Cuando se trata de supervivencia, o de la libertad personal, se pone en juego riesgoso el asunto de las lealtades porque las complicidades son de dos y las corruptelas no son de uno y cuando existen los riesgos de perder la libertad y los patrimonios mal habidos los involucrados buscarán jugar el todo por el todo y que la voluntad de la ley se haga en el buey de mi compadre o compinche, así de ese tamaño es la lealtad, ese es el límite, no hay más amplitud de ella cuando enfrente está en juego la vida, la libertad y el patrimonio, así como no hay cristiano que no aguante un cañonazo de billetes verdes tampoco hay un corrupto que aguante los barrotes de una crujía.
Acostumbrados a los loares palaciegos y del poder difícilmente podrán aguantar solitos el peso de las cargas penales por sus complicidades, por sus sumisiones corruptas o por sus negocios ilícitos a costa del erario público, no lo aguantan y lo saben es por ello la certeza del canto operístico, la negociación con la autoridad o la huida fugaz aun dejando atrás el escarnio público de su persona.
Durante más de 30 años hubo jauja de complicidades e ilícitos, se medró con el presupuesto fiscal del país y con el patrimonio sin mayores consecuencias, todo era dulzura, compromisos y lealtades hasta que llegó el tropezón en el proyecto de impunidad, la 4T del presidente López Obrador, con una voluntad incuestionable de abatir la corrupción enraizada en toda la administración pública junto con sus complicidades y lealtades criminales dentro y fuera de ella.
No es fácil en México de llevar ante tribunales a los ex presidentes porque por lo único que se les puede juzgar es por TRAICIÓN A LA PATRIA como lo establece la constitución en su artículo 108.
El Presidente López Obrador se ha esforzado por cambiar esta ley que mantenía un blindaje total para la figura presidencial mexicana y que durante décadas se consideró como “traición a la patria” a actos que pusieran el peligro al país, pero realmente no había un marco sólido para determinar qué actos podrían abrir un juicio en contra de un presidente, ahora la lista se incrementa bastante, agregando el delito de corrupción (una constante de los últimos gobiernos en México desde que asumió Carlos Salinas hasta Enrique Peña Nieto que fue el peor)
Pero también se podrá juzgar a un presidente por delitos como traición a la patria, corrupción, delitos electorales, trata de personas, delincuencia organizada o cualquier delito con arma o uso excesivo de violencia. Todo esto se trata de una gran reforma al artículo 108 de la constitución mexicana, un párrafo que fue prácticamente intocable durante muchos años en México, con esto, los presidentes después de López Obrador (él incluido) estarán bastante vigilados y serán juzgados con mayor facilidad en caso de algún delito, los ex presidentes antes de Andrés López Obrador están exentos de ser juzgados por estas modificaciones, salvo por traición a la patria y siempre y cuando se les pudiera tipificar el delito.
¿Pero dónde está la punta de la madeja en los tiempos recientes?
La madeja realmente tiene punta y se llama Emilio Lozoya Austin ex Director de Petróleos Mexicanos en el tramo de Enrique Peña Nieto, aunque todos los ex Directores pueden ser la punta dependiendo a que ex presidente se quiera imputar, esto es definitivo, ejemplo de ello el famoso PEMEXGATE que sin la autorización y complicidad del Director de PEMEX no se hubiera dado nunca, o lo hubieran destituido para nombrar otro que si fuese cómplice.
¿Quién es Emilio Lozoya Austin?
Emilio Ricardo Lozoya Austin, nacido en Chihuahua, Chihuahua, 8 de diciembre de 1974 y es un economista y político mexicano, exdirector general de Pemex de 2012 a 2016.
El día miércoles 12 de febrero de 2020 fue capturado por autoridades españolas en Málaga ya que la Interpol había emitido una orden de captura en su contra en 180 países, en este momento se encuentra en proceso de extradición para ser juzgado en territorio nacional mexicano y busca negociar con el gobierno de México, de hecho ya hay los primeros indicativos de importancia en sus declaraciones para el gobierno al denunciar que fue prestanombres para la compra de un avión para el servicio de la Ex Primera Dama Angélica Rivera de Peña, música para los oídos de la 4T donde podría quedar más que demostrado que nunca hubo pacto de impunidad entre el ex presidente y AMLO.
Es Licenciado en Economía y Derecho por el ITAM y la UNAM, respectivamente, y tiene una maestría en Administración Pública y Desarrollo Internacional (MPA/ID) por la Universidad de Harvard, es autor de distintas publicaciones sobre política monetaria, productividad y competitividad, eficiencia en políticas públicas, así como educación y sistemas electorales.
De enero a noviembre de 2012, trabajó en el equipo de campaña y de transición de gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto como encargado de los asuntos internacionales, donde prácticamente inician sus actividades delictivas al conseguir con Odebrecht diez millones de dólares para la campaña de Peña Nieto.
Esta es la verdadera punta de la madeja para los delitos que se le imputan donde efectivamente él no se mandaba solo, su carrera de conflictos con la ética y la honradez comienzan en la campaña del PRI por la presidencia de la República de donde se deduce que existe un filón de información que podrá compartirle a las autoridades del país.
El resto de las imputaciones de la Fiscalía a Lozoya Austin están radicadas sobre asuntos realmente de su gestión como Director de PEMEX donde él suscribió actos simulados y criminales que atentaron contra el patrimonio de la empresa.
Si realmente Emilio Lozoya Austin busca aligerar la carga y el peso penal de las acusaciones en su contra tendrá que sopesar su lealtad a el ex presidente Peña Nieto y a Luis Videgaray o a su libertad y patrimonio porque es lo único que puede negociar con las autoridades del gobierno de México y una parte porque de encontrarlo culpable tendrá que purgar condena y resarcir parte del daño que le causó al país y si no quiere que sea con su patrimonio forzosamente tendrá que declarar y señalar quienes le dieron la orden para que se cometerían las fechorías con los dineros de PEMEX, la carga financiera para el pago de los robado es menos entre más.
En entredicho definitivamente las lealtades, no hay lealtad que aguante una pena de más de 20 años de cárcel y la quita del patrimonio total personal, forzosamente va a tener que compartir su pena.
Por el bien de México, los corruptos a la cárcel.
PD.- Ningún ex presidente anterior al presente podrá ser juzgado por ningún delito salvo por traición a la patria que, hasta el día de hoy, es imposible por falta de sustento fincar cargo alguno a todos los ex presidentes, salvo a Fox; pero por conducto de su esposa Martha Sahagún que podría ir a la cárcel por el asunto de “Legionarios de Cristo” donde evadió miles de millones de pesos, de ahí en fuera a ninguno de los ex presidentes les inquieta la posibilidad de poder ser enjuiciados y López Obrador lo sabe por ello dice que borrón y cuenta nueva.
De ahí la importancia de que los hombres clave sean enjuiciados por sus corruptelas y actos criminales en contra del pueblo de México, este es un ejemplo de ello.
Egresado de la Facultad de Comercio y Administración por la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Su desarrollo profesional ha sido en empresas privadas en posiciones directivas donde a logrado acumular 42 años de servicio.
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