Claudia Sheinbaum. Esto al declarar que la maestra Irma Hernández, secuestrada por un grupo armado en un poblado del estado, no fue asesinada por el grupo que la secuestra, sino que murió de un infarto. Antes no dijo que murió de un paro cardíaco. Como mueren todas las personas.
¿Por qué lío para la presidente? Porque ella se refiere al hecho como un asesinato.
Y es que no importa a qué hora y en qué momento se le detuvo el corazón a la maestra. Lo que es muy lamentable. Sino que esto sucede por el hecho de ser secuestrada y amenazada por el grupo de secuestradores armados que la sometieron.
La gobernadora hace ver mal a la presidente por minimizar el hecho. ¿Por qué lo hace Nahle? Por defender su gobierno y no aceptar el hecho que Veracruz es controlado por las fuerzas criminales que cobran cuotas a los que trabajan. Al “pueblo”, como dice la presidente. Por evadir su responsabilidad de dar protección y seguridad a la población y lo hace haciendo gala de un enfermizo orgullo. Como el que muchos políticos masculinos también tienen y hacen gala. Por lo que no es propio de un género, sino de ambos.
Nahle se defendió con un “les guste o no les guste”, que no es más que el berrinche de quien no quiere admitir que la violencia le rebasa.
Y sí, el cuerpo de Irma presentó lesiones múltiples, lo confirmó el médico legista. Pero lo que más alteraciones mostró fue el corazón. Pues claro, cómo no iba a colapsar si la golpearon, la amenazaron y la obligaron a grabar un mensaje atada y rodeada por encapuchados armados. Y luego la dejaron morir.
Decir que fue un infarto es tan cínico como decir que quien se lanza de un avión sin paracaídas murió por impacto y no por caída. A ver, ¿de qué murió entonces Irma? ¿De miedo? ¿De susto? ¿De desesperación? ¿O de un Estado ausente?
Y, por si fuera poco, el colmo llegó cuando Nahle calificó de “miserables”a quienes “hicieron escándalo” del caso. No, gobernadora, miserable es negar lo evidente. Miserable es normalizar que en su estado una maestra jubilada tenga que trabajar de taxista para sobrevivir y aun así pagar “cuota” a los criminales. Eso es lo miserable.
Claudia Sheinbaum, por su parte, trató de apagar el fuego echándole más humo: dijo que “sin importar si murió de un infarto o por agresión directa”, el caso es lamentable. Pero el lenguaje no es neutro. La ambigüedad es también una forma de negar. Porque si fue un infarto, entonces no hay homicidio. Y si no hay homicidio, no hay responsabilidad directa de los criminales, ni indirecta del gobierno. Pero sí la hay. Y mucha.
Aquí no basta con que haya detenidos, como celebró Sheinbaum. No cuando los detenidos sólo han sido imputados por delitos contra la salud y contra instituciones de seguridad. No por asesinato. Porque oficialmente, la maestra no fue asesinada. Murió. Así nada más. La gobernadora no midió las consecuencias de su declaración de la causa de muerte de la maestra Irma Hernández. Exoneró a los secuestradores.
Este no es un caso aislado. Veracruz lleva años sumido en una violencia estructural que se disfraza de “hechos lamentables”. Desde antes de que Rocío Nahle llegara al poder, el estado estaba asfixiado por cárteles, extorsión, desapariciones y fosas clandestinas. Pero Nahle prometió que todo eso iba a cambiar. Prometió “orden”. Lo que ha dado es indiferencia y arrogancia.
Apenas en junio, un sacerdote fue asesinado en la zona de Misantla. En mayo, un grupo de comerciantes fue atacado a balazos en Córdoba por negarse a pagar piso. Y si uno escarba más, encuentra una montaña de casos donde el gobierno estatal responde con la misma receta: negación, evasiva y “nado sincronizado”, como ella misma acusó a los medios de hacer. Pero el único que nada aquí es el gobierno. Nada entre cadáveres.
Nahle, con sus declaraciones, no sólo se hunde, sino que salpica a su presidenta. Y Sheinbaum, lejos de tomar distancia, le aplaude el manejo. El resultado es un gobierno federal que, por congruencia, ya no puede llamar asesinato a lo que su gobernadora llama infarto.
La conclusión es clara: en México, no importa cómo mueras, mientras no haya que reconocer que te mataron. Ahí, EL MEOLLO DEL ASUNTO.

Daniel E. Valles
Periodista y comentarista de radio y televisión. "El Meollo del Asunto" y "La Familia es Primero" son sus principales herramientas periodísticas que se publican en medios impresos y digitales en diversas geografías de habla hispana.
Ha sido merecedor de diversos reconocimientos como conferencista y premios de periodismo, entre ellos, la prestigiosa Columna de Plata, que otorga la Asociación de Periodistas de Ciudad Juárez.


