Este 20 de julio se cumplió el 70 aniversario luctuoso de Joaquín Pardavé Arce, artista representativo de una pléyade de oro en la vida cultural de México y de quien siempre valdrá la pena recordar su obra, sobre todo en tiempos donde la Cultura parece ir en decadencia.
Joaquín Pardavé integra una generación de actores mexicanos que dan lugar a la Época de Oro del Cine Mexicano entre la década de los treintas y cincuentas del siglo pasado.
Aunque más conocido por sus icónicas actuaciones en destacadas películas mexicanas, Joaquín Pardavé fue también guionista, director y compositor musical. En todas sus facetas artísticas siempre se colocó en el gusto popular sin soltarse de la fina manera de hacer arte.
Actor completísimo, hijo de padres españoles también actores, Pardavé como todo gran actor no podía más que iniciar en el teatro. Antes de hacer cine ya sería un prolífico músico y para 1940 filma con Mario Moreno Cantinflas una obra maestra: la película Ahí está el detalle.
El talento actoral de Pardavé le permite hacer grandes papeles junto a actores como Sara García, Pedro Infante, Rosita Quintana, Germán Valdés Tin Tan, Marga López, Antonio Aguilar, Silvia Pinal, Rosita Arenas, Niní Marshall, los hermanos Soler, Luis Aguilar, Rita Macedo, Manolo Fábregas…
Cuando no dirigiendo exitosamente las películas en las que actuaba como en El baisano Jalil, Primero soy mexicano, Los hijos de Don Venancio o El casto Susano; haría mancuerna con otros extraordinarios directores de cine como Julio Bracho en ¡Ay, qué tiempos Señor Don Simón!, pero sobre todo con el gran Juan Bustillo Oro con quien filmaría obras notables como El ángel negro, México de mis recuerdos, Cuando los hijos se van y la ya mencionada Ahí está el detalle.
La fuerza actoral de Pardavé hace que ya fuera protagonista o no del filme, imprimiera siempre calidad y esencia propia a las películas en las que participaba. Por lo visto, siempre trató de expresar valores familiares, de tolerancia y de fraternidad en sus obras.
Tocó en algunas de sus películas temas como la migración, de la que siendo él hijo de migrantes retrató una imagen de trabajo, asimilación y agradecimiento. Experto en el sainete, se le recuerda por su gracia y comicidad; muy diferente a la actual “comedia” banal y majadera.
Curiosamente, su temprana muerte a los casi 55 años de edad coincide con el fin de la llamada época de oro del cine mexicano; pronto algún periodista daría origen a la leyenda urbana de que Joaquín Pardavé habría sido enterrado vivo a causa de padecer catalepsia.
Acto seguido la boyante industria cinematográfica mexicana empezaría a desmantelarse y a descomponerse. Sus restos descansan al lado de su amada esposa Soledad Cholita Rebollo y la única leyenda cierta es la de un gran artista mexicano cuya obra debe prevalecer.
Larga vida a Don Joaquín Pardavé.
“La hierba se seca, la flor se marchita, mas la palabra de nuestro Dios permanece por siempre.“
(Isaías 40:08)
Moisés Hernández Félix
Lic. en Administración Pública y Ciencia Política, candidato a Maestro en Administración en curso. Ha sido funcionario público federal y docente en nivel media básica y medio superior. Se especializa en gobernanza educativa y políticas públicas.
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