A simple vista, el régimen de MORENA puede parecer tenue, incluso benevolente. Las dádivas sociales y el discurso de “primero los pobres” han logrado calar hondo en sectores amplios de la población, pero basta mirar con atención para advertir los peligros reales que representa este proyecto político para México. No se trata solo de un cambio de gobierno, sino de una transformación regresiva que está desmantelando instituciones clave, debilitando la participación ciudadana y comprometiendo el futuro de las próximas generaciones.
MORENA ha centrado su política social en transferencias directas a ciertos sectores de la población. Aunque a corto plazo esto puede parecer una ayuda, en realidad ha tenido efectos devastadores en las finanzas públicas. Lejos de erradicar la pobreza, el número de personas en situación vulnerable ha aumentado. Según los últimos datos oficiales, hoy hay más millones de pobres que al inicio del sexenio. ¿De qué sirven los apoyos si no se invierte en salud, educación, empleo digno o infraestructura básica? El populismo disfrazado de solidaridad solo ha servido para mantener cautivo el voto de quienes más necesitan un verdadero cambio estructural.
México había avanzado en la construcción de un sistema institucional con contrapesos, autonomía y participación ciudadana. Hoy, eso está en riesgo. La captura de órganos autónomos, el debilitamiento de la Suprema Corte, el ataque constante a periodistas y sociedad civil, así como el desprecio por la ley, son síntomas de un régimen autoritario en construcción. La polarización política no es accidental: es estrategia. Al dividir al país entre “pueblo bueno” y “adversarios”, se justifica cualquier atropello en nombre de un supuesto mandato popular.
En salud el discurso oficial repite que “ya hay sistema de salud como en Dinamarca”, pero la realidad es muy distinta. El desabasto de medicamentos ha cobrado vidas, especialmente entre niñas y niños con cáncer. Los hospitales públicos operan con carencias graves de insumos, equipos y personal. El desmantelamiento del Seguro Popular y la improvisación de nuevos modelos sin planeación han generado una crisis sanitaria que golpea especialmente a los más pobres, a quienes supuestamente MORENA vino a proteger.
Por otro lado, en lugar de construir un sistema educativo robusto, el gobierno ha eliminado programas clave, frenado la evaluación docente, cedido terreno a sindicatos corruptos y desatendido la infraestructura escolar. Hoy, millones de estudiantes no cuentan con espacios dignos para aprender, ni con programas que desarrollen su potencial. Se ha politizado la educación en lugar de profesionalizarla. Así no se forman ciudadanos críticos, sino generaciones vulnerables a la manipulación ideológica.
¡Las nuevas generaciones deben despertar! Lo más alarmante es que todo este proceso se presenta como un proyecto de justicia social. Pero es, en realidad, una forma de control político que hipoteca el futuro de México. Las próximas generaciones no pueden darse el lujo de ser indiferentes. Es momento de alzar la voz, de exigir transparencia, instituciones fuertes, salud de calidad, educación libre y digna. La participación ciudadana debe ser la verdadera transformación.
MORENA no es solo un partido en el poder. Es un modelo de país que debilita las bases democráticas y perpetúa la dependencia. Y si no actuamos hoy, será demasiado tarde mañana.
Marisela Terrazas
Ex Diputada por el PAN en Chihuahua. Doctorante en Ciencias de la Educación por la Universidad Libre de Bruselas, Bélgica. Maestra en Educación por UTEP, ex directora del Instituto Chihuahuense de la Juventud y experta en políticas públicas juveniles.
