“La delincuencia organizada es la actividad delictiva de un grupo estructurado de tres o más personas que existe durante cierto tiempo y que actúa concertadamente con el propósito de cometer uno o más delitos graves con miras a obtener, directa o indirectamente, un beneficio económico, político u otro beneficio de orden material violentando severamente las leyes vigentes para la convivencia social”.
Cometemos el error de usar indistintamente los conceptos de crimen organizado y organizaciones criminales generalizando así el concepto. Ambos conceptos hacen referencia a un grupo de personas que, buscando alcanzar sus objetivos (que pueden ser de riqueza, poder, terror, exterminio, abandono, aniquilamiento, fraude, asesinato, secuestro, prostitución, trata de blancas, tráfico de órganos e infantes, etcétera), realizan acciones que van en contra de las leyes establecidas y vigentes para la sana y correcta convivencia social.
La diferencia central entre crimen organizado y grupo criminal, es que en el primero (crimen organizado) existen personas con los vínculos políticos y judiciales suficientes y necesarios para evitar ser perseguidos por los delitos que cometen o evitar la pena o castigo de los mismos, y el organizaciones criminales no tiene estos vínculos, son aislados y desvinculados, son bandas locales.
El término de crimen organizado se ha utilizado recientemente para señalar a grupos de personas que se dedican a traficar drogas, personas, cometer secuestros, asesinatos, entre otros delitos.
Lo más cómodo, entendible y aceptado, es llamar a esos grupos como Delincuencia Organizada porque en el transcurso del tiempo llegan a un alto grado de evolución y perfeccionamiento de sus actividades criminales que rebasan los límites de control y contención gubernamental, desarrollan sistemas tipo empresarial piramidal bien estructurado, sus células de protección se encuentran incrustadas en ámbitos de poder y tienen sus objetivos perfectamente bien definidos, obran y actúan con relativa impunidad y están adecuadamente bien armados con toda una estructura criminal en nómina.
La delincuencia organizada ha evolucionado a tal grado que puede alcanzar desestabilizar un país, región o municipio y enfrentar a las fuerzas armadas y policías con la misma capacidad de fuego y, algunas veces, hasta la misma capacidad de logística por contar entre sus filas a personal que sirvió alguna vez a las fuerzas armadas.
Sea crimen organizado o organizaciones criminales (Delincuencia Organizada) hoy en día en nuestro país están armados y con capacidad de respuesta, con capacidades financieras y de rápida movilidad territorial, algunos son grupos sincronizados de amplio espectro.
La delincuencia organizada hoy es uno de los problemas más grandes que sufre la humanidad en general. Cabe mencionar que este tipo de organización cuenta con una cabeza y con individuos disciplinados, todos siguiendo un mismo objetivo. La delincuencia organizada se ve alimentada por la falta de educación y la carencia de valores. Los diferentes tipos de delincuencia organizada siempre han existido, desde épocas inmemoriales, pero claro no con las dimensiones que hoy existen y con el nivel de sangre fría con el que se desarrollan y tratan de imponer su voluntad.
Es tremendamente penetrante su actividad en la sociedad, ayudada por los cinturones de pobreza y la ambición, que la actividad delincuencial genera aspiración por la cantidad enorme de dinero que se mueve en el sistema, y a la vista de la sociedad, con toda impunidad que se convirtió en un fuerte atractivo a cualquier nivel social, aunado a que los medios de comunicación han sido el instrumento de promoción de la actividad delincuencial al exhibir sin recato alguno la riqueza que los rodea, una riqueza fortuita, salvo para los grandes cabecillas camuflados de los delincuentes, los verdaderamente beneficiados de la cadena del dinero, de fuego y sangre.
Son enormes los ejércitos de personas los que se mueven en el sistema delincuencial, son miles los que tienen, y logran, los beneficios de la actividad delictiva y en todos los niveles, desde el sicario hasta el lavado de dinero recorriendo toda la estructura, miles de gentes viviendo de la delincuencia, hasta el sistema financiero mundial porque no me dirá usted, estimado lector, que guardan los dineros bajo el colcho como los bisabuelos, si así fuera imagine las montañas y montañas de dinero por todo el planeta.
