No se trata solo de murales coloridos o presentaciones culturales en las plazas; se trata de recuperar la identidad, reconstruir el tejido comunitario y devolverle sentido a la palabra “colectivo”. México ha entendido, a lo largo de su historia, que la cultura no es un lujo, sino una necesidad. Y hoy, más que nunca, mantener vigentes las estrategias culturales que acercan el arte a la gente es vital para construir ciudades más humanas y esperanzadoras.
Un ejemplo contundente de ello se vive en nuestra frontera que por años ha sido símbolo de contrastes: de violencia y resiliencia, de olvido y renacimiento. En ese contexto nació “El Centro se Pinta Solo”, un festival que ha convertido las paredes deterioradas del centro histórico en lienzos de expresión y orgullo. Lejos de ser una iniciativa decorativa, este proyecto ha transformado la manera en que los juarenses habitan su ciudad. Donde antes había muros grises, ahora hay historias, rostros, colores y mensajes de resistencia. Cada mural es un acto de recuperación simbólica: la recuperación del espacio, de la memoria y de la dignidad colectiva.
El impacto de este tipo de programas va más allá de lo visual. El arte callejero, cuando se impulsa desde la comunidad, fomenta la participación ciudadana y promueve la convivencia. Niños, jóvenes y artistas locales se encuentran para crear juntos, para dialogar a través del color. Y en ese proceso, lo que antes era un rincón abandonado se convierte en un punto de encuentro. “El Centro se Pinta Solo” no solo embellece el entorno: lo resignifica. Enseña que la cultura puede ser una estrategia de paz, un instrumento de transformación emocional y social.
Otro gran ejemplo de ello es “Harto Arte”, en Morelia, un festival que celebra la diversidad creativa y que ha logrado posicionarse como un espacio de libertad y reflexión. A través de exposiciones, performance, música, encuentro y muralismo, “Harto Arte” ha hecho del arte una voz de denuncia y esperanza. Ha demostrado que cuando las instituciones culturales y las comunidades trabajan de la mano, los resultados son profundos y duraderos.
En este punto, vale la pena resaltar el papel crucial de la gestión cultural independiente, esa fuerza muchas veces invisible que hace posible que estos proyectos existan y perduren. Son los gestores culturales —colectivos, artistas y promotores que operan desde la autogestión— quienes logran abrir espacios donde antes no los había, quienes movilizan recursos, voluntades y sueños. Su trabajo, lejos de depender totalmente de estructuras gubernamentales, nace del compromiso con la comunidad y del deseo de transformar la realidad desde la base. Sin su impulso, muchos de los festivales y movimientos culturales que hoy dan vida a las ciudades mexicanas simplemente no existirían.
La gestión cultural independiente complementa y potencia las políticas públicas. Mientras los gobiernos aportan estructura, los colectivos aportan sensibilidad, cercanía y creatividad. En una época donde los presupuestos culturales son limitados, el trabajo de los gestores se vuelve esencial para mantener viva la llama de la cultura. Su labor demuestra que el arte también puede organizarse, planearse y sostenerse con visión y constancia, sin perder su espíritu libre.
El arte tiene el poder de sanar. De recordarnos que somos parte de algo más grande, que compartimos historias, dolores y sueños. Cuando un niño pinta un mural o una joven baila en una plaza pública, están ejerciendo su derecho a imaginar un futuro distinto. Y esa imaginación, esa posibilidad de ver lo que aún no existe, es la semilla de toda transformación real.
México necesita más color, más arte y más gestión cultural comprometida. Porque cuando el arte llega a las calles, las calles también se llenan de vida. Y una ciudad que se pinta sola, en realidad, es una ciudad que ha decidido volver a soñar. Gracias por leer, yo soy Daniela Gonzalez Lara.

Daniela González Lara
Abogada y Dra. en Administración Pública, especializada en litigio, educación y asesoría legislativa. Experiencia como Directora de Educación y Coordinadora Jurídica en gobierno municipal.


