El PRI no ha muerto, anda en sus estertores.
Pero hoy, lo quieren revivir con desfibrilador.
El otrora “partidazo”, renovará dirigencia estatal, bajo el método de consulta a la base militante.
En aparente ejercicio democrático al que, los priyistas que aún respiran, saldrán a votar por sus gallos, está a punto de iniciar.
En su hipótesis, suponen que habrá un triunfador, y los otros participantes de inmediato plegarán sus fuerzas al ganador para, juntos, pavimentar un caminito hacia las elecciones del 24.
Ternuritas. Diría Andrés Manuel.
Hoy, 18 de marzo, se registran cuando menos cuatro aspirantes.
César Alejandro Domínguez, Georgina Zapata, Hiram Hernández Zetina, y Ariel Fernández.
En la práctica médica, cuando un paciente pierde ritmo cardíaco y está a punto de entregar los tenis, se le aplica una sacudida eléctrica conocida como cardioversión.
Y ésta, se puede llevar a cabo dándole un electrochoque que zarandee al paciente para devolverle el ritmo cardíaco, con un desfibrilador.
Los priyistas suponen que la consulta a la base militante es este desfibrilador.
Cositas.
Desde mis tiempos juveniles, escucho esa fantasía entre las filas del PRI.
Treinta y cinco años atrás, posiblemente habría sido excelente fortalecer al tricolor con esta decisión.
Hoy necesitan otra cosa.
Tal vez la confección de una cobija tricolor, elaborada con puro retazo.
Pienso que el ejercicio pseudo democrático que estamos a punto de observar, causará mayor división todavía.
Para empezar, los meros gallones, los del colmillote hasta el piso, ya emigraron.
La mayoría a Morena.
Quedan las “sobrinas”, y uno que otro líder con algo de arraigo y empuje.
Con ese material no montan cuadros competitivos.
En estos tiempos de recomposición y remodelación, andan más activos y sólidos los perredistas de Javier Meléndez con sus mariposas amarillas, que los tricolores todos deshilachados.
¿Quién va a ganar?
El que consiga más personal el día de la votación.
¿Y cómo se consigue eso?
Con dinero, ¡obvio!
¿Quién de estos cuatro tiene más recursos para el desafío?
No lo dude. Ése será. O tal vez… ¿esa?
Que nervios.
Ahora sí, voy por mi capirotada.
Abogado. Analista Político. Amante de las letras.
CARTAPACIO, su sello distintivo, es un concepto de comunicación que nace en 1986 en televisión hasta expanderse a formatos como revista, programa de radio y redes sociales.
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