¿Alguna vez te apareció el mismo video político diez veces seguidas y empezaste a preguntarte si tal vez sí era verdad? No eres tú: es el sistema. En la era digital, la nueva dictadura no necesita tanques ni botas; necesita presupuesto, algoritmos y millones de anuncios disfrazados de “verdad”. Es la dictadura política digital: el poder de quien tiene más dinero para repetir una mentira hasta que parece real.
Hoy la batalla no se gana en las urnas, sino en tu pantalla. Los candidatos con más recursos no solo compran espectaculares; compran visibilidad, compran narrativa y compran tu atención.
Pagan para que sus videos aparezcan antes que los de otros, para que te salten en TikTok, en Instagram, en YouTube, en la radio, en donde sea… hasta que te acostumbras. Y cuando algo se repite tanto, demasiado, el cerebro empieza a creerlo aunque no tenga sustento.
Aquí encaja perfecto una vieja historia:
La Mentira un día engañó a la Verdad para que entrara a un pozo, salió primero, le robó la ropa y se fue por el mundo vestida como ella. Desde entonces, la gente suele seguir a la Mentira disfrazada y evitar a la Verdad desnuda, porque incomoda.
Y eso es justo lo que pasa cuando dejamos que la política digital se vuelva un espectáculo de anuncios y no un ejercicio de conciencia.”
Así funciona la dictadura digital: no te prohíbe pensar, pero te bombardea tanto que te cansa, te confunde o te manipula.
Y México no está lejos de eso. Aquí vemos campañas que gastan millones en publicidad segmentada, bots que inflan tendencias y discursos emocionales diseñados para que te enojes, para que dudes o para que te identifiques con un mensaje que quizá ni siquiera tiene base. Y lo peor: muchas veces, tú solo querías ver memes o música. Pero el algoritmo ya decidió lo que te va a “informar”.
Como generación Z, vivimos en el centro de esta tormenta. Somos la primera generación que puede informarse sin prender la tele, pero también la primera que puede ser manipulada sin darse cuenta. Por eso, nuestra responsabilidad es doble: no caer en la desinformación y no convertirnos en parte de ella.
Esto no se trata de partidos. Se trata de valores. De los que nos enseñaron nuestros padres o de los que elegimos conscientemente cuando cumplimos la mayoría de edad: honestidad, integridad, coherencia, respeto, criterio propio. Si esos valores los dejamos fuera del mundo digital, entonces alguien más decidirá por nosotros.
La dictadura política digital avanza cuando dejamos de cuestionar. Cuando compartimos un video sin verificar.
Cuando creemos un mensaje solo porque nos llegó “mil veces”. Cuando normalizamos que la política sea un show de anuncios y no un ejercicio de responsabilidad colectiva.
Si queremos un país más justo, necesitamos algo tan simple y tan poderoso como pensar antes de creer, dudar antes de compartir y analizar antes de repetir. No dejemos que la mentira disfrazada, la mentira con filtro y presupuesto infinito, decida por nosotros.
Porque si la repetición convierte una mentira en “verdad”, entonces la conciencia y la crítica pueden convertirnos en la generación que rompió el ciclo.
Y sí: esa generación podemos ser nosotros.
Mayra Machuca
Abogada, Activista, Columnista, Podcaster.
Especializada en análisis y asesoría jurídica, cuenta con experiencia administrativa y jurídica con habilidades destacadas en la resolución de problemas y coordinación de tareas. Experta toma de decisiones estratégicas. Activa en Toastmasters y Renace y Vive Mujer.
