Hay informes que se leen con cifras y hay otros que se sienten con humanidad. El que presentó Sergio Nevárez, titular de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento (JMAS) de Ciudad Juárez, pertenece a la segunda categoría. Más que un recuento de obras o estadísticas fue una muestra de liderazgo humano, de ese que entiende que detrás de cada número hay personas. Porque sí, Juárez tiene un problema de agua, pero también tiene algo que muchas instituciones han perdido: un equipo que cree en su líder.
Ayer Sergio Nevárez no hizo un monólogo de logros impersonales; fue un tributo al corazón de Juárez, un reconocimiento visceral al esfuerzo de cada empleado que hace posible que el agua fluya en esta frontera sedienta. En un evento que rebosó emoción y orgullo, Nevárez demostró que el verdadero liderazgo no se mide en estadísticas, sino en el impacto humano
El gimnasio de bachilleres estaba lleno, y no por protocolo. Los asistentes —trabajadores de la J+— no fueron llevados por obligación, sino por orgullo. ¡Qué alivio ver a un funcionario que no presume cifras, sino que honra a los que las hacen realidad! La mayoría entraron con pancartas, aplaudieron, corearon, se sintieron parte de algo. Ese es el efecto de una administración que no solo exige resultados, sino que reconoce el esfuerzo. Cuando Sergio Nevárez invitó al escenario a un empleado de cada departamento para dedicarles el informe, el recinto se vino abajo en vítores. No fue un gesto político, fue un gesto humano. Y en los tiempos que corren, eso vale oro.
No estuvo la gobernadora, envió en su representación a alguien más, pero quien sí acaparó los reflectores fue el exgobernador Francisco “Pancho” Barrio, ovacionado por la multitudcuando lo presentaron. Su presencia recordó otra época, aquella en la que el servicio público se asociaba con honestidad y trabajo. La conexión entre pasado y presente fue inevitable, y el aplauso a Barrio sonó también como un reconocimiento a la gestión de Nevárez, quien ha logrado recuperar la confianza en una institución que durante años fue símbolo de rezago.
Y hablando de resultados, los datos hablan solos:
Más de 50 millones de pesos en descuentos para apoyar la economía familiar.
Más de 440 tomas clandestinas detectadas y sancionadas, junto a 1,000 usuarios sancionados por mal uso del agua.
Más de 40 cuadrillas activas reparando fugas, bacheando y rehabilitando banquetas.
4,500 millones de pesos invertidos en infraestructura en cuatro años, combatiendo medio siglo de abandono.
Y un dato poco presumido, pero revelador: Juárez está entre las cinco ciudades del país que mejor aprovechan el agua tratada.
Pero quizá lo más importante no está en los números, sino en la cultura que está construyendo Nevárez: una JMAS que escucha, que se acerca a la gente, que atiende. Que deja de ser una oficina fría para convertirse en un puente con la ciudadanía. Su administración ha impulsado programas de atención directa, donde los usuarios son más que expedientes; son personas que se sienten vistas y escuchadas.
No fue un evento lleno de tecnicismos ni discursos políticos vacíos. Fue un reconocimiento al trabajo cotidiano, a los empleados que abren válvulas, reparan fugas, limpian drenajes y aguantan bajo el sol para que la ciudad tenga agua. Esa cultura de equipo, esa “familia J+”, es quizá el mayor logro de la gestión de Sergio Nevárez. Porque el verdadero liderazgo no se mide en obras inauguradas, sino en la lealtad que genera.
Y claro, en el aire quedó la pregunta inevitable: ¿es este despliegue una medición de músculo rumbo al 2027?
La respuesta, por ahora, es más emocional que política. Sí, hay músculo. Se vio en el aplauso, en las pancartas, en los rostros de los trabajadores. Pero lo que define a un líder no es solo la fuerza, sino la agilidad para transformar ese músculo en movimiento.
Si Nevárez decide contender, tendrá que demostrar que ese liderazgo humano puede traducirse en gestión pública al servicio de todos los juarenses. Por lo pronto, dejó claro que la fuerza del agua no está solo en sus tuberías, sino en la gente que la hace fluir.
Y sí, hay músculo… ahora habrá que ver si también tiene la agilidad para 2027.

César Calandrelly
Comunicólogo / Analista Político


