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    diciembre 3, 2025 | 1:35

    25 años de la Licenciatura en Historia de la UACJ

    Publicado el

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    El pasado día sábado 8 de febrero del 2025 se llevó a cabo el encuentro de egresados de la Licenciatura en Historia en las instalaciones del Instituto de Ciencias Sociales y Administración de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, en el marco de la celebración de los 25 años de la Licenciatura en Historia. Fue muy grato encontrarme con los colegas que no veía desde hace meses e incluso años, pues sin saberlo algunos nos vimos en una última clase o semestre.

    Entre los apretones de manos, abrazos, besos, sonrisas y platicas; todos hemos hecho algo y en nuestros rostros se notó que también hemos envejecido con la licenciatura. Las primeras décadas de una licenciatura son relevantes en cualquier lugar y tiempo, pero en el caso de Historia nos ha servido para reflexionar sobre el quehacer de los egresados, los maestros, la formación profesional y la Universidad.

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    Como egresado siempre me he cuestionado el verdadero impacto que ha tenido la Licenciatura en Historia en la sociedad juarense y en la ciudad, pues una de las cosas que más se adolece en la urbe es la destrucción de sus recintos históricos, por ello, quienes participamos en aquel encuentro, compartimos nuestras reflexiones sobre cómo hemos continuado nuestro desarrollo profesional a través de las mesas de trabajo en Docencia e Investigación.

    Ahora me permito compartir las palabras de bienvenida al Encuentro de Egresados por parte del organizador del evento, el Dr. Luis Martín Monárrez Laines, para que estas palaras y su reflexión sobre lo que la Historia le ha dejado no se pierdan, porque si se dice que en el desierto hay poco, entonces lo poco que se tenga que decir es muy importante.

    Palabras de apertura Encuentro de Egresados y Egresadas

    Quiero darles la bienvenida a este encuentro de colegas, de sujetos atravesados por la licenciatura en Historia de la UACJ. Nos reunimos como parte de los eventos para celebrar los primeros 25 años de nuestra carrera con el propósito de visibilizar aquello en lo que nos contribuyó el estudio profesional de la historia y el sentido que le hemos dado en los diferentes procesos que se han propuesto en la convocatoria.

    Se ha organizado un evento acorde a nuestra formación, a la cual no le interesa la nostalgia, sino memoria, una memoria en el sentido de Durkheim: la ideación del pasado, no limitada a registrar, rememorar o reproducir mecánicamente el pasado, sino una memoria que realiza un verdadero trabajo de selección, reconstrucción o transfiguración. Como dice Gilberto Giménez: la memoria no es sólo “representación”, sino construcción, no es “constituida”, sino “constituyente. Sobre todo, una memoria colectiva que articule a los miembros de un colectivo, que represente y construya, y éstos, a su vez se articulen y construyan en conjunto con otros procesos.

    Una memoria colectiva que se aprende y se reactiva de manera incesante. Aprendida a través de los procesos generacionales de socialización y reactivada para conjurar la amenaza permanente del olvido. Lo que se propone hoy con este encuentro es una memoria colectiva en acto, que conmemore, celebre y dé un sentido de continuidad. Una memoria que sustente a la identidad, que la nutra. Para ello, el ejercicio de reflexión que cruza la convocatoria de este encuentro. Lo que se busca es, como menciona Michel Onfray, una vuelta sobre sí, la flexión realizada sobre uno mismo, acceder a la propia subjetividad y llegar a saber un poco más sobre sí; entonces les invito, les conmino a generar un poco de conocimiento sobre nuestros sujetos formados por la licenciatura, no a sobarnos el ego, no es un foro para “compartir” sus “logros”, no es un espacio para aventar sus “amplios currículums”.

    Finalmente, sólo me queda agradecerle a la coordinación del programa de Historia, por la amplia disposición para realizar el evento y por los recursos necesarios para estar hoy aquí. También a ustedes ponentes, por abrirse a reflexionar y compartir ese proceso de contribución a sus sujetos de docencia, de investigación y de divulgación. Igual a ustedes asistentes, por tomarse el tiempo de responder a la convocatoria y venir a escuchar a sus colegas.

