La unión de México y EE. UU. fortalece acciones conjuntas en seguridad y migración. ¿Puede esta alianza traer cambios reales?
Ciudad Juárez, Chih. (ADN/Staff) – El pasado 24 de julio, una reunión trascendental tuvo lugar en el Palacio Nacional de México, donde el presidente Andrés Manuel López Obrador recibió a la asesora de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Elizabeth Sherwood-Randall. Este encuentro binacional destacó por su orientación a temas cruciales como migración, desarrollo cooperativo y el combate al tráfico de fentanilo.
“Avanza sin problemas la política de buena vecindad”, afirmó el presidente López Obrador en sus redes sociales, después de discutir asuntos migratorios con un enfoque basado en el respeto a los derechos humanos y la cooperación para el desarrollo de las poblaciones. En este escenario, el combate al tráfico de fentanilo y de armas fue otro tema crítico que se abordó.
En representación del Gobierno de México, estuvieron presentes en la reunión diversos secretarios de Estado, incluyendo a Rosa Icela Rodríguez Velázquez, de Seguridad y Protección Ciudadana, y Alicia Bárcena Ibarra, de Relaciones Exteriores, entre otros.
Por parte de la administración del presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, el embajador en México, Ken Salazar, lideró el equipo junto con Richard R. Verma, subsecretario de Estado de Gestión y Recursos, y otros funcionarios destacados.
¿Qué significa esto para ambos países?
Los líderes discutieron la continuación de esfuerzos conjuntos bajo el marco del Entendimiento Bicentenario sobre Seguridad, Salud Pública y Comunidades Seguras de México y Estados Unidos. La alianza bilateral se enfoca principalmente en combatir a los narcotraficantes, interrumpir el suministro de los productos químicos utilizados para fabricar fentanilo ilícito, prevenir el tráfico de estos narcóticos mortales a través de la frontera compartida, y promover los servicios de salud pública para reducir el daño y la demanda.
Además, ambas naciones se comprometen a descubrir, interrumpir y desmantelar las redes de tráfico de armas de fuego. La meta es clara: minimizar la violencia y destrucción en ambos lados de la frontera compartida.
En el tema de migración, se discutieron desafíos y avances en la cooperación. Con una mirada regional y apegada a los principios de la Declaración de Los Ángeles sobre Migración y Protección, ambas naciones acordaron ampliar las vías legales de migración en toda la región, incluyendo hacia México y Estados Unidos. Esto implica también una ampliación en el trabajo conjunto de desarrollo en Centroamérica y consecuencias sólidas para la entrada irregular en la frontera compartida.
Así, la modernización de la infraestructura de las comunidades fronterizas y la promoción de proyectos que beneficien a ambas naciones, se plantearon como un compromiso a mantener en esta alianza. Esta colaboración podría ser el nuevo comienzo en la relación bilateral, beneficiando a ambas naciones y fortaleciendo la seguridad bilateral.
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