Se ha dado a conocer cómo será finalmente el tan esperado Centro de Convenciones para Ciudad Juárez. Y sí, que quede claro: es una buena noticia y además un acto de justicia para esta frontera. Pero —y aquí es donde conviene ser serios— la experiencia acumulada en más de 20 años nos ha enseñado a no tragarnos el anzuelo completo sin revisar el anzuelo.
Una vez más, se habla de un presupuesto “mágico” de 230 millones de pesos, como si eso bastara para levantar un proyecto de esta envergadura. Francamente, es absurdo e ilógico pensar que con ese monto se pueda construir un centro que esté a la altura de la ciudad y de su potencial económico. Lo sabemos, lo hemos visto antes: promesas grandes, recursos limitados y resultados nulos.
Y aunque hoy el proyecto esté en manos de Javier Gómez Ito —quien ha mostrado apertura y buenas intenciones—, no se puede pasar por alto un detalle que la historia nos ha repetido como un disco rayado: alrededor de él siguen los mismos actores que durante dos décadas administraron y dispusieron de los recursos del fideicomiso sin resultados tangibles.
Por eso, más que celebrar a ciegas, es momento de mantener los ojos bien abiertos. La vigilancia ciudadana debe ser constante, firme y técnica. Porque si algo nos ha quedado claro en estos 20 años, es que el problema no ha sido el sueño de tener un centro de convenciones… sino quién y cómo se han manejado los recursos.
Este proyecto puede —por fin— ser una realidad. Pero la diferencia no la hará el render, ni el acto protocolario, ni las cifras maquilladas: la hará la transparencia y la rendición de cuentas. Y en eso, no se puede ni se debe bajar la guardia.

Federico Solano
Licenciado en Derecho, activista y analista político con amplia experiencia en el ámbito social y legislativo. Ha sido candidato a diputado en dos ocasiones, comisionado de Escuelas y Colegios Privados en CANACINTRA, y preside la fundación Saber para Crecer. También es empresario, con fuerte vocación por la transformación cívica desde la participación ciudadana y la construcción de comunidad.


