Este día reinicio un tema y un programa de radio que he manejado desde que inicié mi carrera periodística. La Familia.
La Familia es Primero, es el nombre con el que desde hacer ya varias décadas comunico las fortalezas y las amenazas que esta institución universal tiene.
Debo recalcar que el nombre, que ha sido usado en campañas políticas y en iniciativas en algunos congresos del país, es uno que tengo registrado en la SEP, bajo el título de derechos de autor bajo mi nombre, con el número de registro correspondiente.
Nunca he reclamado el que se use, porque todo lo que se haga en favor de la familia, es para su bien. Lo que no quiere decir que la Familia, no esté bajo un ataque constante de parte de algunas ideologías o en segmentos de la cultura, Pero ese es otro tema.
Ahora bien, si de verdad la familia es primero —y no solo un eslogan para los muros de plataformas digitales o un numeral o “hashtag” en redes sociales— entonces hay que demostrarlo con hechos, con decisiones diarias que duelen, porque implican renuncia y sacrificio. No se trata de buenas intenciones, sino de prioridades.
En un mundo que relativiza todo, donde la economía aprieta a los hogares y la violencia acecha como perro rabioso en la esquina, decir “mi familia es primero” sin vivirlo es un autoengaño.
Los ejemplos son simples pero contundentes. Una pareja joven que decide no endeudarse hasta el cuello para aparentar en Instagram, está cuidando su futuro. Un padre que apaga la televisión y abre un libro con su hijo pequeño, está educando para la vida y no para el consumo. Una madre que se sienta a escuchar al adolescente confundido por la basura cultural que respira, está haciendo más por la sociedad que diez campañas del DIF juntas. Las que son importantes y positivas, pero no sustituyen a los padres. La labor de los abuelos que prefieren enseñar con su ejemplo de fidelidad, en lugar de retirarse al aislamiento cómodo, están construyendo un legado que ningún gobierno podrá legislar.
La cultura actual ofrece entretenimiento barato y desechable, pero a la familia se la construye con paciencia, con cenas compartidas, con conversaciones largas, con el testimonio que deja huella. No con discursos.
El verdadero “primero” de la familia no se grita, se vive. Se vive en cada cheque que no se malgasta, en cada decisión que protege a los hijos, en cada conversación que abre caminos y en cada herencia de valores que resiste al paso del tiempo.
Poner a la familia primero es la más grande de lasdecisiones y más, de las revoluciones. Y la única que vale la pena ganar. Ahí, El Meollo del Asunto
Daniel E. Valles
Periodista y comentarista de radio y televisión. "El Meollo del Asunto" y "La Familia es Primero" son sus principales herramientas periodísticas que se publican en medios impresos y digitales en diversas geografías de habla hispana.
Ha sido merecedor de diversos reconocimientos como conferencista y premios de periodismo, entre ellos, la prestigiosa Columna de Plata, que otorga la Asociación de Periodistas de Ciudad Juárez.
