Durante las últimas tres décadas el país ha mantenido niveles de crecimientos lentos, pero estables, hasta 2018 el país había conservado un incremento anual del PIB de alrededor del 3%, sin embargo, las expectativas para 2019, son poco alentadoras, previendo que el país crezca a niveles de apenas el 1.6%.
De acuerdo con los análisis publicados recientemente por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la economía mexicana está creciendo a ritmo moderado, sustentada por un fuerte marco macroeconómico y por exportaciones sólidas asociadas con la profunda integración del país en las cadenas globales de valor, sin embargo, se requiere una nueva estrategia para estimular el crecimiento, reducir los altos niveles de pobreza y desigualdad, y mejorar el bienestar para todos los mexicanos.
Los retos de la economía mexicana van más allá de incrementar el crecimiento económico, sino que se requieren acciones concretes que eleven el bienestar social. Siendo prioritario que la política social y económica se enfoque en: revertir el bajo nivel de vida y el estancamiento de la productividad, modificar el deficiente rendimiento educativo, el débil Estado de derecho, así como los obstáculos a la competencia y la informalidad generalizada. 
En el Estudio, la OCDE proyecta un crecimiento de alrededor de 1.6% este año y de 2.0% en 2020, en el contexto de una economía mundial en proceso de desaceleración y las crecientes tensiones comerciales que entrañan el riesgo de afectar la exportación, la inversión por parte del sector privado y las cadenas globales de valor.
El reporte también reconoce que los indicadores que se deben plantear como estrategia para reactivar y acelerar la economía mexicana son: garantizar una reducción del gasto administrativo de gobierno y canalizar recursos a programas sociales, reducir los altos niveles de pobreza, reducir las disparidades regionales, incrementar la inversión en salud, educación e investigación y desarrollo, así como incrementar la inclusión financiera, el acceso a créditos a PYMES y la participación laboral.
En definitiva, cada nueva administración pública debe enfrentarse a cambios sustanciales en el esquema de funcionamiento, no sólo porque existe una curva de aprendizaje sino porque cada gobierno genera su propio plan de trabajo y líneas de acción específicas, esperando que, la curva de aprendizaje no sea demasiado costosas para el bienestar de la economía mexicana y que además se establezca un Plan Nacional de Desarrollo coherente con las capacidades y necesidades del país.
Lic en Economía de la UACJ y Candidata al Grado de Maestra en Ingeniería Económica por la Universidad la Salle. Columna semanal sobre temas de economía, finanzas, política y sociedad.
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