Con el argumento de la redención se hace una metamorfosis de la esperanza o de salvación de la Edad Moderna y la reapropiación de la tierra e imitación de Dios pero sin él.
En la metamorfosis de la idea de salvación, esta se ha convertido en un existenciario del humano occidental que forma parte de la naturaleza del hombre en Occidente. El cristianismo no pasó en balde en occidente, el tiempo de occidente es tiempo de historia. Por el hecho que la religión introduce por medio del tiempo el concepto de salvación y se hizo una figura antropológica, es así como cambia la percepción de las sociedades, y ya no se ve al humano que ve en el dolor y la muerte más que la ley de la naturaleza, el hombre pagano mira al dolor como algo inscrito en lo natural, un dolor legal y legítimo.
Porque quien da y quita todo es la naturaleza, esto es y así debe ser. Era inútil cambiar eso, quien lo quisiera cambiar era castigado por soberbio con la ceguera y locura. En la naturaleza es absurdo querer salvarse y después tenemos al hombre que ha sido educado secularmente con la idea de la salvación. El cristianismo alteró en el alma pagana un mundo que se veía como un sueño. Esta secularización se hace en la Modernidad cuando el hombre crea su salvación y prevé en la encarnación hacerse hombre de Dios. La prevé y vivifica, pero en esa humanización del hombre está previsto como su imagen en la deificación de él mismo, ese es el implícito de la encarnación de Dios.
Sin la humanización de Dios el hombre no se hubiese concebido divino, el misterio de la encarnación lleva implícito la deificación del hombre y en consecuencia, la encarnación de Dios. Este argumento va hacerse explícito con Galileo y Descartes en conocimiento y con Bacon en la potenciación. ¿Qué hizo Galileo cuando escribió sobre las dos máximas del mundo? Esquematiza la naturaleza con caracteres matemáticos y que los conocimientos que Dios posee y tiene son infinitos y superiores al del hombre en comparación a los finitos conocimientos del humano. En cuanto a número, el conocimiento de Dios es infinito y ni toda la humanidad lo ha superado, lo que nosotros sabemos ya lo sabe Dios, el conocimiento humano es igual al conocimiento divino, no hay diferencia. Somos como Dios pero no somos Dios, no puede ser otro porque la verdad es igual a la de él.
Licenciado en Historia por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Profesor en Preparatoria Lobos de la Universidad de Durango Campus Juárez y en la Escuela Preparatoria Luis Urias.
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