Pues agárrense, porque el gobierno de Claudia Sheinbaum ha decidido que la solución a la epidemia de obesidad y diabetes es exprimirnos más: duplicará el impuesto al refresco de 1.64 a 3.08 pesos por litro, con la meta de recaudar 35 mil millones de pesos.
Pero ¿saben qué? Las cifras no mienten, a pesar de los incrementos graduales a los impuestos en los refrescos en los últimos 7 años, y de poner los hexágonos – que nadie lee – a la comida chatarra: la obesidad ha subido del 36.1% en 2018 al 37.5% en 2024, y la diabetes del 16.8% al 18.5%, según la ENSANUT. ¡Y sigue subiendo!
En lugar de atacar las causas de fondo, la 4T prefiere sacarnos más lana mientras el sistema de salud se cae a pedazos y el barril sin fondo de PEMEX chupa recursos. ¡Basta de impuestos disfrazados de salud! Exigimos un gobierno que optimice el presupuesto, reactive programas efectivos y deje de culpar a los expresidentes por su propia ineficiencia.
El gobierno presume que los 35 mil millones del nuevo impuesto al refresco serán la salvación, pero el truco es viejo: desde 2014, el IEPS a bebidas azucaradas no ha bajado la obesidad ni la diabetes. En 2018, el consumo de refresco per cápita era de 135 litros, y para 2024, apenas bajó a 130, según el INSP. ¿Por qué? Porque subir impuestos sin educación nutricional o acceso a alternativas es como recetar aspirinas para un infarto.
Los mexicanos, con 45 millones en pobreza (CONEVAL 2024), no cambian el refresco por agua embotellada que cuesta lo mismo o más. La industria refresquera, mientras tanto, se frota las manos: suben precios, trasladan el impuesto y siguen vendiendo. ¡Qué bonito es “cuidar la salud” mientras el pueblo paga el pato!
Obesidad y diabetes: una epidemia que el gobierno ignora
Los números son un golpe seco: obesidad en 37.5% de adultos (77% con sobrepeso), diabetes en 18.5% (~14 millones de casos), y prediabetes en 22.1% en 2022. En siete años, la obesidad creció 1.4 puntos y la diabetes 1.7, con un control glucémico deficiente en 54% de los casos. ¿Y qué hace la 4T? Recauda impuestos mientras recorta el presupuesto de salud: en 2019, el programa contra obesidad perdió 92% de su fondeo, y el PrevenIMSS, que ofrecía chequeos y talleres, está en el olvido. Clínicas saturadas, desabasto de insulina en zonas rurales y un gasto en salud de solo 6.2% del PIB (la mitad de Chile) muestran la verdad: no hay impuestos saludables, solo bolsillos exprimidos.
PEMEX: el barril que nos hunde
Mientras Sheinbaum culpa a Calderón y Peña por el endeudamiento de PEMEX, la petrolera sigue siendo un pozo sin fondo. En el sexenio de AMLO, su deuda alcanzó los 106 mil millones de dólares, según Reuters, y en 2024, absorbió 1.2 billones de pesos del presupuesto, más que todo el gasto en salud. ¿Y los resultados? Producción estancada en 1.8 millones de barriles diarios y refinerías como Dos Bocas que no refinan.
Esos 35 mil millones del refresco podrían financiar 50 millones de pruebas de diabetes o 10,000 clínicas de prevención, pero no: mejor seguir tapando el hoyo de PEMEX mientras el pueblo se enferma.
La estrategia de Sheinbaum es clara: “culpar al pasado, ignorar el presente” culpar a expresidentes mientras el presupuesto se despilfarra en obras faraónicas y programas clientelares. Los “nuevos” programas del bienestar suenan a reciclaje de los de AMLO, sin atacar la raíz de la obesidad: pobreza, sedentarismo (80% de adultos inactivos) y dietas chatarra. En lugar de optimizar el gasto, la 4T centraliza todo, dejando a los estados sin recursos para clínicas o campañas locales.
Y mientras el discurso oficial señala a Calderón y Peña, la diabetes mata a 100,000 mexicanos al año, y el gobierno prefiere recaudar que prevenir. ¡Vaya transformación, donde el pasado es la excusa y el presente un desastre!
Para frenar esta epidemia, dejemos de exprimir bolsillos y actuemos con cabeza.
Primero, bajar el costo del agua: subsidiar al 50% el agua embotellada y garantizar bebederos gratuitos en escuelas y plazas.
Segundo, reactivar PrevenIMSS con 100 mil millones de pesos anuales: chequeos masivos, talleres nutricionales y seguimiento a prediabéticos.
Tercero, optimizar el presupuesto: redirigir el 20% del fondeo de PEMEX (240 mil millones) a salud, con auditorías públicas para evitar desvíos.
Cuarto, educación masiva: campañas en TV y redes que enseñen a leer etiquetas y cocinar sano, no solo a pagar impuestos.
Y quinto, regular de verdad: multas a refresqueras por publicidad engañosa y límites al azúcar en productos infantiles. ¡Basta de culpar al pasado! Queremos un gobierno que cure, no que cobre.
Mexicanos, la obesidad y la diabetes nos están matando, y el gobierno responde con impuestos que no curan y culpas que no sirven. Exigimos un México donde la salud sea prioridad, no un pretexto para recaudar mientras PEMEX y los programas clientelares se traga el presupuesto. ¡No más parches, no más excusas!
Sheinbaum, optimice el gasto, reactive la prevención y deje de exprimirnos. Queremos vivir sanos, no pagar por enfermar.
¡México, que la salud no sea un lujo ni la transformación un cuento!

César Calandrelly
Comunicólogo / Analista Político


