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    diciembre 2, 2025 | 8:49

    Elecciones 2025: Durango y Veracruz

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    El pasado primero de junio se vivió una de las jornadas electorales más distintas que hemos tenido en esta llamada fiesta democrática. En Durango vimos llegar una verdadera artillería política desde todos los rincones del país, comandada nada menos que por Andrés Manuel López Beltrán. Fueron a operar un estado que, según se sabe, está dominado por la oposición… y con todo el despliegue de maquinaria morenista que se lanzó ahí, se suponía que los resultados serían favorables. Pero no. La historia fue otra: la alianza opositora se mantuvo firme, resistió el embate y terminó dando el golpe, ganando la capital y más de la mitad de los municipios. La “4T” se fue con menos de lo que esperaba.

    Mientras tanto, en Veracruz el panorama fue más revuelto: tensión, movilización masiva de Morena y un resultado que terminó favoreciendo a su maquinaria en buena parte del estado. Morena y sus aliados se llevaron más de 100 alcaldías, pero eso sí, el sabor a triunfo no fue completo. ¿Por qué? Porque Movimiento Ciudadano se hizo notar, y fuerte. En la tierra de su líder moral, Dante Delgado, MC prácticamente duplicó su número de presidencias municipales y se plantó como una fuerza real que empieza a voltear miradas. No ganaron el estado, pero ganaron algo más importante: presencia y expectativa.

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    Lo interesante de todo esto no fue solo quién ganó y quién perdió, sino cómo se dio la jugada. En Durango, por ejemplo, la oposición —sí, esa misma que a nivel nacional muchos daban por muerta— sacó el colmillo. PRI y PAN, sin hacer tanto escándalo mediático, pusieron a trabajar su estructura territorial, cuidaron casilla por casilla y al final le pintaron el mapa a Morena. No solo recuperaron la capital duranguense, también se llevaron más de 20 alcaldías. Y eso no es poca cosa, sobre todo si tomamos en cuenta que Morena fue con todo el arsenal: operadores traídos desde CDMX, movilización pesada, apoyos disfrazados de giras, y hasta discursos anticipados de victoria. Pero la realidad les bajó el volumen.

    Ahora, lo de Veracruz fue otro tipo de historia. Morena sí sacó músculo, pero no sin esfuerzo. Se notó que hubo operación en tierra, estructura, dinero y una buena dosis de presión política en algunos lados. Les funcionó en lo general: ganaron la mayoría de las alcaldías. Pero ojo, eso no significa que estén cómodos. Movimiento Ciudadano, casi sin escándalo, les metió un susto: duplicó el número de municipios que gobierna, subió en votos, y lo más importante, empezó a sonar como una opción real para muchas regiones donde antes ni figuraban. Y eso, en política, pesa.

    La participación, eso sí, no fue la gran cosa. En lo judicial, que era la novedad —porque por primera vez se eligieron jueces y magistrados por voto directo—, casi nadie peló. En ambos estados, el porcentaje apenas rozó el 13%. La gente fue por los alcaldes, no por los jueces. Y eso deja claro que aunque queramos innovar en las formas, si no hay confianza en el fondo, la raza no se va a emocionar por algo que ni entiende ni siente suyo.

    Lo que queda claro después de esta elección es que el mapa político local ya no es terreno seguro para nadie. Morena sigue siendo fuerte, sí, pero ya no arrasa como antes. Lo de Veracruz lo confirma: ganaron más de cien alcaldías, pero ya no se llevaron todo. Ya no es esa marea que se tragaba todo a su paso. En varios municipios donde antes ganaban con el puro logo, esta vez tuvieron que sudarla, negociar, mover operadores y hasta cargar con algunos aliados incómodos. Pero si alguien salió bien parado de todo esto fue Movimiento Ciudadano. Sin grandes reflectores, sin el clásico pleito nacional y sin meterle tanto recurso, doblaron su presencia en Veracruz y sumaron puntos en Durango. No ganaron un estado ni encabezaron titulares, pero sembraron, y eso en política local vale oro. Ya no son solo “el partido de los jóvenes” o del “ni con unos ni con otros”; ahora son una fuerza real en ciertas regiones, con estructuras pequeñas pero cada vez más eficaces.

    Todo esto nos deja algo muy claro: el 2027 ya empezó. Lo que pasó este primero de junio fue el primer round. Los partidos ya vieron quién aguanta, quién se desgasta y quién empieza a subir. En dos años no se van a acordar del nombre de todos los alcaldes, pero sí van a recordar quién supo moverse, quién se quedó dormido y quién aprovechó el momento.

    En Durango, el golpe fue más directo: la oposición resistió y se llevó el partido, literal y políticamente hablando. PRI y PAN mostraron que, al menos en algunas regiones, todavía saben jugar el juego de tierra. Y lo mejor (para ellos) es que lo hicieron mientras Morena llevaba toda la artillería. O sea, ganaron con todo en contra. Eso, más allá del número de alcaldías, manda un mensaje a nivel nacional: en algunos lugares, la gente razona su voto.

    Porque si algo nos enseñó esta elección, es que ya no hay cheques en blanco ni votos por costumbre. La gente sigue saliendo a votar, pero cada vez lo piensa más. Ya no basta con las siglas, ni con los discursos reciclados. Camarón que se mueve, se lo lleva la corriente. Y no siempre es la ola guinda, como muchos todavía creen.

    Durango y Veracruz nos dejaron dos lecciones distintas, pero conectadas: que la oposición todavía respira donde hay estructura, y que los emergentes crecen cuando el hartazgo se mezcla con la oportunidad. Morena sigue arriba, pero ya no juega solo. Y Movimiento Ciudadano, sin hacer tanto escándalo, ya está en la boleta mental de mucha gente, sobre todo en los estados donde el desgaste de siempre empieza a cansar.

    Así que atentos, porque esto ya arrancó. Los que quieren el 2027 tienen que empezar hoy. Y como dicen en los cafés políticos de Xalapa y en los portales de Durango capital: el que no aprenda de esta elección, se va a quedar viendo cómo otros le cuentan los votos.

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    Daniel Alberto Álvarez Calderón

    Político y abogado chihuahuense con experiencia legislativa y empresarial. Exsubdelegado de PROFECO, ex dirigente del PVEM en Ciudad Juárez y cofundador de Capital and Legal. Consejero en el sector industrial y financiero, promueve desarrollo sostenible e inclusión social.

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