Cierre Económico 2025: señales de desaceleración estructural y riesgos para la competitividad nacional.
El desempeño económico de México en 2025 confirma un escenario de desaceleración estructural, caracterizado por la pérdida de dinamismo industrial, la reducción de la inversión productiva y un incremento sostenido en los niveles de incertidumbre política, regulatoria y comercial.
Los datos disponibles no solo describen un ciclo económico adverso: evidencian una fragilidad competitiva que compromete el desempeño del país en 2026 y su posición estratégica rumbo a la revisión del T-MEC en 2026-2027.
1. Desempeño macroeconómico: señales claras de enfriamiento. El PIB nacional registró una contracción de -0.3% trimestral en el 3T-2025, marcando el primer retroceso en cuatro años. Este comportamiento confirma: agotamiento del ciclo de crecimiento postpandemia, menor tracción manufacturera y debilitamiento de los componentes de inversión.
Aunque el consumo privado muestra resiliencia —apoyado por remesas superiores a 62 mil millones de dólares anuales y transferencias públicas—, no compensa la caída en la formación de capital fijo, hoy el indicador más preocupante del cierre del año.
Inversión fija bruta, Variación anual aproximada: -4.1%, niveles más bajos de la última década en inversión pública (< 3% del PIB), inversión privada en pausa por riesgo regulatorio, energético y de seguridad. La economía puede mantener actividad sin inversión; lo que no puede es sostener productividad, empleo formal y competitividad.
2. Mercado laboral: crecimiento cuantitativo, deterioro cualitativo. El empleo formal reportado por el IMSS aumentó en términos netos durante el año; sin embargo, el análisis sectorial revela tendencias preocupantes: desaceleración del empleo industrial, crecimiento predominante en servicios de baja productividad, expansión de esquemas informales y de plataforma digital, salarios reales estancados en sectores manufactureros.
El país está absorbiendo fuerza laboral, pero no está generando valor agregado. El riesgo: consolidar un mercado laboral extenso pero poco competitivo.
3. Factores de incertidumbre que inhiben la inversión. La desaceleración no es únicamente económica, es multidimensional:
a) Riesgo político-regulatorio: reformas aceleradas sin análisis de impacto, tensiones entre poderes, cambios normativos con efectos sobre energía, comercio y justicia. La ausencia de previsibilidad normativa incrementa el costo de oportunidad para invertir.
b) Inseguridad económica. Empresas reportan aumentos en: costos de transporte, seguros, protección y logística, pérdidas directas por robo y extorsión. El impacto estimado de la inseguridad supera el 1.4% del PIB, afectando particularmente al sector exportador.
c) Riesgos comerciales con EE. UU. La proximidad del proceso de revisión del T-MEC acentúa tensiones en: energía, cumplimiento laboral, subsidios industriales, y políticas ambientales. Una disputa formal pondría en riesgo más del 82% de las exportaciones nacionales.
4. Perspectivas para 2026: crecimiento insuficiente y rezagos estructurales. Instituciones financieras coinciden: PIB 2025: 0.5%–1.5%, PIB 2026: 1.6%–1.9%, recuperación sostenida: hasta 2027.
El país crecerá, pero por debajo de su potencial, debido a:insuficiencia energética, conflictividad regulatoria, infraestructura rezagada, ausencia de una agenda industrial moderna, debilidad del Estado de derecho. México podría crecer al 3.5–4%, pero opera persistentemente debajo del 2%.
5. Actividades secundarias: el principal foco de deterioro. El sector industrial concentra los signos más claros de pérdida de competitividad: Construcción, estancamiento en edificación y obra civil, inversión privada en vivienda en caída de -15% anual, proyectos públicos con avance rezagado y sobrecostos.
Manufactura impactada por: la desaceleración económica de EE. UU., los costos energéticos crecientes, la saturación logística, y una matriz energética insuficiente. La manufactura —motor del nearshoring— pierde ritmo justo cuando debía acelerarlo.
Energía, más de 200 proyectos detenidos desde 2021 por indefiniciones regulatorias. Sin energía suficiente y competitiva, el nearshoring se vuelve un concepto retórico.
El deterioro industrial afecta directamente: empleo formal, exportaciones, ingresos fiscales,productividad total de los factores (PTF).
6. Condiciones favorables, pero insuficientes sin certidumbre. Política monetaria, el ciclo de flexibilización del Banco de México (tasas cercanas al 9%) podría generar un entorno más favorable para el crédito productivo. Demanda interna estable, el consumo se sostiene gracias a las remesas y al gasto social. Pero no hay crecimiento sostenible sin inversión y sin industria.
Conclusión: México requiere una agenda económica pro-competitividad, no solo contención macroeconómica. El cierre del 2025 deja claro que México no enfrenta una crisis cíclica, sino un desgaste estructural.
Para recuperar dinamismo y aprovechar el nearshoring, el país necesita:
1. Certidumbre regulatoria y política
2. Estrategia energética viable y de largo plazo
3. Infraestructura logística con visión 2030
4. Seguridad pública que reduzca costos de operación
5. Un marco industrial moderno, competitivo y alineado a cadenas globales
La estabilidad macroeconómica ya no es suficiente, Se requiere productividad, inversión, energía, seguridad y Estado de derecho.
México no puede seguir administrando la desaceleración, debe corregir rumbo si quiere competir en serio.



