Vivir en la frontera nos coloca en un escenario único. Aquí, los lazos familiares, culturales y económicos cruzan líneas geográficas todos los días. En este contexto, contar con la doble nacionalidad no solo es un derecho, sino una herramienta de oportunidades para niñas, niños y para toda persona con ascendencia mexicana.
Muchas familias desconocen que, si cuentan con un padre, madre o incluso abuelos mexicanos, pueden registrar a sus hijas e hijos como mexicanos, aun cuando hayan nacido en el extranjero. Esto significa que no se trata de un privilegio reservado a unos pocos, sino de un derecho que la Constitución mexicana reconoce.
Beneficios desde la infancia
Para niñas y niños, tener doble nacionalidad abre caminos desde temprana edad: acceso a servicios de salud, educación pública y programas sociales en México. Además, contar con documentos oficiales mexicanos les facilita viajar, participar en intercambios culturales y educativos, e incluso reforzar su sentido de identidad y pertenencia. La doble nacionalidad no es únicamente un trámite administrativo; es un puente que les conecta con sus raíces y amplía su horizonte de posibilidades.
Ventajas para toda la vida
La doble nacionalidad también representa ventajas concretas en la vida adulta:
- Derechos laborales: la posibilidad de trabajar legalmente en México sin necesidad de permisos especiales.
- Acceso a becas y programas de apoyo gubernamental, incluyendo los impulsados por la Secretaría del Bienestar, que hoy benefician a miles de jóvenes, estudiantes y adultos mayores.
- Oportunidades académicas en Estados Unidos: los estudiantes mexicoamericanos con doble nacionalidad suelen ser reconocidos como un grupo demográfico específico en universidades, lo que amplía sus posibilidades de acceso, becas y apoyos educativos.
- Seguridad jurídica: la certeza de ser reconocido como ciudadano en dos países, lo que protege en caso de crisis o situaciones imprevistas.
- Fortalecimiento de identidad: la doble nacionalidad no divide; al contrario, multiplica la riqueza cultural y el sentido de pertenencia.
En la frontera, donde la movilidad es parte de la vida cotidiana, este derecho adquiere aún más relevancia. Quien cuenta con doble nacionalidad puede cruzar oportunidades, aprovechar ventajas y mantener una conexión real con ambos lados de la frontera.
Es importante recordar que este proceso no caduca: las hijas e hijos, incluso en edad adulta, pueden reclamar su derecho a la nacionalidad mexicana. Lo fundamental es contar con la documentación de sus ascendientes y dar el paso.
Invito a todas y todos los interesados en obtener su doble nacionalidad, o en registrar a sus hijas e hijos como mexicanos, a informarse y ejercer este derecho. Y si requieren orientación, pueden acercarse a mis redes sociales, en especial en Instagram como @alvinatrix y en mi correo electrónico [email protected] donde con gusto puedo acompañarlos en este proceso.
La doble nacionalidad es mucho más que un documento: es identidad, es acceso, es futuro. En nuestras manos está aprovecharla. La doble nacionalidad es una reconexión con nuestras raíces y una oportunidad para tener dobles beneficios.
Daniel Alberto Álvarez Calderón
Político y abogado chihuahuense con experiencia legislativa y empresarial. Exsubdelegado de PROFECO, ex dirigente del PVEM en Ciudad Juárez y cofundador de Capital and Legal. Consejero en el sector industrial y financiero, promueve desarrollo sostenible e inclusión social.
