Nos toca hablar del edificio histórico más antiguo de la región y que por fortuna lo tenemos en nuestra ciudad: La Misión de Nuestra Señora de Guadalupe. Que se encuentra a lado de la Catedral y fue fundada el 4 de diciembre de 1659 por Fray García de San Francisco de la Orden de los Franciscanos, cuya doctrina y prácticas basadas en el libro De civitate contra paganos (La ciudad de Dios contra paganos) fue ad hoc en la evangelización del gran norte novohispano, pues las directrices del libro tratan sobre Dios, el matrimonio, el origen del bien y el mal, el pecado, la muerte, el derecho y la ley, el tiempo y el espacio, la providencia, el destino y la historia. Luego de esta digresión agustiniana, continuemos con la Misión.
El trabajo conjunto de la Iglesia Católica con la Corona Española consistió en que se le reconociera el derecho de las exploraciones a España a cambio de ser la religión predominante en la Terra Nova. Estas acciones hicieron que, al evangelizar a los indígenas, se reconocía que tenían alma, es decir, que pensaban y podían entender la doctrina cristiana y cultivar las bellas artes. En cuanto a la Corona Española, se les dio un estamento jurídico que fue el de vasallos libres de Castilla por lo que su condición pasó a ser parte integrante de España. El centro y sur del virreinato novohispano no tuvo gran inconveniente al evangelizar debido al asentamiento previo y a la encomienda, institución que obligaba a los españoles a enseñar a leer y escribir el castellano al indígena, así como las buenas costumbres. Es complejo dar un veredicto si funcionó o no, pero sabemos que hubo encomiendas que cumplieron con su labor, pero otras que no, pues el mundo indiano era multicultural.
El norte fue completamente distinto ya que los españoles se encontraron con una cultura indígena completamente distinta al mexica, pues al no tener asentamientos el contacto fue muy difícil. Que no lo podemos calificar de seminómada, ni nómadas ya que, si tenían asientos, pero por temporadas. La función de las misiones consistió en terminar de asentar a estos pueblos andantes e inquietos y “civilizarlos” (¿qué entendemos por civilización?) de acuerdo con la cultura cristiana e hispánica. En la misión se les enseñaban el concepto del matrimonio para desechar la poligamia, del uso de la ropa, el ir a misa y la doctrina, a tratar de hablar español, pero si no, con que aprendieran náhuatl ya que esta lengua indígena era la universal para el pueblo indiano. También se les bautizaba para llevar un censo poblacional, diferenciarlos entre ellos y darles un estatus jurídico.
Junto a esto las misiones jesuitas nos han dejado testimonios importantísimos sobre sus aportaciones a la evangelización, pues ellos usaron la enseñanza de la agricultura como medio civilizador, incluso se les enseñaban oficios de los cuales existen vastísimos acervos de los gremios de artesanos, la mano de obra del Barroco resultado de la evangelización y el mestizaje. En cuanto a los franciscanos, ellos preferían mantener a los indígenas aislados de los españoles para que no los corrompieran en las haciendas. Cuando una misión se establecía por obligación debía contar con un libro de bautizos, uno de matrimonio y uno de defunciones, al inicio del libro de bautizos se escribían las condiciones en las que se fundaba la Misión.

Sobre esto último, una copia del auto de fundación de la Misión de Nuestra Señora de Guadalupe del Paso del Rio del Norte, se encontraba en el libro de Casamientos en la hoja 74 y 75, fechado el 9 de abril de 1663 y copiado por Fray Antonio de Tavares, en el que se hacía referencia a la fundación de esta el 8 de diciembre de 1659 debido a que el original de puño y letra de Fray García de San Francisco se encontraba en el Archivo de la Custodia. Desafortunadamente por una revuelta de los indígenas en 1680, la Custodia fue quemada junto con el auto fundacional.
Con el paso del tiempo la memoria del origen de Ciudad Juárez y El Paso quedó plasmada en la copia de Fray Antonio de Tavares hasta el año de 1888, cuando Adolf F. Bandelier visitó la Misión de Paso del Norte donde copio a mano el documento fundacional. Pero hasta ahora nadie ha vuelto a ver el auto fundacional desde hace 132 años, no se ha encontrado y sigue perdido. El manuscrito de Bandelir se encuentra en la Colección de libros y documentos raros de la Biblioteca de la Universidad de Harvard en Estados Unidos. El facsímil más cercano de lo que transcribió Bandelier fue publicado por la Universidad de Texas en El Paso (UTEP), la Diócesis de Ciudad Juárez cuenta con la consulta en línea del documento y ha sido gracias a estas intuiciones que hoy podemos acceder desde la comodidad la información del origen de nuestra región.

Marduk Silva
Licenciado en Historia por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Profesor en Preparatoria Lobos de la Universidad de Durango Campus Juárez y en la Escuela Preparatoria Luis Urias.
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