Las elecciones en Coahuila y Estado de México de 2023 tienen especial importancia en razón de ser las que anteceden la elección presidencial de 2024, no significan un elemento determinante para pronosticar un resultado electoral para el 2024; pero si aportan datos, muestran hechos y comportamientos que pueden afinar las estrategias electorales que adopten las fuerzas políticas que se disputen el poder el año próximo.
El caso de Coahuila implica la confirmación de lo que la mayoría de las casas encuestadoras informaban desde el inicio de la contienda: una victoria cómoda para el candidato aliancista Manolo Jiménez que aprovechando la división del voto local opositor de las izquierdas pudo mantenerse en amplia y permanente ventaja.
Como lo dijimos en este espacio, el gobierno de Miguel Ángel Riquelme pudo legitimarse en los hechos ante la cuestionada elección local de 2017. Ante el hábil teje y maneje político del gobernador, el panismo de Coahuila, otrora acérrimo rival del priismo, cedió de manera natural la candidatura de la alianza PRI-PAN-PRD al joven ex alcalde priista de Saltillo.
El candidato del PRI-PAN-PRD de Coahuila pudo gozar del respaldo cohesionado del gobierno estatal, de las dirigencias nacionales de esos partidos y del sector empresarial. Siguió el librito de una buena campaña arropado por las bases priistas.
La designación del candidato morenista en Coahuila implicó optar por quien venía de perder la capital del Estado en las pasadas elecciones de ayuntamientos. Aun así, la elección pudo haber sido menos ventajosa para el PRI de haberse logrado la unidad de las fuerzas de la izquierda; la inconformidad del exsubsecretario de seguridad federal Ricardo Mejía Berdeja y su postulación por el PT significó una mortal losa para el morenista Armando Guadiana en su carrera muy cuesta arriba por la gubernatura.
Las declinaciones por compromiso y de última hora desde las cúpulas del PT Y partido VERDE en favor del candidato morenista en Coahuila no surtieron mayor efecto debido a lo tardío de su determinación, así como al control político que en el caso del VERDE se ejerce por parte del gobierno local y de la relativa inercia que logró generar el candidato del PT y que aparentemente le bastó para resistir la presión de la dirigencia nacional de ese partido.
Por el contrario, una oportuna declinación de los candidatos de MORENA y VERDE hacia el candidato del PT sin duda hubiese sido una opción más viable para al menos tratar de complicar la elección al PRI. Pero la alianza PRI-PAN-PRD en Coahuila literalmente arrasó por casi tres a uno de diferencia del segundo lugar.
En el Estado de México también se confirmaron las estimaciones de triunfo de la mayoría de las casas encuestadoras: gana la maestra Delfina Gómez de manera inobjetable, si bien MORENA no arrasa, la ventaja de aproximadamente 9 puntos permite alejar el temido fantasma de la “judialización” de la elección para el bloque lopezobradorista.
También lo dijimos en este espacio: MORENA y aliados debían evitar a toda costa el cierre de la elección que buscaba el bloque PRI-PAN-PRD. No se confiaron los morenistas y a diferencia de Coahuila, los partidos VERDE y PT trabajaron como antes lo solían hacer para el PRI, como brazos operativos para cerrar la pinza electoral.
En este orden de ideas, ya habíamos comentado que las resistencias internas a la candidatura de Delfina Gómez habían sido oportunamente resueltas, arrancando la campaña en unidad y con todo el apoyo del aparato de los programas federales del bienestar.
Al calor de la histórica derrota del priismo mexiquense, surgen los reclamos para el gobernador Alfredo Del Mazo por su presunta connivencia con Palacio Nacional. La joven candidata del PRI-PAN-PRD venia empujando a base de dinamismo y de seguir el librito priista, pero no le alcanzó ante la operación morenista, sin embargo, la derrota pudo ser más holgada.
De momento; podemos concluir que factores como la unidad, la suma de fuerzas, la postulación de candidatos bien posicionados ante el electorado y la operación de los aparatos de movilización electoral implican ventajas competitivas; que, aunque pueden obviarse, no siempre se cuenta con la capacidad de generarlas en todos los casos desde las direcciones políticas de las fuerzas en competencia.
“Uno solo puede ser vencido, pero dos presentan resistencia. El cordón de tres hilos no se rompe fácilmente”
(Ecl 4:12)
Lic. en Administración Pública y Ciencia Política, candidato a Maestro en Administración en curso. Ha sido funcionario público federal y docente en nivel media básica y medio superior. Se especializa en gobernanza educativa y políticas públicas.
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