Investigaciones recientes revelan cómo el frío afecta nuestras defensas nasales, contradiciendo creencias antiguas sobre el resfriado. La mascarilla emerge como una herramienta eficaz contra los virus.
Ciudad Juárez, Chih. (ADN/Staff) – Con la llegada del invierno, los resfriados y la gripe se hacen más comunes, pero ¿es el frío el verdadero culpable detrás de estas enfermedades? A lo largo de los años, el consejo de abrigarse para evitar enfermarse ha sido un mantra repetido, sin embargo, investigaciones recientes desafían esta noción y nos ofrecen una explicación más profunda sobre la relación entre el frío y nuestro sistema inmunológico.
Un estudio revelador en 2022 cambió la forma en que entendemos este fenómeno. La clave no está en el frío per se, sino en cómo este afecta la primera línea de defensa de nuestro cuerpo: la nariz. Investigadores estadounidenses descubrieron que un descenso de tan solo 5°C en la temperatura interna de la nariz puede debilitar significativamente nuestras paredes nasales. Este debilitamiento resulta en la muerte de casi la mitad de las bacterias buenas necesarias para combatir virus invasores.
Mansoor Amiji, de la Northeastern University, subraya que aunque nuestras defensas disminuyen con el frío, es esencial la presencia de un virus para que se desarrolle un resfriado. Este hallazgo resalta la importancia de la exposición a los virus como factor determinante para enfermarse, más allá de las bajas temperaturas por sí mismas.
La pandemia del COVID-19 popularizó el uso de mascarillas, un hábito que, según Amiji, no solo previene la entrada de partículas virales sino que también mantiene caliente nuestra nariz, fortaleciendo así nuestras defensas internas. Este efecto protector de las mascarillas, especialmente de modelos como la N95 o KN95, ofrece una estrategia adicional contra el resfriado común y la gripe.
Además de las investigaciones sobre el impacto del frío en nuestro sistema inmunológico, la evolución en el uso de mascarillas destaca como una barrera efectiva no solo contra el COVID-19 sino también contra otros patógenos respiratorios. Mientras la ciencia continúa buscando soluciones, como medicamentos tópicos nasales para prevenir la reducción de la temperatura nasal, el uso de mascarillas se perfila como una medida preventiva accesible y efectiva.
Este enfoque renovado en la prevención de enfermedades respiratorias nos invita a reconsiderar antiguas creencias y adaptar nuestras prácticas diarias en función de la evidencia científica más reciente. Abrigarse sigue siendo importante durante el invierno, pero mantener la nariz caliente y protegida puede ser el verdadero secreto para evitar los resfriados.
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