Y contra todo pronóstico le robaron el show al senador Téllez, esta vez el presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno, nos mostró de qué está hecho y lo que vimos fue sumamente penoso: la violencia empujando al diálogo, así tal cual como se vio al golpeador Moreno, empujando, manoteando, siendo violento, haciendo para atrás la institucionalidad, porque no perdamos de vista, el senador Noroña estaba fungiendo como presidente de la Mesa Directiva de la Comisión Permanente, pero eso le importó poco al violentador. La emboscada terminará explotandoles en la cara.
No tiene caso hacer un recuento de lo sucedido el miércoles pasado en la que sería la última sesión de la Comisión Permanente, todo México lo vio, vaya, el mundo entero lo vio. Lo que sí toca hacer es revisar y puntualizar todo lo que ese acto refleja, evidencia, y que no es poco.
Una de las primeras cosas que, vaya, no es que no lo sepamos, pero no es lo mismo saberlo a que nos lo restrieguen en la cara, es cómo se ha normalizado la violencia como un reflejo de un liderazgo machista, y que no es más que un retroceso democrático sumamente peligroso para todas y todos. La idea que queda es que se vale usar la violencia para imponer respeto. Escuchar los “argumentos” de los priístas, iniciando con su “líder”, es que como Noroña no respetó el acuerdo, y él lo obligó a hacerlo, no importa si tenía que ser a golpes.
Y ha sido, debo confesarlo, sorprendente ver como este pretexto es compartido por muchas personas, por algunos medios de comunicación que señalan que al final del día, Noroña sí se lo merecía, que es más, cómo puede “lloriquear” si solo fueron empujones y no disparos o golpes secos…qué aceptan en realidad los que comparten estas explicaciones…pongamoslo en otro caso, que usted ha sido víctima de un asalto, pero como no se ven graves las heridas, entonces no cuentan y desestiman su condición, situación que pasan por cierto muchas mujeres que denuncian agresiones.
O por ejemplo, que el día que tomó protesta Calderón en la Cámara de Diputados, legisladores del ya extinto PRD, lo hubieran agarrado a golpes porque no respetó la constitución y llegó gracias a un fraude. No, no hay parangón, no hay pretextos, violencia es violencia y no hay una sola razón para justificar, sin embargo, ahí tenemos a Alito envalentonado con algunas decenas de “seguidores”, justificando que era necesario hacerlo, que a él no lo van a ningunear.
Lo cierto es que lo único que pasó el miércoles pasado es que senadores de espíritu porril rompieron una parte de la institucionalidad de este país, y como el no saber comportarse como una verdadera oposición, los ha llevado a extraviarse de tal forma, que difícilmente podrán regresar de ahí, acelerando y asegurando lo que es cada vez más inminente: su extinción, porque en México esos personajes ya no caben, la gran mayoría de las y los mexicanos, buscamos exactamente lo contrario, el crecimiento como nación y como ciudadanía.
México es un país de instituciones que hemos logrado no sólo forjar, sino sostener, que la lucha ha implicado evolucionar y es lo que ha hecho la Cuarta Transformación, renovarlas y hacerlas funcionales para la nación. Bajo ese precepto, nuestro trabajo no es solo evolucionarlas, sino resguardarlas de una parte de la oposición que solo busca lastimar la democracia que tantas décadas nos costó construir.
La emboscada del PRI le cobrará cuentas en 2027 cuando los primeros resultados electorales indiquen la pérdida de registro del partido de los porros.

Lilia Aguilar Gil
Política y académica.
Maestra en Administración Pública por la Universidad de Harvard y en Gestión Pública por el Tecnológico de Monterrey. Ha contribuido en foros internacionales y enseñado en la Universidad de Harvard. Fundadora de la asociación civil LIBRE, se enfoca en el empoderamiento juvenil. Imparte clases en la UNAM y actualmente es Secretaria Técnica en la SSPC, habiendo sido titular en la Secretaría de Gobernación. Su carrera en el Congreso refleja su compromiso con la seguridad y las políticas sociales.
Las opiniones expresadas por los columnistas en la sección Plumas, así como los comentarios de los lectores, son responsabilidad de quien los expresa y no reflejan, necesariamente, la opinión de esta casa editorial.