    Contigo aprendí… algunas “flexiones” sobre mi formación en historia de la UACJ

    Quiero presentar mi reflexión retomando el título de “Contigo aprendí”, del maestro Manzanero. Ese es el sentido que le otorgo a la formación que recibí los seis años que duró mi paso por la licenciatura. No tomo la letra del yucateco palabra por palabra, sino su postura de comunicarle a alguien aquello que dejó y que no había antes de su presencia. Me separo de lo idealizada que es la canción, lo mío no es un ejercicio meloso, ni nostálgico, ni adulador; sino un pleno reconocimiento a las herramientas que me dio la planta docente y el programa de historia para hoy encontrarme en un proceso particular, un proceso inacabado y que en algún momento de mi formación no se pensó que se diera de esta forma.

    Sí, licenciatura en historia, contigo aprendí las bases para investigar; contigo aprendí que debo problematizar; contigo aprendí inicialmente lo que conlleva una pregunta de investigación; contigo aprendí a pensar en contextos; contigo aprendí cómo mínimamente se escribe; contigo aprendí a reflexionar el pasado desde el presente; pero sobre todo, contigo aprendí que se investiga lo que a uno le gusta, se investiga lo que a uno le apasiona; contigo aprendí a convertir mis gustos en cuestiones serias, propias de investigar, propias de contextualizar, propias de problematizar; contigo aprendí que el conocimiento se comparte, no sólo se socializa, sino que sirve para hacer conexiones, para hacer comunión; contigo aprendí lo que significa ser generoso con las ideas y con las propuestas. También, contigo aprendí los retos que se enfrentan al proponer temas, al buscar referencias, al buscar bibliografía; contigo aprendí a escribir, a escribir sobre lo que me mueve, a escribir sobre lo que me da comezón, a escribir sobre lo que me provoca la cotidianidad; pero sobre todo, contigo aprendí que en investigar reside una satisfacción propia, no la que ególatramente otorga el ver mi nombre publicado, sino la de parir una parte de mí, un pedazo emergido de mis inquietudes y que refleja un enorme proceso de subjetivación que, como lo mencioné anteriormente, no lo consideré por completo tangible.

    Contigo aprendí a exigirme para investigar, contigo aprendí a no escribir cualquier cosa, contigo aprendí a masticar y masticar mis pensamientos hasta que no haya saliva y ahí arrojarlos. Gracias a cierta planta docente y a ciertas materias del plan de estudios por sembrar en mí, no una, sino varias semillas que no fueron concientizadas en su momento, sino hasta este último proceso subjetivo en el que me encuentro. Con ustedes aprendí que accedí a ciertas herramientas que me han permitido, a veces sin reconocerlo, desenvolverme en un mundo voraz, llamado Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores. Gracias por exigirme escribir un ensayo por materia, cuatro o cinco por semestre; gracias por exigirme citar mis fuentes y todas esas cuestiones que son la base de una investigación. Gracias por dedicar su tiempo a la retroalimentación. Gracias por exigirme escribir una tesis que, aunque fue sobre heavy metal, me ha servido como carta de presentación.

    Contigo aprendí a no desentonar tanto en los posgrados, a pesar de que no se me enseñó una “investigación formal”, con el uso de “variables” u otros términos de la investigación cuantitativa utilizados en demás ciencias sociales, sí tuve una ventana a cómo presentar ideas y propuestas, quizás me faltaban los nombres de los conceptos, pero en la maestría y en el doctorado no desentoné tanto a la hora de ser formado por sus propios procesos. Por último, contigo aprendí una manera particular de ver el mundo, de ver mi realidad, a partir de la problematización de mi vida cotidiana y, sobre todo, mediante la apropiación de ideas, a través de ese proceso de abstracción de autores y autoras, de las lecturas, de las diferentes posturas vistas en clases, lo comencé en historia, gracias a eso en la actualidad soy capaz mínimamente de constituir mis propias posturas. Todos estos son los sentidos que le asigno a mi formación en historia de la UACJ, sentidos que no fueron concientizados de inicio, sino que fueron apareciendo conforme tuve la oportunidad de formarme en otros lados, en otras ideas, en otros sentidos académicos.

     

    Marduk Silva
    Marduk Silva

    Licenciado en Historia por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Profesor en Preparatoria Lobos de la Universidad de Durango Campus Juárez y en la Escuela Preparatoria Luis Urias.


    Las opiniones expresadas por los columnistas en la sección Plumas, así como los comentarios de los lectores, son responsabilidad de quien los expresa y no reflejan, necesariamente, la opinión de esta casa editorial.

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