El pasado 11 de febrero conmemoramos el Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia. No podemos dejar que esta semana termine sin reconocer el talento, la creatividad y la fuerza de las mujeres que, a lo largo de la historia, hantransformado el conocimiento científico, superando múltiples barreras. Entre ellas, destacan figuras como Marie Curie, pionera en el estudio de la radioactividad y primera persona en ganar dos Premios Nobel, cuyos descubrimientos marcaron un antes y un después en la medicina moderna; Ada Lovelace, visionaria matemática y considerada la primera programadora de la historia, cuyo trabajo sentó las bases de lo que hoy conocemoscomo informática; y Grace Hopper, creadora del primer compilador y figura clave en el desarrollo de lenguajes de programación modernos, quien allanó el camino para la programación de alto nivel y la evolución del software.
Esta fecha también es un llamado a la acción, una oportunidadpara reafirmar nuestro compromiso con la justicia y la igualdadde oportunidades para las niñas y mujeres que sueñan con dejar su huella en el campo de la ciencia, la tecnología y la innovación.
En pleno siglo XXI, las mujeres siguen enfrentando barreras estructurales, estereotipos y roles establecidos que frenan suparticipación plena en estos campos, fundamentales para el desarrollo de nuestras sociedades. La desigualdad de oportunidades en el ámbito científico no es solo un problema de género, sino una pérdida de talento invaluable para nuestrasociedad, pues los roles que se promueven en las infanciaslimitan el descubrimiento pleno de sus capacidades.
En México, las cifras nos hablan de la urgencia de redoblaresfuerzos: menos del 30% del personal dedicado a la investigación científica son mujeres, según datos del ConsejoNacional de Ciencia y Tecnología. En áreas clave como la ingeniería y las tecnologías de la información, la participaciónfemenina es aún menor. Como ejemplo puedo mencionar que eneste semestre en uno de mi grupo de Fundamentos de Programación, estan inscritas solamente tres jovenes mujeres estudiantes, de un total de 17 personas. Y desde hace una decadahe visto como la matrícula de mujeres en carreras de ingenieriaha ido a la baja. Esto no se debe a la falta de capacidad o interés, sino a obstáculos sistémicos que aun limitan el desarrolloprofesional de las mujeres.
Las niñas tienen derecho a soñar y, sobre todo, a elegirlibremente su futuro. Pueden ser científicas, ingenieras, matemáticas… o incluso presidentas, como lo es hoy la Claudia Sheinbaum Pardo, la primera mujer en ocupar este cargo en la historia de México. Su trayectoria no solo es un ejemplo de liderazgo, sino también una muestra de lo que podemos lograrcuando las mujeres tienen acceso a las mismas oportunidades.
Como mujer dedicada a la ciencia, puedo hablarles desde la experiencia personal. Obtuve un doctorado en la Universidad de Manchester, en el Reino Unido, y actualmente soy docenteen la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, en el campo de la ingeniería y la programación. Sé lo que significa abrirsepaso en un sector tradicionalmente dominado por hombres. Esta experiencia me ha dado la certeza de que el talento y la perseverancia de las mujeres no tienen límites cuandoencuentran condiciones justas para desarrollarse.
Es tarea de todos nosotros fortalecer las políticas públicas que permitan cerrar estas brechas. Garantizar el acceso a la educación no es suficiente; debemos construir entornos libresde discriminación y promover el interés de las niñas en las ciencias desde edades tempranas.
Sabemos que las mujeres en la ciencia no solo enfrentandificultades para ingresar a estos campos, sino también para crecer profesionalmente, publicar sus investigaciones y recibir el reconocimiento que merecen por sus aportaciones. Este es un problema estructural que requiere una estrategia trasnversal e integral.
Por eso, hacemos un llamado a las autoridades educativas, a las familias y a la sociedad en general para alentar a nuestrasniñas a cuestionar, crear e innovar. De esta manera abriremospuertas para que el conocimiento y la innovación lleguen a todoslos rincones de nuestra sociedad. Porque cuando las mujeres avanzan, la sociedad entera progresa.
Seguiré trabajando en la búsqueda de igualdad y justicia, pilaresfundamentales de la Cuarta Transformación, para que ningunamujer tenga que luchar por ocupar el lugar que le correspondeen la ciencia o en cualquier otro espacio de la sociedad.
Leticia Ortega Máynez
Ingeniera apasionada por las matemáticas y la investigación. Con doctorado en Manchester, ha contribuido al procesamiento de imágenes médicas. Además, ha participado activamente en movimientos sociales y políticos, abogando por los más vulnerables. Actualmente es Diputada Local por el Distrito 02 en Ciudad Juárez.
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