Hace apenas un año México vivió un momento histórico: por primera vez en su vida democrática una mujer asumió la Presidencia de la República. Hoy, al cumplirse el primer aniversario del gobierno de Claudia Sheinbaum, no solo se trata de recordar la trascendencia simbólica de esa elección, sino de reconocer que su liderazgo comienza a dejar huella en un país que pedía certezas, justicia y rumbo.
Claudia Sheinbaum ha demostrado que gobernar no significa gritar más fuerte, sino actuar con firmeza y responsabilidad. Su estilo, más sobrio, más técnico, más sereno, ha traído un aire distinto a la política nacional. Donde antes había confrontación, hoy hay diálogo; donde había incertidumbre, hoy se percibe una brújula clara; donde había duda, comienza a surgir confianza.
El tema de la seguridad, sin duda, es el más complejo. México carga con décadas de violencia, impunidad y corrupción que han lacerado la vida de millones de familias. Sheinbaum no lo ha ignorado ni lo ha minimizado. Al contrario, asumió el reto con un cambio de enfoque: dejó atrás el lema simplista de “abrazos, no balazos” para dar paso a una estrategia más integral, con operativos contundentes, coordinación entre fuerzas y al mismo tiempo atención a las causas sociales. Por supuesto, los resultados no se miden en un año, pero lo que se aprecia es una presidenta dispuesta a enfrentar la violencia de frente, con determinación y sin pretextos.
En la economía, su primer año también ha dado señales alentadoras. Mientras otras naciones enfrentan desequilibrios, México se ha mantenido estable. La inflación ha sido contenida, el empleo formal ha crecido y los programas sociales no solo se han preservado, sino que se han fortalecido. Esto significa que millones de adultos mayores, jóvenes y familias en situación vulnerable siguen recibiendo un respaldo directo que mejora su calidad de vida. Se demuestra así que es posible crecer y al mismo tiempo atender a quienes más lo necesitan.
Un rasgo que merece destacarse es la manera en que Sheinbaum ha decidido relacionarse con las instituciones. A diferencia de los choques constantes de otros tiempos, la presidenta ha optado por un trato respetuoso hacia el Poder Judicial y los órganos autónomos. Con ello no se debilita su autoridad, sino que se fortalece la gobernabilidad del país. Esta serenidad política es también un signo de madurez democrática y un gesto de confianza hacia los contrapesos de la vida pública.
Pero quizá lo más valioso de este primer año no está en las cifras, sino en el sentimiento de millones de mexicanas y mexicanos que ven en Claudia Sheinbaum una presidenta cercana y comprometida. Su origen académico, su trayectoria como jefa de gobierno de la Ciudad de México y su claridad de ideas hacen que proyecte la imagen de una mujer preparada, honesta y capaz de tomar decisiones difíciles sin perder la sensibilidad social.
Es verdad que un año no basta para resolver los enormes desafíos del país. La inseguridad, la desigualdad y la corrupción son heridas profundas que no se curan de la noche a la mañana. Pero en estos doce meses se ha sembrado algo fundamental: confianza. Confianza en que México puede avanzar sin retroceder; confianza en que la transformación no es un discurso vacío, sino una realidad que se construye con paciencia, esfuerzo y visión.
Hoy, cuando la polarización amenaza con dividir, la figura de Sheinbaum aparece como un punto de equilibrio: firme, pero serena; cercana, pero responsable; transformadora, pero estable. En tiempos de incertidumbre global, tener un liderazgo así es un activo que el país debe valorar.
La primera presidenta de México ha demostrado que no llegó para improvisar ni para complacer intereses, sino para gobernar con inteligencia, responsabilidad y corazón. Su primer año es apenas el inicio de un camino que promete consolidar un México más justo, más seguro y más próspero. Y eso, más que un logro político, es un triunfo para toda la nación. Gracias por leer, yo soy Daniela Gonzalez Lara.

Daniela González Lara
Abogada y Dra. en Administración Pública, especializada en litigio, educación y asesoría legislativa. Experiencia como Directora de Educación y Coordinadora Jurídica en gobierno municipal.