Pues bien, todas esas personas que viven y medran del sistema piramidal delincuencial nadie los obligó a pertenecer a los grupos criminales, están ahí por decisión propia, esas personas decidieron por sí mismos estar ahí, medrar de ahí y satisfacer sus cortas expectativas de vida ahí… son miles y miles que por propia voluntad se arrendaron a la Delincuencia Organizada… con todas sus consecuencias.
Como consecuencia de sus propias decisiones esas personas que se dedican de una otra forma a delinquir para las organizaciones piramidales y de las bandas de delincuentes se sujetarán a los códigos que las organizaciones dicten siendo las principales violaciones la deslealtad, la traición y la invasión de territorios que lleva como pena la muerte.
Quienes están dentro de la delincuencia organizada en cualquier parte de la estructura criminal se rigen por el mismo código, y lo sabe porque fue su decisión al aceptarlo.
Por lo tanto cada quien de los miles y miles de “empleados” que tienen los criminales por voluntad propia son responsables de sus propios actos y consecuencias y, al no tener nada y de pronto a tenerlo todo, más las oportunidades del más fuerte saben que los hace blanco del castigo y los persigue la muerte, pero así lo decidieron ellos, nadie los obligó, están ahí por su gusto quedando sin derecho a reclamarle a nadie su suerte, más que a ellos mismos.
En el país se contabilizan los muertos como resultado de hechos violentos y en esas sumas por supuesto abarcan los muertos de la delincuencia organizada los cuales representan los porcentajes más altos, altísimos, la suma de esas muertes son a diario y en volumen y suman haciendo las cifras totales aterradoras.
Nadie los obligó, están por su gusto y obvio es que el resultado de sus decisiones tengan las consecuencias resultantes como el ser asesinados por propios, rivales o las fuerzas del orden, lo más barato que les pueden salir sus decisiones son ir a la cárcel donde ahí también estarán a merced de la muerte.
Obviamente que alrededor de los criminales asesinados, y contabilizados, existen familias que sufrirán las consecuencias pero, sin ser culpable la sociedad, ésta cargará las consecuencias de las decisiones que tomaron los asesinados y, por supuesto, los programas gubernamentales para solventar las consecuencias de esas muertes en las familias y serán una carga para la sociedad toda, más lo que genera esa situación de resentimientos y frustraciones, además de enconos, en los hijos y familiares de los muertos en el futuro, detonando la amplia posibilidad de nuevos delincuentes.
El criminal no nace, se forma, y proviene como consecuencia de un paternalismo gubernamental al permitir la exhibición masiva en los medios de comunicación de las bondades y riqueza que se detonan en las actividades criminales, despertar la ambición de la riqueza derivada de la actividad criminal, con amplia promoción estelar.
Ante la imposibilidad de lograr riqueza como resultado del esfuerzo, la preparación y el emprendimiento les han detonado la empatía hacia la riqueza que genera la delincuencia organizada y los resultados están a la vista y contabilizados en muertos.
Son los mismos criminales los que ordenan las muertes por diferentes razones y motivos, son ellos mismos los que hacen la limpieza de su actividad, una actividad que se asumió por voluntad propia.
Entonces… ¿Por qué llorar los muertos de la delincuencia organizada?
Lamentable son las muertes que algunos le llaman “daños colaterales” y son esas muertes por las que nos deberíamos ocupar como sociedad.
Son tan fuertes los intereses que promueven y rodean la delincuencia organizada que esto buscarán por cualquier medio evitar que las fuerzas del orden contengan las acciones delincuenciales de permear a la sociedad con la violencia y la muerte.
Y la muestra clara es la negativa de los opositores (PAN-PRD-MC) a que las fuerzas armadas continúen hasta el 2028 en las calles participando con las policías estatales. Ahí está la muestra más que clara de lo poderosos que son los delincuentes, la negativa proviene de la necesidad de darle espacios libres a la delincuencia organizada, libre de la misma capacidad de fuego para darles superioridad sobre las policías locales.
¿Quién es la punta de la pirámide?
¿Quién los armó?
¿Quiénes mueven los recursos financieros de los delincuentes?
Raúl Sabido
Egresado de la Facultad de Comercio y Administración por la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Su desarrollo profesional ha sido en empresas privadas en posiciones directivas donde a logrado acumular 42 años de servicio.
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