Durante más de treinta años, México ha hablado, prometido, diseñado y financiado campañas para reducir el embarazo adolescente.
Desde los años noventa, los gobiernos —de todos los colores— han hecho del tema un estandarte moral y sanitario.
Sin embargo, tres décadas después, el país sigue igual: con miles de niñas que se convierten en madres antes de cumplir los 18 años.
Los programas han cambiado de nombre, pero no de destino: del discurso a la nada.
En Chihuahua, el caso es especialmente grave. Los datos del INEGI y de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) confirman que la entidad no solo no ha resuelto el problema, sino que se mantiene por encima de la media nacional en fecundidad adolescente.
En 2024 se registraron 53 mil 871 nacimientos, y de ellos, 3 mil 177 fueron de madres entre los 10 y 17 años.
La tasa fue de 11.8 nacimientos por cada mil adolescentes, por arriba del promedio nacional de 10.1.
Si esto no suena alarmante, basta ver el contexto: entre 2020 y 2024, 17 mil 757 menores de edad dieron a luz en Chihuahua.
De ellas, mil 300 eran niñas de entre 10 y 14 años, y 242 tenían apenas 10 u 11 años. En términos humanos, eso significa más de tres salones de primaria llenos de niñas que fueron madres.
Cada cifra esconde una historia de abuso, de abandono o de omisión. En junio pasado, la Secretaría de Salud federal documentó dos casos en Chihuahua que reflejan la crudeza del fenómeno: una niña de 11 años en Ciudad Juárez y otra en Parral dieron a luz; los padres de los bebés tenían 34 y 20 años, respectivamente. No se necesita un experto para entender que setrata de violaciones, no de embarazos.
Aun así, el sistema lo trata como si fuera un dato más en el cuadro estadístico, una cifra que se actualizará el siguiente año, y nada más.
Durante estas tres décadas, se ha hablado de educación sexual integral, de campañas preventivas, de distribución de anticonceptivos, de “empoderamiento femenino”. Se han creado observatorios, unidades especializadas y hasta apps de información. Pero en la práctica, el problema sigue ahí. No ha pasado de ser una presentación “bonita” en “Power Point”.
Las cifras nacionales de la Redim lo demuestran: entre 2020 y 2025, más de medio millón de niñas y adolescentes (509 mil 947) dieron a luz en México.
El año 2021 fue el más alto, con 117 mil 172 casos, y aunque la cifra bajó en 2024 a 89 mil 527, no hay motivo para celebrar. Disminuir no es lo mismo que erradicar.
Chihuahua, tiene cifras por debajo en atención médica.
Lo más paradójico es que, además del alto número de partos adolescentes, Chihuahua se ubica también por debajo del promedio nacional en atención médica durante el parto. Solo 73.6% de los nacimientos fueron atendidos por personal médico, frente al 86.3% nacional.
Es decir, ni siquiera las niñas que dieron a luz contaron siempre con acompañamiento profesional adecuado.
Existe una doble moral en el discurso oficial.
La sociedad mexicana ha normalizado el problema: se organiza una feria de salud, se colocan carteles sobre “prevención del embarazo adolescente”, se toma la foto institucional y se archiva el tema hasta el siguiente año fiscal. Las niñas, mientras tanto, siguen dando a luz, siguen saliendo de la escuela, siguen repitiendo el ciclo de pobreza y silencio.
En esto radica el verdadero fracaso: no en la falta de información, sino en la falta de coherencia moral.
Porque no hay política pública que sustituya el vacío ético de una sociedad que mira hacia otro lado.
Treinta años de discursos no bastan. Hace falta voluntad, sensibilidad y consecuencia. Y eso no se aprende en un taller gubernamental, sino en el hogar, en la escuela y en la comunidad. Así es, El Meollo del Asunto.

Daniel E. Valles
Periodista y comentarista de radio y televisión. "El Meollo del Asunto" y "La Familia es Primero" son sus principales herramientas periodísticas que se publican en medios impresos y digitales en diversas geografías de habla hispana.
Ha sido merecedor de diversos reconocimientos como conferencista y premios de periodismo, entre ellos, la prestigiosa Columna de Plata, que otorga la Asociación de Periodistas de Ciudad Juárez.


