“Nada es gratuito, todo tiene un fin y dependiendo ¿de parte de quién? es la intención manifiesta”.
El estado de salud del presidente López Obrador fue magnificado, para mal, por la oposición a través de sus cuentas afines en las redes sociales y los columnistas, así como los analistas de opinión que dieron rienda suelta a sus muy perversos deseos para que causaran desconcierto e intranquilidad en la población y esto trajera desajustes y turbulencia en los mercados, en la paridad y en la bolsa mexicana de valores para que con ello destruir la buena marcha y comportamientos que están manteniendo la buena ruta de la economía y ésta retrocediera.
Por supuesto que un suceso grave y terminal en la salud del presidente López Obrador desestabiliza la política y la economía, la seguridad y la tranquilidad social y eso era lo que promovían en las redes y los medios los opositores para que sucediera lo que era natural que sucediera en consecuencia, todo basado en una mentira que forzosamente tendría un tiempo de vigencia mientras la verdad sale a flote, mientras no apareciera el presidente López Obrador en público o video serían los tiempos de vigencia de la mentira del fallecimiento del presidente.
Todo se mantuvo quieto, inquietos pero quietos, dado que lo sostenido por los opositores era mucho muy débil sus argumentos de muerte por dos razones fundamentales para los que quieren ver realidades:
El primero es que si hubiera sido un infarto, como lo manejaron los opositores, la urgencia del evento no les hubiera permitido trasladar al presidente a la CDMX, en un infarto los tiempos son muy preciados para lograr la vida, por lo que hubiera sido internado en algún hospital de Mérida y trasladado en CÓDIGO AZUL, lo que representa que un paciente entra en paro cardíaco o respiratorio y necesita atención inmediata para salvar su vida.
Segundo, un paciente de la naturaleza del presidente López Obrador entrar en CÓDIGO AZUL implicaría la movilización de muchísima gente, equipo y profesionales rumbo al hospital y, además, en el evento donde se encontraba el presidente se estaba filmando por reporteros y el momento del “desvanecimiento” hubiera sido una filmación altamente lucrativa para los medios de comunicación que difícilmente se hubiera podido, y querido, esconder.
Viajar desde Mérida hasta la CDMX era un claro indicativo que no había emergencia en la salud, estaba al cuidado de los militares si, su salud con problemas si, pero sin gravedad.- El COVID te afecta el estado de ánimo, te debilita, batallas por la disnea, pero les da tiempo para traslado y atención, cosa que un infarto no otorga.
Y se desataron los demonios en las redes, los deseos de que fuera un infarto, los deseos de que hubiera fallecido, le deseaban la muerte al presidente en las redes sociales y lo estaba promoviendo como noticias, burdos argumentos los pusieron en evidencia y las circunstancias los comenzaron a delatar pero habían logrado intranquilizar a la población ante también las noticias contradictoria de la oficina de comunicación.- Cuando salió el twit del presidente se volvieron a desatar los diablos, parecía que los habían alimentado, no querían desaprovechar momentos de oportunidad para desestabilizar e inquietar.
Deseaban el infarto y en consecuencia la muerte del presidente.
Hay que puntualizar que para los católicos unos, y Cristianos otros, religiones que mayormente profesan y practican con fervor apasionado los opositores al presidente López Obrador y mayoritariamente todos los mexicanos en el país, EL DESEAR LA MUERTE, a sí mismo (suicidio) o a otro, es pecado muy grave y más si se hace por odio, desesperación, frustración, envidia, rencor o impotencia recordando que se peca en gravedad por palabra, por obra o por omisión que solo la sagrada confesión en el Catolicismo, y el arrepentimiento real en el Cristianismo, podrá redimir tal pecado siempre y cuando venga acompañado, en ambas religiones, por la humildad del arrepentimiento, lo cual difícilmente se puede dar en algunas personas.
Todo es consecuencia de llevar al extremo las diferencias, diferencias que han calado profundamente en los ánimos opositores por sus actitudes clasistas y discriminatorias que los lleva a cometer con continuidad los 7 pecados capitales de su religión, solo baste ver las marchas opositoras en las entrevistas.
La soberbia, la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza son las siete pasiones del alma que la tradición eclesiástica ha fijado como pecados capitales, pecados mundanos de continua aplicación hoy en día en este mundo moderno sin recato ni pudor alguno, se difama, se mata, etc. y se observa con indiferencia, por eso desear la muerte de alguien no se considera de observancia moral por muchos y se practica con apertura y sin tapujos.
Todo esto es independientemente de la vigencia, o no, de la idea de pecado capital que tengamos en nuestras sociedades, son siete pasiones muy arraigadas en la conducta humana que, difícilmente muchas veces pueden ser controladas, y que nos lleva a deseos mortales a los demás a quienes señalamos que son los responsables de nuestros males.
Difícilmente alcanzaremos a entender que el resultado de nuestras vidas solo depende de nosotros mismos y nunca de los demás y la forma más cómoda de rehuir de nuestra responsabilidad será echándole la culpa a otros de nuestra situación de vida actual.- Nuestra vida se aterriza hoy por todas las acciones acumuladas que realizamos en el pasado pero que tenemos la oportunidad de cambiar en el presente para poder ir caminado al futuro con diferentes resultados.
Todo se tiene que pagar en vida y cuando la vida nos cobra es cuando nos secuestran los demonios con algunos de los 7 pecados capitales.
Muchos de esos opositores que le desearon la muerte al presidente el domingo van a misa, se confiesan y comulgan en el nombre de Cristo Jesús, o van al servicio y alzan los brazos en alabanza a Dios nuestro señor y todo se limpia y al salir de ahí de nuevo a las andadas.
Así de hipócritas.
Raúl Sabido
Egresado de la Facultad de Comercio y Administración por la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Su desarrollo profesional ha sido en empresas privadas en posiciones directivas donde a logrado acumular 42 años de servicio.
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