Sheinbaum, Noem y el nuevo juego binacional
La secretaría de Seguridad Interior de Estados Unidos, Kristie Noem, acusó a Claudia Sheinbaum —recién estrenada como presidenta de México— de haber alentado protestas violentas en Los Ángeles. Sí, así, sin guantes, sin pausa diplomática. Directo desde el Despacho Oval y con Donald Trump presente, lo que convierte el escenario en un acto preelectoral con efectos colaterales.
Sheinbaum, por su parte, respondió con prisa en redes sociales:
“Es absolutamente falso. Siempre hemos estado en contra de las manifestaciones violentas, y más ahora desde la alta responsabilidad que represento”.
La presidenta mexicana afirmó que lo que convocó fueron manifestaciones pacíficas de migrantes. Punto. Y agregó que su gobierno defenderá siempre a los mexicanos honestos que viven del otro lado del río, ese que más que frontera parece herida.
El problema no es lo que dijo. El problema es cómo lo interpretaron.
Noem —figura dura del trumpismo— recogió la bolita de la narrativa nacionalista y la lanzó con fuerza hacia el sur. No se trató de una confusión inocente. Fue un acto político perfectamente calculado. ¿La meta? Poner en la mira a Sheinbaum como promotora de injerencia extranjera. Así se siembra desconfianza en los votantes de estados clave. Y, de paso, se refuerza la agenda antimigrante.
Ahora bien, ¿es creíble que Sheinbaum haya llamado a la violencia? No. ¿Es posible que haya sido malinterpretada, tergiversada o —más probablemente— usada como pieza retórica por Washington? Totalmente.
Sheinbaum no es nueva en esto. Fue jefa de Gobierno de una ciudad marcada por marchas, bloqueos, protestas feministas, plantones y grafitis. Conoce el precio político de una manifestación fuera de control. Sabe, también, cómo usar la calle como símbolo. Por eso su llamado a manifestarse pacíficamente tiene carga política y emocional, pero también consecuencias diplomáticas.
Aquí no hay víctimas ingenuas. Hay actores que conocen perfectamente su papel.
Noem acusa. Sheinbaum se defiende. Pero ambos le hablan a sus bases, no al otro gobierno. Ese es el verdadero meollo diplomático.
Lo grave no es la acusación. Lo grave es que, en el juego de acusaciones y desmentidos, los migrantes mexicanos quedan atrapados. Ellos son los que sí están en la calle, los que sí enfrentan redadas, miedo y abandono. No tienen gabinete, ni cámaras, ni mañaneras, ni voceros. Solo tienen incertidumbre.
Mientras tanto, los dos gobiernos se dan con todo. Uno desde Washington, otro desde Palacio. Uno con guantes de box, el otro con bata de doctora. Pero ambos usando el mismo ring: la narrativa del miedo.
Conclusión:
¿Faltó tacto? Sí.
¿De quién? De ambos.
Noem por su dureza innecesaria, Sheinbaum por su candidez diplomática.
Y mientras ellos se enredan en comunicados y conferencias, el migrante mexicano allá en Los Ángeles solo quiere no ser arrestado camino al trabajo. El Meollo del Asunto: La política exterior no se hace con tuits ni desde el pódium de campaña. Se hace con estrategia, oficio y, sobre todo, respeto. Pero en tiempos de polarización, eso es pedirle agua al desierto. Y en el desierto, el que levanta polvo… termina tapando la verdad. Así es El Meollo del Asunto.
Daniel E. Valles
Periodista y comentarista de radio y televisión. "El Meollo del Asunto" y "La Familia es Primero" son sus principales herramientas periodísticas que se publican en medios impresos y digitales en diversas geografías de habla hispana.
Ha sido merecedor de diversos reconocimientos como conferencista y premios de periodismo, entre ellos, la prestigiosa Columna de Plata, que otorga la Asociación de Periodistas de Ciudad Juárez.
