El sistema de cañones en la Sierra Tarahumara combina paisajes extremos, actividades al aire libre y contacto directo con la naturaleza.
Ciudad Juárez, Chih. (ADN/Ximena Gamboa) – Las Barrancas del Cobre, ubicadas en el corazón de la Sierra Tarahumara, en el estado de Chihuahua, se han consolidado como uno de los destinos más relevantes del país para quienes buscan aventura, naturaleza y paisajes de gran escala. Este sistema de cañones, más extenso y profundo que el Gran Cañón de Colorado, se ha convertido en un referente del turismo de aventura en México.
El conjunto está formado por seis barrancas principales, entre ellas Urique, Sinforosa y Batopilas, que en su totalidad abarcan más de 60 mil kilómetros cuadrados. Su geografía accidentada, con profundidades que superan los 1,800 metros, crea un entorno ideal para actividades que combinan desafío físico y contemplación natural.
Entre las experiencias más buscadas se encuentran el senderismo de largo recorrido, el ciclismo de montaña, el rapel, la tirolesa y el puente colgante, especialmente en la zona del Parque de Aventuras Barrancas del Cobre, cercano a Divisadero. Estas actividades permiten apreciar el relieve desde distintas alturas y perspectivas, convirtiendo cada recorrido en una experiencia distinta.
Además de la aventura, el destino ofrece un acercamiento directo a la cultura rarámuri, uno de los pueblos originarios más representativos del norte del país. En varias comunidades es posible conocer su forma de vida, su relación con el entorno y su tradición como corredores de resistencia, lo que añade una dimensión cultural al viaje.
El contraste climático es otro de los elementos que distingue a las Barrancas del Cobre. Dependiendo de la temporada y la altitud, los visitantes pueden encontrar temperaturas templadas, frío en zonas altas o calor en el fondo de las barrancas, lo que influye directamente en el tipo de actividades que se pueden realizar durante el año.
Para quienes buscan aventura sin perder servicios turísticos, localidades como Creel funcionan como punto estratégico, al ofrecer hospedaje, guías especializados y acceso a rutas hacia distintos puntos del sistema de cañones, así como a lagos, formaciones rocosas y miradores naturales.
Para llegar a las Barrancas del Cobre, una de las rutas más conocidas es a través del ferrocarril Chihuahua–Pacífico (Chepe), que conecta la ciudad de Chihuahua con Los Mochis, Sinaloa, y permite descender en estaciones como Creel o Divisadero. También es posible acceder por carretera desde Chihuahua capital hasta Creel, en un trayecto aproximado de cuatro horas, lo que convierte a este destino en una opción accesible para quienes buscan aventura en el norte del país.

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