El cuidado de los niños es, sin duda, el empleo más importante y de mayor confianza que una sociedad puede otorgar. No hay bien más preciado ni responsabilidad más alta que velar por la seguridad y el bienestar de los menores, seres completamente vulnerables ante quienes los rodean. Sin embargo, recientes denuncias de abuso sexual en guarderías del IMSS, como el caso de “Mi Mundo de Colores” en Ciudad Juárez, exponen un grave vacío en los procesos de contratación del personal que tiene contacto diario con la infancia.
Actualmente, las guarderías subrogadas operan bajo lineamientos del IMSS, pero la contratación de su personal queda enteramente en manos de los prestadores del servicio. Se exige afiliación al seguro social y capacitación, pero no se establece un control riguroso sobre quiénes pueden acceder a estos puestos. En contraste, corporaciones policíacas y sectores de alta responsabilidad requieren exámenes de confianza, que incluyen pruebas psicológicas, toxicológicas y hasta de polígrafo, asegurando que quienes asumen funciones de riesgo sean personas aptas y confiables. ¿Por qué no se aplica el mismo rigor en el ámbito donde dejamos lo más valioso que tenemos?
Las consecuencias de no implementar controles estrictos en la contratación del personal de guarderías han sido devastadoras. En Ciudad Juárez, se han reportado al menos ocho casos de abuso infantil en guarderías, con solo cinco avanzando en el proceso judicial. A nivel nacional, las estadísticas son alarmantes: segun datos periodisticos de 1,000 casos de abuso sexual infantil denunciados, solo 10 llegan a juicio y apenas uno obtiene condena. Estos datos reflejan una impunidad que perpetúa el ciclo de violencia y deja a las víctimas sin justicia.
Es urgente que el Congreso de la Unión tome cartas en el asunto y legisle en favor de procesos de selección con controles de confianza para quienes trabajan en el cuidado infantil. Ya existen propuestas en este sentido; por ejemplo, en Baja California Sur se ha planteado aplicar exámenes físicos, toxicológicos y psicológicos al personal de guarderías para garantizar su idoneidad. La indignación que generan estos casos debe traducirse en acción inmediata, con la misma urgencia con la que se han atendido otros problemas nacionales. No podemos seguir confiando en procesos administrativos laxos cuando la integridad y el futuro de los niños están en juego.

Nora Sevilla
Comunicadora y periodista experimentada, actualmente Jefa de Comunicación en Cd. Juárez del Instituto Estatal Electoral y Tesorera en la Asociación de Periodistas de Ciudad Juárez. Experta en marketing político y estrategias de relaciones públicas, con sólida carrera en medios de comunicación.


