México se desangra en silencio. No por guerras ni catástrofes naturales, sino por una fuga constante y sostenida: la de su gente. Millones de mexicanos, año tras año, abandonan el país en busca de lo que aquí no encuentran: trabajo digno, seguridad, futuro. Y mientras esa realidad se agudiza, nuestros gobiernos—uno tras otro—mantienen una política migratoria que, en lugar de responder a este fenómeno, simplemente lo administra. Lo maquilla.
Doce años han pasado desde que México formalizó el Programa Frontera Sur, promovido en el sexenio de Peña Nieto con el aplauso de Estados Unidos. Desde entonces, el enfoque se ha centrado más en contener que en comprender, más en servir de muro de contención a Washington que en ofrecer oportunidades a los que se van.
Y ahora, Claudia Sheinbaum alza la voz en foros internacionales para defender a los migrantes mexicanos. Lo hace bien, con convicción. Denuncias redadas, exige respeto a sus derechos y dice, con razón, que la economía estadounidense se sostiene en buena parte por la mano de obra mexicana.
Pero entonces, viene la pregunta que no ha respondido:
¿Qué hace usted, desde el poder, para que esa mano de obra no se vaya?
Porque si nuestros jóvenes, profesionistas, campesinos y obreros se marchan, no es por capricho. Es porque el sistema nacional les ha fallado, les ha cerrado las puertas del progreso. Porque aquí no hay certeza, ni acceso a crédito, ni condiciones para emprender o vivir con dignidad.
En estos doce años, México ha implementado programas como “México te abraza”, que intenta reincorporar a migrantes deportados con servicios básicos y orientación. También ha fortalecido su red consular en EUA., lo cual es loable. Pero eso no es una estrategia de nación, sino parches institucionales ante una hemorragia estructural.
Seguimos viendo las remesas como un triunfo. En 2024, superaron los 60 mil millones de dólares. Y sí, ayudan. Pero no son otra cosa que el resultado del fracaso interno. Son el subsidio de los que se fueron a los que aquí se quedaron, porque el Estado mexicano no pudo con la tarea.
Una mujer migrante en EE.UU. lo dijo con claridad en un video viral en TikTok.
“Los migrantes mexicanos no sólo no afectan la economía de Estados Unidos, la sostienen. Aquí trabajan, aquí pagan impuestos, aquí contribuyen con su esfuerzo diario. ¿Y qué hace el gobierno mexicano? Nada. Claudia Sheinbaum puede decir allá afuera que los defiende, pero si realmente quisiera ayudarlos, crearía las condiciones para que no se tuvieran que ir. Habla de justicia, de derechos, de dignidad, pero en México no hay empleos dignos, no hay seguridad, no hay futuro. Por eso nos vamos. No porque queramos, sino porque nos orillaron a buscar algo mejor. Entonces, señora Sheinbaum, no basta con pedir que nos respeten allá, empiece por respetarnos acá.”
Por eso, cuando Sheinbaum se planta ante el G7 para exigir respeto a los migrantes, habría que preguntarle:
¿Y el respeto a su derecho de no tener que irse? ¿Dónde está el México que los quiere de regreso, no como remeseros, sino como constructores de una nación próspera?
Defenderlos allá está bien. Pero construirles un país aquí es lo urgente. Ahí el Meollo del Asunto.

Daniel E. Valles
Periodista y comentarista de radio y televisión. "El Meollo del Asunto" y "La Familia es Primero" son sus principales herramientas periodísticas que se publican en medios impresos y digitales en diversas geografías de habla hispana.
Ha sido merecedor de diversos reconocimientos como conferencista y premios de periodismo, entre ellos, la prestigiosa Columna de Plata, que otorga la Asociación de Periodistas de Ciudad Juárez.


