“…el presidente López Portillo está empeñado en que el Estado ensanche
las posibilidades de la representación política”
Justificación dada por don Jesús Reyes Heroles al presentar
la propuesta de Ley Electoral de 1977.
Reza la vieja máxima, Un pueblo que no conoce su historia, esta condenado a repetirla, por eso es importante recordar que, al contrario de lo que se cree, los diputados de representación proporcional, también llamados plurinominales o de partido, no fueron creados con la finalidad real de democratizar nuestro sistema político, sino todo lo contrario, fueron creados para seguir justificando la imposición de una abusiva y autoritaria política de partido de Estado.
Repasemos pues la historia.
Desde el fin de la Revolución Armada, con la consolidación del PNR-PRM-PRI, y hasta 1963, vivimos prácticamente un régimen de partido único. Durante esos años, la oposición política solo fue capaz de ganar un puñado de diputaciones mientras que el partidazo se despachaba con la cuchara grande.
Para inicios de la década del 60, ya era difícil de ocultar el descontento popular, por lo que resultaba cada vez menos creíble sostener la tesis de que se vivía en un sistema democrático donde los representantes populares eran libremente electos por la sociedad. Había que darle una bocanada de aire al sistema … pero sin perder el control del mismo. Así nacieron los diputados de partido.
Concretamente, en 1963, se reformaron los artículos 54 y 63 constitucionales para aumentar el número de curules que la oposición pudiera alcanzar en la Cámara de Diputados, el Senado permanecería vedado a la oposición hasta 1988.
Para alcanzar esta nueva forma de representación popular, los partidos políticos debían obtener no más de 20 triunfos en los distritos mediante el sistema de mayoría. El siguiente requisito era alcanzar al menos el 2.5% de la votación nacional, lo cual les daría derecho a 5 diputados, y finalmente, tendrían derecho a 1 diputado adicional por cada 0.5% sobre el porcentaje mínimo mencionado, hasta llegar a un máximo de 20.
Los Partidos “beneficiados” por esta reforma fueron el PAN, el PPS y el PARM, quienes pasaron de tener 6 diputados en el año 61, a 32 en 1964, primera legislatura (XLVI) que utilizó este sistema. Y, sin embargo, este aparente logro fue de mero maquillaje, porque era el gobierno quien decidía quien ganaba y en dónde. Para hacer mas grande la burla aun, ya no fue suficiente hacer fraude solo a favor del PRI, también había que “ayudarle” ocasionalmente al PPS y al PARM, partidos que, ya se sabía, servían solo como paleros del Estado.
La siguiente reforma llegaría hasta 1973. Para entonces, después de los sucesos y la efervescencia política de los 60 y particularmente la del 68, ya era evidente que el aire que los diputados de partido habían dado al sistema se había agotado, por lo que el sátrapa Luis Echeverria, en otro alarde de gatopardismo hizo algunos cambios y concesiones políticas para que todo …siguiera igual, o peor.
La reforma echeverrista aumentó el límite máximo de diputados por partido a 25, y disminuyó el umbral para acceder al beneficio a 1.5% del total de la votación nacional, lo cual, al menos en teoría, habrían de significar la democratización del quehacer político mexicano, pero de nueva cuenta, no fue así.
La realidad es que se mantuvo la mano férrea sobre el sistema político, reforzando no solo el autoritarismo en los procesos electorales, asegurando siempre el triunfo -a como diera lugar- de los candidatos del PRI y sus aliados, sino creando un aparato de Estado paralelo,metaconstitucional de persecución de la disidencia política, que devino en lo que hoy conocemos como Guerra Sucia.
En el siguiente sexenio, la terrible crisis política y social que azotaba al país, obligó al tristemente célebre Lopez Portillo, a un cambio adicional, esta vez promulgando la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales, la LOPPE.
La flamante Ley, incrementó el numero de diputados a 400, siendo 100 de ellos plurinominales, los cuales habrían de repartirse de manera proporcional, entre aquellos partidos que alcanzaran un mínimo de 1.5% de la votación nacional. Pero el problema básico permaneció, era el Estado, quien organizaba y controlaba el resultado final de las elecciones, y por ende, de la asignación de plurinominales.
Mas adelante, en la reforma del 86, se incrementó el total de diputados hasta 500, dejando 200 para la representación proporcional con reglas similares. Todas estas reformas y nuevas leyes significaron efectivamente una mayor participación de la oposición política al régimen, pero esto no necesariamente significó una democratización de la toma de decisiones, porque a final de cuentas, el Estado siguió controlando el resultado de los procesos electorales, anulando la voluntad popular expresada en las urnas.
La puntilla y el cambio verdadero habría de empezar un par de años después, con las elecciones del 88, cuando ante la fractura del partido oficial auspiciada por Cuauhtémoc Cardenas, el partidazo paso las de Caín para mantener su eterna mayoría. Apuradamente pudo consignar un 50.1% para asegurar la gobernabilidad del espurio Salinas.
Tuvieron que inventar una clausula de gobernabilidad, para asegurar el control de la cámara de diputados para futuras elecciones, pero ni así lograron evitar que la sociedad finalmente alcanzara la libertad de elegir.
Ante esta nueva realidad, en la que la ciudadanía puede elegir libremente a sus representantes, ¿para qué sirven los plurinominales? Pues para que los lideres de los partidos y sus protegidos puedan seguir viviendo del presupuesto, y poco más. Y si no, ¿cómo le hubieran hecho Alito Moreno, Ricardo Anaya o Napoleón Gomez Urrutia para ser miembros de la actual legislatura?
En lo personal, estoy a favor de dos cosas, una, la reducción del número de Diputad@s, posiblemente un máximo de 300; y segundo, de esos 300, mantener entre 50 y 100 como diputad@s por representación proporcional, pero no en base a una lista de privilegiados, sino en base a quienes hubieran obtenido el mejor desempeño electoral en su respectivo distrito.
La anterior propuesta obliga a que quienes quieran convertirse en representantes de la sociedad, mínimamente tengan que hacer campaña a ras de suelo, presentarse ante sus votantes y no como sucede actualmente, con las rebatingas al interior de los partidos para colarse a los primeros lugares de las listas, los lugares seguros.
Es cuánto.

José Antonio Blanco
Ingeniero Electromecánico. Juarense egresado del ITCJ con estudios de maestría en Ingeniería Administrativa por la misma institución y diplomado en Desarrollo Organizacional por el ITESM. Labora desde 1988 en la industria maquiladora. Militó en el PRD de 1989 al 2001.
En la actualidad, un ciudadano comprometido con las causas progresistas de nuestro tiempo, sin militancia activa.
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