De las tablillas sumerias a los mensajes digitales, la escritura sigue siendo la magia que une generaciones.
Carl Sagan escribió alguna vez: “Qué cosa más sorprendente es un libro. Es un objeto plano que vino de un árbol con partes flexibles en las que están impresos montones de curiosos garabatos; pero en cuanto se empieza a leer, se entra en la mente de otra persona, tal vez de alguien que murió hace miles de años. A través del tiempo, un autor habla de una manera clara y silenciosa, entrando en nuestra mente. La escritura es tal vez el más grande de los inventos humanos. Une a personas que no se conocen entre sí, personajes de libros de épocas lejanas rompen la línea del tiempo. Un libro es la prueba de que los hombres son capaces de hacer que la magia funcione.”
Esta reflexión de Sagan siempre me ha parecido el mejor estímulo para motivar la lectura entre los jóvenes del siglo XXI. Aunque sus palabras pertenecen al siglo pasado, su idea sobre el poder de la lectura sigue siendo actual y necesaria: apela a la philia, al amor por las letras, y nos recuerda que leer es un acto profundamente humano.
Nuestro país enfrenta desde hace años el desafío de fomentar la lectura. Se suele afirmar que los mexicanos somos apáticos ante los libros, pero creo que esa afirmación es, en muchos sentidos, subjetiva. Todo depende de los parámetros con los que se mida esa “apatía”. Desde mi experiencia docente, he observado que los estudiantes sí muestran interés por leer; lo que falla, más bien, es que no siempre se les ofrecen textos acordes a sus inquietudes y a su contexto actual.
He insistido en que la lectura escolar no solo debe ser novela, sino también historia. Porque desde la historia el alumno comprende los contextos, los procesos y los antecedentes que le permiten profundizar en cualquier texto literario. Leer historia es, en el fondo, aprender a interpretar el presente.
Con motivo del concurso “El Quijote nos invita a leer” y aprovechando que el tema de la escritura aparecía en el programa de la materia de español, decidí proponer un proyecto especial: que los estudiantes investigaran el origen de la escritura, desde sus primeras formas cuneiformes en Mesopotamia.
Mi intención era que comprendieran que antes de existir las redes, las imprentas o los teclados, la humanidad ya había descubierto el poder de dejar huella a través de los signos.
Cada grupo presentó sus conclusiones en forma de ensayo, porque sigo convencido de que, en las materias de humanidades y ciencias sociales, el ensayo es la mejor herramienta de evaluación. Permite al alumno pensar, crear, argumentar y, sobre todo, expresar su voz. Como en toda evaluación, hubo trabajos buenos, regulares y otros que necesitan mejorar; pero la mayoría reveló algo esencial: los jóvenes sí pueden reflexionar profundamente si se les guía con propósito y se les permite escribir desde la curiosidad.
A continuación, comparto algunas de las ideas más notables surgidas de esos ensayos, donde los alumnos descubren, con sus propias palabras, que escribir es mucho más que una tarea: es una forma de permanecer en el tiempo.
Voces jóvenes sobre el origen de la palabra escrita
“La escritura fue mucho más que un invento: fue el inicio de la historia y del pensamiento humano organizado. Gracias a ella, las civilizaciones pudieron comunicarse, dejar registro de sus conocimientos y aprender de su propio pasado. Es impresionante pensar que unas simples marcas sobre piedra, arcilla o papiro se convirtieron en la base de todo lo que hoy conocemos: la educación, la ciencia, la literatura y la cultura. La escritura permitió que las ideas no se pierdan con el tiempo, sino que se transmitieran de generación en generación, ayudando a construir sociedades más justas y sabias. Reflexionar sobre su importancia nos recuerda que escribir no es solo poner palabras, sino dejar huellas que pueden cambiar la forma en que comprendemos el mundo y nuestra historia como humanidad.”
— Jade Aragón, 1°B
“Reflexionar sobre la historia de la escritura cuneiforme me hace comprender que este invento fue mucho más que un sistema de símbolos: fue el comienzo de la memoria humana. A través de esas antiguas tablillas, los pueblos mesopotámicos lograron conservar sus pensamientos, creencias y conocimientos, dejando una huella que aún podemos leer miles de años después. Gracias a ellos, la humanidad aprendió que escribir es una forma de vencer el olvido y de darle sentido a la existencia. Para mí, la escritura representa la capacidad del ser humano de trascender el tiempo y comunicarse con generaciones que todavía no existen. Cada signo grabado en arcilla fue un acto de esperanza, una manera de decir: “yo estuve aquí” y de compartir lo aprendido.”
— Raquel Ávila, 1°B
“La escritura ha sido desde sus orígenes una de las herramientas más poderosas que ha desarrollado la humanidad para preservar su memoria y expandir su conocimiento. Antes de que existiera la posibilidad de registrar las ideas por medio de símbolos y palabras escritas, el conocimiento se transmitía oralmente, lo que implicaba un alto riesgo de pérdida o alteración con el paso del tiempo. La invención de la escritura representó un punto de inflexión: permitió fijar pensamientos, hechos históricos, descubrimientos científicos y expresiones culturales de manera duradera y accesible.”
