Nos dieron 90 días más. Hay versiones encontradas acerca de estos 90 días por parte de la iniciativa privada, eso me preocupa porque seguimos viendo las cosas sin un pensamiento crítico. El empresariado que es el motor económico no se pone de acuerdo, cada quien vive sus propios intereses; unos festejan como si fuera victoria…..pero seamos claros, esto no es un triunfo, es un plazo de gracia que no cambia la realidad. Difícil estar en los zapatos de Claudia Sheinbaum.
Esto es un respiro momentáneo que solo retrasa lo inevitable: la tormenta. El reloj está corriendo, y me sigo preguntando: ¿Va a reaccionar México o seguirá ¨pateando el bote¨
hasta que ya no haya camino?
Un tablero donde no jugamos nosotros, la relación comercial con Estados Unidos se volvió un tablero de ajedrez… pero con piezas que no movemos nosotros; las reglas las dicta la Casa Blanca, y nosotros solo respondemos.
Hoy, la factura es clara: 25% más caros los automóviles, 50% al acero, aluminio y cobre, 25% a mercancías fuera del TMEC. Hay mucha especulación, desinformación, inversiones lentas, maquiladoras a la expectativa y proveedores con la soga al cuello.
Las grandes corporaciones aún tienen margen de maniobra, pero las PYMES industriales—que generan 7 de cada 10 empleos en el país— están recibiendo el golpe más fuerte, son las que están pagando el precio más alto; ellas no pueden esperar hasta Halloween, cada día de incertidumbre significa: líneas de producción paradas, contratos detenidos, empleos perdidos y estancados, y detrás de cada empleo, una familia que depende de un ingreso que ya no está garantizado.
Con esta estrategia de ¨patear el bote¨, solo hace que dependamos más de los alimentos, de la energía, entre otras cosas y nadie las quiere discutir. Por ejemplo, dependemos del maíz transgénico y los agroquímicos de EE. UU, el gas importado que sostiene buena parte de nuestra energía, el ganado mexicano que no cruza la frontera por el gusano barrenador(carnes, lácteos), el autotransporte que sigue rezagado, con trabas que lo hacen menos competitivo.
No hay soberanía económica cuando tu modelo depende de las decisiones de otro país.
El impacto en Estados Unidos apenas va a empezar. No saldrá ileso, el consumidor norteamericano pronto lo sentirá en su bolsillo: precios más altos en Walmart, Best Buy y grandes cadenas, inflación encendida justo antes del Día de Acción de Gracias y las compras decembrinas, la Reserva Federal enfrentando una división por las decisiones que se tienen que tomar y la prórroga no resuelve; solo aplaza el malestar…..y el costo lo pagarán ambos lados de la frontera.
Noviembre será el mes más tenso del año y lo digo por lo siguiente:
Las empresas deberán pagar aguinaldos, fondos de ahorro y prestaciones, y no sabemos cómo van a llegar.
Los presupuestos 2026 estarán ya sobre la mesa en muchas industrias y no sabemos lo que estén viendo.
Todo esto, mientras la presidenta Claudia Sheinbaum cierra su primer año completo con proyecciones de crecimiento del 0%.
Lo preocupante es que hasta ahora lo único visible es improvisación y silencio. No vemos un indicador, una estrategia, una dirección clara en este momento complicado para la economía.
Lo que urge decidir, México necesita decisiones de fondo. Dejo aquí algunas propuestas:
- Simplificación real de trámites de comercio exterior. Exportar no puede seguir costando más que producir, los costos por trámites y pedimentos aumentan hasta en 20%, asfixiando su competitividad.
- Apoyo fiscal sólido para las PYMES, no parches. Sino medidas que garanticen su sobrevivencia.
- Diversificación de mercados. Apostar el 80% de nuestras exportaciones a un solo país es suicida, esto toma tiempo pero hay que empezar.
- Revisión seria del TMEC. Defenderlo, sí, pero con ajustes que reflejen la realidad actual y que sea más balanceado.



