La Asociación de Jóvenes Esperanza de la Fraternidad (AJEF) es un grupo juvenil creado por el masón cubano Fernando Suárez Núñez el 15 de enero del año de 1936, en el seno de la Respetable Logia Simbólica Perseverancia. Vamos a revisar el contexto previo del surgimiento de esta institución, la década de 1930 es para Cuba años de conflicto, tensiones, aciertos y desaciertos. En 1933 se convoca en una huelga general para derrocar el gobierno de Gerardo Machado para instaurar un nuevo sistema político, sin embargo; los siguientes años serían de presidencias efímeras que pusieron en evidencia la debilidad del gobierno y con ello, inestabilidad política. Fenómeno que ocurrió en muchos países hispanoamericanos, en cuyas pugnas políticas intervinieron hombres de todo tipo, probablemente también miembros de la masonería.
En este ambiente de incertidumbre, Fernando Suárez Núñez va estar trabajando la idea del AJEF inspirado en los fundamentos de la masonería y de los postulados de José Martí; con la finalidad de transmitir los ideales de libertad, igualdad y el sentido de pertenencia a América, este último será el más acentuado. Fue durante las presidencias de Manuel Agripino Barnet y Vinageras (1935-1936), Miguel Mariano Gómez (1936) y Federico Laredo Bru (1936-1940) cuando se presenta formalmente el proyecto del AJEF el 15 de enero de 1936, no obstante, enseguida surge la primera Logia AJEF el 9 de febrero de 1936, en la Habana cuyo nombre fue “Esperanza” No.1. El éxito de esta nueva institución, recorrería de manera discreta todo el territorio insular, que para 1938 se calcula que había alrededor 5,000 ajefistas.
Finalizando la década de 1930, también lo estaba siendo el gobierno de Lázaro Cárdenas. Uno de los presidentes de la era posrevolucionaria y quien comienza a institucionalizar a México para la reconstrucción nacional. Este periodo abarcó de 1934 a 1940, Cárdenas fue un presidente que se esforzó en mejorar las condiciones de vida de muchos mexicanos que vivían en la pobreza. Esto fue a través de la creación del Ejido, la repartición de tierras a los campesinos, la fundación de la Confederación de Trabajadores de México (CTM); para darles voz a los obreros, base de la nueva clase media pujante y que, además, eran pieza clave en la reindustrialización nacional y motor de la economía del siglo XX.
Fue en este contexto que llega a la costa de Veracruz el beisbolista y masón cubano Martín Dihigo, que hasta donde sabemos, estuvo en más de una ocasión en territorio nacional. Pero fue en el puerto de Veracruz donde comenzó a sembrar la idea del AJEF para la masonería mexicana, mientras jugaba con el equipo El Águila de Veracruz durante el bienio de 1937-38. El resultado fue la fundación de la primera Logia AJEF llamada Benito Juárez no. 1 allí mismo.
Será en este tejido que México comienza a experimentar una dinámica económica y social variada, será pues, en la década de 1940 que el ilustre beisbolista se trasladará al norte del país, a Torreón, Coahuila a cumplir la promesa de hacer campeones a los algodoneros de la Unión Laguna cuyo campeonato obtendrán en 1942. Este dato va a ser significativo, 1940, porque es la coyuntura del fin del sexenio de Cárdenas y el comienzo de Ávila Camacho y la llegada de Dihigo a Torreón cuyo municipio está cercano a la capital de Chihuahua sede de la Gran Logia Cosmos y al siguiente año, la redacción de los Estatutos para las logias Ajefistas de Chihuahua. Paralelamente al contexto nacional, la masonería chihuahuense también comienza su reconstrucción interna y parte de ésta renovación es la propagación del Ajefismo, siendo la Logia AJEF Simón Bolívar no. 3 una de las que más participación tuvo en aquella década.
Licenciado en Historia por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Profesor en Preparatoria Lobos de la Universidad de Durango Campus Juárez y en la Escuela Preparatoria Luis Urias.
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