— Camila Baquier, 1°B
“En lo personal, considero que la escritura fue uno de los mayores avances que cambió por completo la forma de vivir y de organizarnos. Gracias a ella, todas las civilizaciones pudieron comunicarse mejor, conservar sus conocimientos y construir sociedades. Si no existiera la escritura, no habría leyes, historia ni educación. Es impresionante cómo algo que empezó con simples dibujos o símbolos en piedra y arcilla se convirtió en la base de toda nuestra cultura.”
— Nila García, 1°B
“La escritura en Mesopotamia representó mucho más que un medio de comunicación: fue el pilar sobre el cual se edificaron las primeras civilizaciones. Gracias a ella, los pueblos sumerio, acadio y babilonio pudieron organizar sus sociedades, administrar recursos, preservar su religión y transmitir su conocimiento. La evolución de los signos cuneiformes refleja también la evolución del pensamiento humano: del dibujo concreto a la abstracción simbólica, del registro económico a la literatura y la filosofía.”
— Mía Martínez, 1°B
“La escritura cuneiforme cambió la historia del mundo. Permitió a las personas comunicarse, conservar sus pensamientos y compartir conocimientos que todavía hoy podemos leer miles de años después. Me parece impresionante cómo algo tan simple como una marca en la arcilla pudo convertirse en el inicio de la educación, la ciencia, la literatura y la historia escrita.”
— Gael López, 1°B
“La invención de la escritura en Mesopotamia no solo transformó la forma en que los pueblos sumerios, acadios y babilonios administraban sus recursos, sino que también abrió el camino hacia la construcción de una memoria colectiva. Su evolución de simples pictogramas a signos fonéticos permitió plasmar tanto lo cotidiano como lo espiritual, integrando el mundo material con el simbólico.”
— Valentina Núñez, 1°B
“Después de investigar sobre el tema, me sorprendió saber lo antigua que es y lo avanzada que fue la civilización que la creó. Aprendí que la escritura no solo sirvió para comunicar, sino también para pensar y recordar. Escribir es una forma de permanecer, de no ser olvidados.”
— Ángela García, 3°A
“Aprender sobre la escritura cuneiforme fue algo muy importante. Me di cuenta de que la escritura cambió todo. Hoy muchos no valoran lo que representa, pero después de este proyecto la veo como una forma profunda de expresión. Desde hace miles de años, escribir tiene un poder enorme.”
— Dibenhi González, 3°A
“Lo que más me sorprendió fue la capacidad de aquellas civilizaciones para plasmar sus ideas con símbolos simples. La escritura cambió la forma de pensar y nos ayudó a formar creatividad. Ahora sé que escribir es una manera de expresar lo que somos y de dejarlo para los que vendrán.”
— Leonardo Sariñana, 3°A
“Me impresionó cómo el texto de Behistún fue clave para comprender la escritura cuneiforme. Este proyecto me dejó claro que los textos siempre han estado presentes en la vida humana y siempre los necesitamos para comprender nuestra historia, ya sea en arcilla, piedra, papel o en una pantalla electrónica.”
— Renata Ovando, 3°A
“La invención de la escritura cambió todo: ayudó a comunicarnos, aprender y crear. Así como en su tiempo la escritura fue algo nuevo e incluso extraño, creo que hoy las redes sociales cumplen un papel similar. Con el tiempo serán también una forma de expresión y memoria.”
— Nahla Velarde, 3°A
“Me sorprendió descubrir que la escritura no nació en la Edad Media, sino miles de años antes en Mesopotamia. Este largo proceso nos dio el abecedario y con él, las formas de pensamiento, expresión e historia que hoy nos definen.”
— Christopher Barragán, 3°B
“La escritura cuneiforme fue la base de la organización y el pensamiento humano. Fue el lenguaje del conocimiento, del aprendizaje y de la sabiduría. Nos formó como civilización y como seres pensantes.”
— Renata Díaz, 3°B
“La escritura cuneiforme fue más que notas administrativas e inventarios. Fue una forma de conocimiento que perduró siglos y que hoy sigue viva en nuestra forma de comunicarnos. Me hizo valorar el poder que tiene escribir para que algo no se pierda.”
— Camila Ramírez, 3°B
“Aprender sobre la escritura cuneiforme me hizo comprender lo importante que es la palabra escrita. Hoy usamos computadoras y teléfonos, pero seguimos haciendo lo mismo que los sumerios: escribir para recordar, compartir y aprender. Nuestros emojis son como pictogramas modernos; cambiaron las herramientas, pero la intención sigue siendo la misma: dejar huella.”
— Christopher Valenzuela, 3°B
Leer a mis estudiantes me confirma que la curiosidad y el asombro siguen siendo los motores del aprendizaje. La escritura, como bien señalaron ellos, no solo es un invento: es una herencia espiritual, un puente entre tiempos, una forma de permanecer. Enseñar su historia es, de algún modo, recordar que cada palabra escrita —ya sea en una tablilla de arcilla o en la pantalla de un celular— es una chispa de eternidad.
La escritura nació como un acto práctico —para contar cosechas o registrar acuerdos—, pero terminó convirtiéndose en el hilo invisible que une el pasado con el presente. Hoy, en las aulas juarenses, esa misma escritura revive cada vez que un estudiante toma un cuaderno, redacta una historia o expresa una idea. Porque escribir, como decía Sagan, sigue siendo la forma más silenciosa y mágica de conversar con la eternidad.

Marduk Silva
Licenciado en Historia por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Profesor en Preparatoria Lobos de la Universidad de Durango Campus Juárez y en la Escuela Preparatoria Luis Urias.
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