Imaginemos que un día despertamos con una nota anónima en el buro marcando con la fecha exacta de nuestra partida, un mensaje real con la cuenta regresiva que deberíamos tener en claro “nada es para siempre”.
Cuantos de nosotros haríamos exactamente lo que hoy hacemos, cuantos vivimos conformes y felices con quien nos hemos convertimos aceptando nuestras realidades, virtudes y defectos sin la necesidad de hincharnos la cara con Botox, restarle minutos al reloj tratando de agradar en un mundo donde la perfección se abraza y se esconde lo humano.
Ayer conocí a Félix, una mujer de aproximadamente cincuenta y tanto, se había casado ya grande -a los 16 – “nunca había terminado algo en mi vida, es más cuando lavaba los trastes los dejaba a medias para ir hacer otra cosa, empezar las camas, barrer el patio, así iba dejando pendientes, me sentía muy mal, pero nunca hice nada por cambiarlo, es la primera vez que me pongo a estudiar, ya estoy grande, no sé a dónde se me fueron tantos años ”. -dijo ella-
Félix había iniciado una certificación para atender a mujeres victimas de violencia, en realidad no sabía que encontraría, solo estaba convencida que ella misma era una mujer y conocía la violencia de cerca, de lejos y más allá, -atenderse una misma puede ser un buencomienzo, pensó- y se decidió a inscribirse.
Sin auto propio, pero con la libertad que dejan los años se levantó durante 8 semanas a las 5.30 am para llegar a las 9 am a sus capacitaciones, concluyó su proyecto de certificación. Estaba emocionada, feliz, más por lo que había superado que por lo aprendido.
Se me acercó el último día al verme un poco alterada creyendo que oscilaba en mi adolescencia me dijo con ternura – “Todo pasa Lic. ¿tiene muchos pendientes? así era yo… y me platicó un poco de su historia. Vi en sus ojos la fortaleza que no dan los títulos, la serenidad de una mujer que después de dejar los trastes a medias ahora estaba convencida de iniciar su propio camino, aunque no tuviera auto, dispuesta a un solo objetivo no volver a dejar nada a medias y a ocupar su tiempo dando platicas a las mujeres de su rancho para que dejaran de golpearlas. “Nombre si usted viera como las dejan los viejos “. Añadió.
Creo que Félix recordará ese día como el momento en el que se despertó con una nota enorme en cabecera diciendo ¡puedes terminar lo que te propongas, aún tienes tiempo!
Creo que a todos nos llegan esas notas, a veces en forma de alarma, cachetadas con guantes blancos o negros, golpes bajos, jugadas del destino o como cada quien los interprete, da lo mismo, lo importante es verlos.
Vernos frente todos aquellos pequeños retos diarios que nos impiden reconocernos como una simple anima transitando en el tiempo. Esta mujer me hablo de cosas más grandes que el chisme de la semana sobre los senadores golpeándose al estilo circo romano frente a la vox populi exponiendo algunos de sus más bajos instintos ególatras ancestrales. A nadie nos importa si se devoran entre ellos o los echan a los leones.
En mi charla con Félix, recordé a Violeta, una novela de Isabel Allende que relata la historia de una mujer que tuvo la dicha de vivir 100 años, en su último aliento la protagonista concluía “después de vivir un siglo siento que se me ha transcurrido el tiempo entre los dedos ¿A dónde se fueron esos 100 años?”.
Aunque hoy la esperanza de vida es más grande pocos de nosotros llegaremos al centenario, muchas veces la vitalidad, la emoción, el asombro y la inspiración se nos va apagando con el tiempo, por eso debemos agradecer cuando la vida nos sorprende, con una nueva nota en la cabecera diciendo “Hay que cambiar esto, aún hay tiempo”.
¡Un Hurra por Félix! que con su sencillez me enseño que:
Mientras se tenga vida lo único seguro que tenemos es la posibilidad de vivir lo irremediablemente superado, aprendido y amado para convertirlo nuestro verdadero sentido, no importa cuando, pero entre mas pronto lo encontremos mejor.

Rocío Saenz
Lic. En Comercio Exterior. Lic. En Educación con especialidad en Historia. Docente Educación Básica Media y Media Superior, Fundadora de Renace y Vive Mujer A.C. Directora de Renace Mujer Lencería, Consultora socio política de Mujeres.


