El viraje silencioso de la manufactura al servicio
En el mapa económico de Ciudad Juárez, la industria manufacturera ha sido durante décadas el pulso vital de la ocupación formal, particularmente entre la población joven.
Sin embargo, los datos recientes de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) revelan un fenómeno que, más allá de lo estadístico, refleja una transformación estructural del modelo laboral fronterizo; la participación de los jóvenes en la industria manufacturera descendió del 49.7% en 2023 al 42.4% en 2025.
A primera vista, podría parecer una fluctuación natural del mercado. Pero si se observa con mayor detenimiento, el cambio encierra un mensaje más profundo; la juventud juarense está diversificando su fuerza laboral, desplazando progresivamente su energía hacia el sector servicios, que creció de 28.6% a 34.1% en el mismo periodo.
Este viraje no es casualidad ni simple efecto de coyuntura; es síntoma de una ciudad que madura industrialmente y busca nuevos horizontes de productividad y realización personal.
El fin de una hegemonía silenciosa
La manufactura —durante años sinónimo de estabilidad y desarrollo en esta frontera— enfrenta una etapa de redefinición.
La robotización, la automatización y las nuevas exigencias de competitividad global han reducido las oportunidades de empleo operativo, precisamente aquellas que históricamente absorbían a los jóvenes recién egresados de educación media o técnica.
El modelo que alguna vez ofreció un camino rápido al ingreso formal ahora se enfrenta al desafío de la especialización.
El empleo manufacturero sigue siendo el más fuerte, pero su hegemonía se debilita frente a un entorno donde los servicios tecnológicos, logísticos, financieros y creativos comienzan a ocupar un espacio cada vez más relevante.
En otras palabras, la frontera empieza a depender menos de la línea de ensamble y más del talento humano con capacidad de adaptación y pensamiento crítico.
El ascenso del sector servicios: oportunidad y reto
El crecimiento sostenido del sector servicios no sólo representa una tendencia económica; es un cambio cultural.
Refleja el interés de los jóvenes por desempeñarse en actividades con mayor flexibilidad, contacto humano y posibilidad de desarrollo personal.
Este sector, que tradicionalmente fue visto como complementario, se está convirtiendo en el eje de la nueva economía juarense.
Sin embargo, esta expansión no está exenta de desafíos. La calidad del empleo en los servicios aún es irregular; mientras algunos subsectores, como la tecnología, las finanzas o la consultoría, ofrecen salarios competitivos y estabilidad, otros —particularmente los relacionados con el comercio o la atención al público— continúan caracterizándose por la precariedad laboral, bajos ingresos y escasa seguridad social.
Ahí radica el dilema; no basta con generar más empleos, sino con crear empleos de calidad.
La juventud ante el nuevo paradigma
El comportamiento de la población de 15 a 29 años en el mercado laboral revela un proceso de adaptación frente a las nuevas dinámicas globales. Los jóvenes ya no se sienten identificados con los esquemas laborales rígidos, ni buscan necesariamente permanecer décadas en un mismo puesto.
Su movilidad, su búsqueda de propósito y su sensibilidad hacia la innovación configuran una nueva ética del trabajo.
No obstante, este mismo dinamismo expone un vacío; la falta de políticas públicas y programas educativos alineados con las transformaciones del mercado. Mientras el empleo evoluciona, el sistema de formación técnica y universitaria permanece, en muchos casos, anclado a un modelo industrial del siglo pasado.
El Estado, las universidades y el sector privado tienen la tarea impostergable de rediseñar el ecosistema formativo y productivo, impulsando la capacitación en áreas emergentes —como la economía digital, la inteligencia artificial, la sostenibilidad o la logística avanzada— que puedan capitalizar el talento joven sin depender exclusivamente de la maquila tradicional.
Hacia una economía de inteligencia y no sólo de manufactura
Ciudad Juárez se encuentra ante una oportunidad histórica, pasar de ser una ciudad que ensambla productos, a una que diseña soluciones.
Para lograrlo, necesita potenciar el capital humano que emerge de sus nuevas generaciones, aprovechar su espíritu emprendedor y canalizarlo hacia proyectos de innovación, educación y desarrollo sostenible.
La caída del empleo juvenil en la manufactura no debe interpretarse como un signo de debilidad, sino como una señal de evolución.
La economía fronteriza está girando hacia un modelo donde el conocimiento, la creatividad y la adaptabilidad son los nuevos motores del crecimiento.
El reto no es regresar al pasado, sino preparar a la juventud para conquistar el futuro.

Guadalupe Parada Gasson
Economista, experta en comercio exterior, periodista y docente con amplia trayectoria en sectores público y privado. Ha dirigido medios impresos y digitales, liderado proyectos de comunicación y formación, y se ha desempeñado en ventas, publicidad y relaciones públicas. Destaca por su perfil multidisciplinario, visión estratégica y compromiso con la gestión social y educativa. Recientemente presidenta de Rotary Club Juárez Real (2023–2024).


