En la antigüedad un doxógrafo era un recopilador que daba a conocer a otros autores en sus obras así como teorías, opiniones, poetas y doctores. Aristóteles fue un recopilador dentro del proceso historiográfico, por ejemplo lo que se sabe de Parménides no todo pero si mucho, es gracias a él; además era parte de una tradición de griegos y romanos que citaban a otros. El doxógrafo quería comprobar algo y de allí el porqué de la cita, de estos académicos antiguos tenemos los siguientes: Sexito Empírico, contra los profesores, cita a Aristóteles y Pitágoras. Él era médico y en su tiempo dicha profesión era sinónimo de ser culto entre las personas.
Galeno de Pergamo, es considerado una de las autoridades médicas de la antigüedad y citó mucho a Hipócrates aunque muchas veces no estaba de acuerdo con él. Plutarco, quien escribió mucho y bien, lo que se conoce de Orfeo es por éste doxógrafo; por ello existe el debate de que es muy difícil comprobar que Orfeo haya escrito todo lo que se le adjudica. Algo similar con Pitágoras, porque no se puede comprobar que él existió. Gracias a Plutarco hemos sido conscientes de que sabemos más de los babilonios y egipcios que de los griegos, de hecho sabemos mucho menos de ellos de lo que pensamos; tanto así que si ponemos en análisis a los helenos probablemente la concepción de filosofía que tenemos se viene abajo.
Los doxógrafos también nos enseñaron que los nombres como Aristóteles, Sócrates y Platón etc., son solo nombres y no hombres. Lo que significa que vendría a ser más correcto decir que hubo una tradición de griegos o una escuela, como los pitagóricos a decir Pitágoras. Por esto es que Plutarco era una autoridad cultísima en cuanto a la doxografía. Por último, vayamos con Cicerón, él fue abogado, político y uno de los grandes teóricos de la retórica además de sistematizarla. Además él es quien comienza a dar las patrias potestades de las ciencias a ciertos personajes; por ejemplo, él fue quien nombró a Aristóteles padre de de la biología, a Heródoto padre de la historia etc.
Sin duda lo que a mí más ruido me hizo al saber sobre los doxógrafos fue saber que no tenemos ni un solo manuscrito de los filósofos helenos y que además, está en duda su existencia. Aunque claro, si nos ponemos a pensar es lógico que el nombre de Aristóteles por ejemplo, sea referente a una escuela y no a un hombre. Pues ¿de verdad tuvo tanto tiempo para escribir todo lo que se le adjudica? Si es que así fue, ¿por qué el legado de un hombre tan importante no se conservó? Pues lo que sabemos de él, son copias en idioma árabe que Santo Tomás de Aquino tradujo al latín en la Alta Edad Media.
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