En la era tecnológica, la comunicación se enfrenta a desafíos constantes, especialmente entre las generaciones Z y Alfa. Este vertiginoso avance ha creado una brecha lingüística entre lo “chido” y lo “traka”, evidenciando la transformación radical en la forma en que nos expresamos. La pregunta clave es si este proceso realmente impulsa la comunicación.
La transición hacia un nuevo paradigma comunicativo no siempre es fluida y puede dejar a generaciones anteriores sintiéndose desplazadas. La educación desempeña un papel crucial, no solo corrigiendo, sino guiando. Adaptar el vocabulario tradicional para garantizar una comunicación efectiva es esencial, implicando a toda la sociedad en la construcción de puentes lingüísticos sólidos.
La brecha generacional se manifiesta en la divergencia de términos y expresiones. En este intento de conexión, adoptar modas sin comprender su significado expone a las generaciones más maduras a sentirse incomprendidas. Encontrar el equilibrio es esencial para construir puentes auténticos sin sacrificar la identidad.
La adaptabilidad emerge como la clave para una comunicación intergeneracional exitosa. No se trata de renunciar a la identidad, sino de ser flexibles y comprensivos. La comunicación es un proceso bidireccional donde cada generación aporta su perspectiva única. En este diálogo constante, todos somos aprendices y maestros, construyendo un puente lingüístico que conecta las diversas etapas de la vida.
La comunicación avanza en la era tecnológica, pero el desafío radica en encontrar el equilibrio entre la adaptación y la autenticidad. Comprender los códigos de las nuevas generaciones sin perder de vista nuestra esencia es la clave para construir puentes lingüísticos sólidos y asegurar una comunicación óptima basada en el respeto y la claridad.
La transformación en la comunicación entre generaciones se refleja en las modificaciones lingüísticas y expresivas. Ejemplos notables son las evoluciones de los términos “chido” y “traka”. “Chido” ha pasado de algo agradable a abarcar experiencias y personas interesantes para los jóvenes. Por otro lado, “traka” ha ampliado su uso, refiriéndose ahora a algo impactante o sorprendente.
Estas variaciones son un reflejo directo de la evolución cultural y social. Las nuevas generaciones buscan expresar su identidad a través de un lenguaje propio, distinguiéndose de sus predecesores. La comunicación entre generaciones se convierte en un espacio dinámico donde la comprensión mutua depende de la capacidad de adaptación lingüística.
Desde la perspectiva de la comunicación, estas variaciones lingüísticas influyen en la percepción de los mensajes y en la construcción de identidades generacionales. La adaptabilidad del lenguaje refleja la capacidad de la sociedad para evolucionar y responder a nuevas realidades. Este fenómeno merece un análisis profundo para comprender las complejidades de la comunicación intergeneracional.
Las variaciones en la comunicación, ejemplificadas por “chido” y “traka”, son intrínsecas a la evolución cultural y social. Estos cambios no solo enriquecen la diversidad del lenguaje, sino que también ofrecen una ventana para comprender las dinámicas y valores de cada generación. La comunicación, en constante transformación, sigue siendo el puente que une a diferentes épocas, permitiéndonos construir puentes más sólidos entre las diversas edades de nuestra sociedad.
Verena González
Lic. en Ciencias de la Comunicación
