Fiel a mi reciente costumbre, de escribir un artículo quincenal de un tema no político, para una necesaria desintoxicación del mismo. Primeramente he de relatar (para los que desconozcan el dato) la historia o inicio del llamado juego-ciencia. La base de este juego es básicamente matemático y se usó después con fines de estrategia militar. A cierto Rey de la India que se hallaba enfermo, le prescribieron que se distrajera de esta idea fija por medio de algo agradable que le divirtiera. Para él elaboró, Sissa ben Dahir, el juego de Ajedrez. Lo más destacable, es que una vez que el monarca mostró su satisfacción por tan espectacular regalo, le preguntó al creador qué es lo que deseaba de recompensa, la petición (él lo sabía) era desproporcionada e irrealizable. Le pidió por el primer cuadro (son 64 en total) un mísero grano de arroz, por el segundo cuadro dos granos del diminuto cereal, por el tercero cuatro, por el cuarto cuadro ocho granos y así sucesivamente hasta completar los 64 cuadros. Al rey le extrañó esa petición porque le pareció muy poca cantidad de arroz (su mente no podía imaginar su equivocación), por lo cual dispuso que algunos de sus súbditos tomarán un bulto de arroz y le pagarán. Si usted con una calculadora científica pretende llegar a tan monstruosa cantidad de granos de arroz, no lo va a lograr (los dígitos se le acabarán por ahí del trigésimo cuadro). La cantidad es 1 a la 64 potencia, olvídese de granos, en costales no hay producción mundial en años que satisfaga esa cantidad, se calcula que si se encima un bulto uno sobre otro, la pirámide sería de la tierra a la luna. Recomendación amable, ¡cuidado con lo que desea..! El que sí sabía era el inventor del juego, repito era una privilegiada mente matemática. Por cierto, el número final es: 18 446 744 073 709 551 615.
Después de tan largo prólogo, resulta que encuentro muchas similitudes del ajedrez con la vida. Lo primero es que los primeros movimientos de dos jugadores del mismo nivel (básicamente avanzado) determinan el resultado final de la partida, asimismo los primeros años de la vida determinan su futuro, personalidad, virtudes y defectos, hábitos e intereses, triunfo o derrota. También encuentro semejanzas en que tanto en ese juego y la vida lo importante es ganar y para ello se usan todo estrategias. Otra más, los jugadores con más posibilidades van tres o cuatro jugadas adelante al contrincante, es decir planean su juego, también pasa en la vida, hay quien tiene planes y quienes viven al día, ya sabrá usted quien gana. En el ajedrez como en la vida se intercambian piezas y posiciones, todo (o casi todo) es negociable. En el juego de ajedrez a diferencia de la vida y cualquier otro deporte, es difícil que se haga trampa, porque, en el momento que alguno de los contrincantes la haga, en ese momento estará reconociendo tácitamente que el rival es superior, por lo tanto, recomiendo no jugar con tramposos, en ajedrez (y en la vida) son indignos, chafas, no valen la pena… Para finalizar, recuerde que tanto en el juego de ajedrez como en la vida, al terminar el juego, tanto el rey y la reina como los modestos peones, van en la misma caja (en alusión a la muerte).
José Cruz Pérez Rucobo
Lic. en Economía por la UACJ. Me dedico al comercio como medio de subsistencia y al periodismo y crítica política como ejercicio lúdico. Soy un hombre de izquierda por naturaleza, cualquier cosa que ello signifique.
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