Algunas ideas les deben haber quedado claras a los opositores a la Cuarta Transformación luego de conocer los resultados de la consulta popular sobre revocación de mandato: En primer lugar, que el presidente Andrés Manuel López Obrador está en su mejor momento; que los más de 15 millones de votos para que siga en la Presidencia de México son apenas el piso y de ahí para arriba; que la participación ciudadana se dio a pesar de todas las circunstancias que obraron en contra del proceso, ya que los ciudadanos encontraron la manera de sortear esos obstáculos promovidos por la oposición, la iglesia radical y, de manera muy desafortunada, por el propio Instituto Nacional Electoral (INE).
De los 16 millones 502 mil 636 votos emitidos por los mexicanos en este proceso, 15 millones 159 mil 323 (91.86 %) fueron a favor de que AMLO siga en la Presidencia, mientras que a favor de que se le revocara el mandato votaron 1 millón 63 mil 209 personas (6.44 %); el resto de los sufragios, 280 mil 104 (1.69 %), fueron nulos.
Que en esta ocasión el presidente obtuvo solo la mitad de los votos que le favorecieron para llegar a Palacio Nacional en 2018. Es cierto, pero igual de cierto es que el INE solo instaló la tercera parte de las casillas que operaron en aquella ocasión; a miles de personas la casilla en la que les tocaba votar les quedó a kilómetros de distancia y la información para que pudieran ubicar su casilla no fue sencilla. Aún así, las personas asistieron de manera masiva a manifestarse, en su mayoría, por la ratificación de mandato, ya sea en balsas para atravesar ríos o lagunas, surcando montañas y caminos, a pie, en auto, camión, caballo y hasta en burro.
La promoción y difusión oficial de la consulta fue mínima y algunos de los responsables del órgano electoral a nivel nacional -ni siquiera hace falta mencionarlos- incluso intentaron desanimar a los electores de participar, al ofrecer declaraciones a los medios de comunicación en ese sentido, y se colocaron abiertamente como opositores al proceso. Pero los ciudadanos suplieron esas falencias y omisiones del INE y, además de promover la consulta casa por casa hasta en las regiones más apartadas del país, fueron organizándose para acudir a votar, reconociendo de esa manera los avances de la 4T y la determinación del presidente para avanzar en la transformación del país.
Que en su gran mayoría votaron los más pobres. Efectivamente, si el presidente ha cumplido su promesa de que “por el bien de todos, primero los pobres”, obvio es que sean ellos los primeros en apoyar su permanencia como titular del Poder Ejecutivo. Pero el apoyo viene de todos los estratos de la sociedad mexicana, aunque indiscutiblemente el grueso de los votos para revocar el mandato provino de las clases históricamente privilegiadas, que añoran el retorno a los tiempos en que la corrupción de los gobiernos los hizo ricos y poderosos. Afortunadamente estos últimos son los menos.
Para el caso de Chihuahua, un gran ejemplo de participación es el distrito local 22, que incluye a siete de los municipios más remotos, de difícil acceso y con los mayores rezagos (Balleza, Batopilas, Carichí, Guachochi, Guadalupe y Calvo, Morelos y Urique) y que, sin embargo, presentó la mayor afluencia a las urnas entres los 22 distritos del estado, con 22 mil 217 votos emitidos y el mayor número de sufragios a favor de la ratificación del presidente, 18 mil 487.
Fue a todo lo ancho y largo de la entidad que se presentó una gran afluencia a las casillas con apoyo mayoritario a la ratificación del presidente, incluida la zona centro-sur del estado que abarca ciudades como Delicias y Camargo, entre otras, que los panistas consideran sus bastiones, pero en las que Morena ha venido penetrando poco a poco gracias a las acciones del gobierno federal y al trabajo de cientos de ciudadanos que creen en la Cuarta Transformación y la promueven y apoyan con gran entusiasmo.
Juárez, con la mayor población en el estado, ratificó su simpatía para con el presidente Andrés Manuel López Obrador, su manera de gobernar y por la continuidad de la Cuarta Transformación.
Que no se alcanzó la votación necesaria para que el resultado sea vinculatorio, es un hecho. Pero hechos concretos también son que la consulta para la revocación de mandato, como ejercicio de participación ciudadana directa, es ya una realidad; que a los ciudadanos les ha quedado claro que la premisa de que el poder emerge del pueblo, que con el pueblo todo y sin el pueblo nada, es posible; mientras que a los gobernantes, presidentes municipales, gobernadores, actuales y futuros, les debe quedar claro el poder de esta herramienta ciudadana y que, en lo futuro, el que actúe mal se arriesga a enfrentar una consulta similar porque, ahora sí, el pueblo pone y el pueblo quita. Ahí, el valor de la consulta del domingo pasado.
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