Ya pronto se decidirá a través del plebiscito, si la gente quiere regalarle a los alcaldes, de Ciudad Juárez, y Chihuahua capital, dinero para el timo más obvio del año, con sus exorbitantes “proyectos” de iluminación para las ciudades. O forja criterio para nunca más permitir abusos de sus gobernantes; y detener el endeudamiento a costillas del ciudadano.
De Cabada no es de extrañarse, pues todos conocen la desmesurada codicia que lo corroe.
Pero de la alcaldesa de Chihuahua, es verdaderamente increíble, ¿Cómo canjeó confiabilidad por ambición?
A punto de iniciar el proceso de selección de candidatos para contender por la gubernatura, ofrece una falsa “carta de credibilidad” (así le llamaba Octavio Paz a esa expresión que entrega uno para ser creídos por personas desconocidas, en este caso, los electores), en la que conjuga los fundamentos profundos de la doctrina panista, con el pragmatismo más abyecto de la política, enseñando lo más rasgado de una media sucia; lo más desgastado de un atuendo que pretendía ser distintivo para atraer y volver a enamorar al panismo ganador.
Pudo ser el símbolo actual que identificara entre sí, al panismo de más abolengo. Con ideas, proyectos, propósitos de gran inventiva. Qué sé yo.
Pero en un derrepente, diría Juan Gabriel, se le arruina “el maquillaje”, y al caer, muestra el rostro verdadero.
El que fuera escondido en una mazmorra, al lado del retrato de Dorian Grey, ambos retenidos como garantía de su negocio con el diablo.
Iba bien, y descarriló su plan de ser, primero, candidata a la gubernatura, y luego gobernadora.
Le compró el proyecto envenenado a los cómplices de Cabada, y en un pestañeo, se le derruyó el atuendo de elegancia. Perdió figura.
Como si fuese descendiente de licántropos, le crecieron los colmillos y dijo: muy jugosa la idea de comprar lámparas para el alumbrado público a un sobreprecio del mil por ciento. Entre moches y engañifas, queda un remanente que servirá para costear los gastos de campaña.
Ya mero llega el día. El ciudadano sabrá decidir sobre este tema que nos endeudaría a todos, pero que serviría a su beneficio personal.
Abogado. Analista Político. Amante de las letras.
CARTAPACIO, su sello distintivo, es un concepto de comunicación que nace en 1986 en televisión hasta expanderse a formatos como revista, programa de radio y redes sociales.
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