En días recientes, la presidenta electa de México, Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, fue objeto de acusaciones infundadas por supuestamente incitar a la comunidad migrante mexicana en Estados Unidos a enfrentarse violentamente contra las autoridades migratorias, en particular contra la agencia de Immigration and Customs Enforcement (ICE). Estas afirmaciones, carentes de sustento, han sido difundidas en redes sociales y replicadas por algunos medios con tendencias alarmistas, en un intento por desvirtuar una postura legítima en defensa de los derechos humanos.
Durante un pronunciamiento reciente, la Dra. Sheinbaum rechazó categóricamente “toda forma de violencia”, reafirmando su compromiso con la dignidad, el respeto y la protección de los derechos de las y los mexicanos en el exterior, especialmente de quienes enfrentan discriminación o procesos de deportación injustos. “Nuestra responsabilidad como gobierno es acompañar, proteger y alzar la voz por nuestra gente, pero siempre a través de los canales pacíficos, institucionales y diplomáticos”, afirmó con claridad.
Estas declaraciones se producen en un contexto crítico para la comunidad migrante en Estados Unidos, donde en los últimos meses se ha intensificado la aplicación de políticas migratorias restrictivas. Diversas organizaciones civiles han denunciado un incremento en redadas y detenciones —muchas veces sin el debido proceso legal— afectando de manera desproporcionada a personas de origen mexicano y centroamericano. Esta situación ha generado preocupación tanto en organismos internacionales como en gobiernos de la región.
En ese sentido, el llamado de la presidenta Sheinbaum no busca confrontar, sino visibilizar una crisis humanitaria que exige respuestas firmes pero pacíficas. Su mensaje es claro: apoyar a los migrantes no es incitar al enfrentamiento, sino exigir justicia desde una postura ética, legal y diplomática.
Las acusaciones en su contra parecen formar parte de una campaña de desinformación con tintes políticos, posiblemente alimentada por sectores que perciben la solidaridad internacional como una amenaza a su narrativa. Sin embargo, la presidenta electa ha sido contundente: la defensa de los derechos humanos no es negociable, pero tampoco debe confundirse con provocación.
La Dra. Sheinbaum ha reiterado que durante su administración se fortalecerá la red consular en Estados Unidos, se incrementará la asesoría legal para connacionales en situación de riesgo, y se promoverán acuerdos binacionales que garanticen el respeto a los derechos de las personas migrantes. “No se trata de confrontar, sino de construir una relación más humana, más justa y más equitativa”, puntualizó.
La comunidad mexicana en Estados Unidos ha manifestado su respaldo a estas posturas. Diversas asociaciones y líderes migrantes han expresado sentirse escuchados y representados, y ven con esperanza que México asuma un rol más activo y comprometido en su defensa. En ese contexto, la figura de la presidenta Sheinbaum se perfila como una voz firme y responsable, comprometida con los principios fundamentales de justicia y dignidad que deben regir la relación entre ambas naciones.
Leticia Ortega Máynez
Ingeniera apasionada por las matemáticas y la investigación. Con doctorado en Manchester, ha contribuido al procesamiento de imágenes médicas. Además, ha participado activamente en movimientos sociales y políticos, abogando por los más vulnerables. Actualmente es Diputada Local por el Distrito 02 en Ciudad Juárez.
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