El viaje de “Andy” López Beltrán, secretario de Organización de Morena, dejó más que postales bonitas desde Japón. Dejó en evidencia una contradicción que el movimiento no logra quitarse de encima: el discurso de austeridad frente a la realidad de sus dirigentes. No es lo mismo hablar de “vivir en la justa medianía” que tomarse un desayuno en el hotel Okura de Tokio, un cinco estrellas, y pasear por tiendas exclusivas.
El tema escaló rápido. Luisa María Alcalde, presidenta del partido, salió a marcar distancia, recordando que “el poder es humildad” y que los líderes de Morena deben predicar con el ejemplo. No era la primera vez: ya antes la presidenta Claudia Sheinbaum había hecho llamados similares, tras los viajes de Ricardo Monreal y Mario Delgado por Europa.
Pero esta vez el asunto pesa más. No es cualquier militante: es el hijo del expresidente López Obrador. Y ahí el mensaje de “no somos iguales” se tambalea. Porque la narrativa no se construye con discursos, sino con hechos, y los hechos muestran a figuras clave en aeropuertos internacionales, hoteles de lujo y restaurantes de primer nivel.
En Morena intentan contener la polémica con nuevas reglas: prohibición de viajes en primera clase y un endurecimiento de las normas de austeridad a partir de 2027, además de cerrar el paso a herencias políticas para 2030. Pero una cosa es el reglamento y otra muy distinta la percepción. Y en ese terreno, la imagen de unidad y humildad está resquebrajándose.
En los pasillos ya se habla de fricciones. Alcalde y “Andy” no solo cargan con apellidos que pesan en la historia reciente del obradorismo; también con proyectos propios. Mientras ella busca reforzar disciplina interna, él sigue tejiendo redes y recorriendo estados, alimentando la idea de que podría estar construyendo su propio liderazgo.
Alcalde ha insistido en que los viajes fueron pagados con recursos personales, no con dinero público. Pero dejó claro el punto que más duele: aunque no haya corrupción, la incongruencia desgasta. Y si Morena se desgasta, preguntó, “¿qué le queda de alternativa a este país?”.
El verdadero desafío está en el 2027. Morena no solo tendrá que demostrar que sigue siendo competitivo electoralmente, sino que todavía conserva credibilidad. La gente votó por un cambio que se prometió diferente al de antes, y las millas acumuladas de algunos dirigentes pueden convertirse en un lastre.
En política, como en los programas de viajero frecuente, no todos parten del mismo punto de embarque. La “justa medianía” sigue apareciendo en los discursos, pero a la hora de abordar, algunos parecen ya tener asiento asignado… y las millas acumuladas que, para 2027, podrían costarle caro a Morena.

David Gamboa
Mercadólogo por la UVM. Profesional del Marketing Digital y apasionado de las letras. Galardonado con la prestigiosa Columna de Plata de la APCJ por Columna en 2023. Es Editor General de ADN A Diario Network.


