Carlos Manzo fue despedido con mariachis y aplausos en Uruapan; la presidenta Sheinbaum promete reforzar estrategia de seguridad.
Ciudad de México, Chih. (ADN/AFP) – El gobierno federal confirmó este domingo que Carlos Manzo, alcalde de Uruapan, asesinado a balazos la noche del sábado durante un evento público, contaba con protección oficial desde diciembre de 2024, y que incluso había recibido refuerzos en mayo de este año, como parte de su solicitud ante el contexto de violencia en el municipio.
De acuerdo con el secretario de Seguridad Pública, Omar García Harfuch, la Guardia Nacional había asignado 14 elementos para apoyar con la seguridad periférica del edil, quien desde el inicio de su gestión en septiembre de 2024 denunció públicamente la amenaza constante del crimen organizado y las extorsiones contra la población civil. “Estamos expuestos todos, inclusive mi propia vida como presidente municipal”, había advertido Manzo en un video difundido en redes sociales semanas atrás.
El asesinato ocurrió durante una celebración del Día de Muertos en el centro de Uruapan, una ciudad clave en la economía del estado de Michoacán, donde se produce y exporta gran parte del aguacate y el limón hacia Estados Unidos. La región ha sido escenario de violencia persistente atribuida a grupos como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y La Nueva Familia Michoacana, ambos catalogados como “organizaciones terroristas extranjeras” por el gobierno estadounidense.
Ante la conmoción nacional por el ataque, la presidenta Claudia Sheinbaum condenó el asesinato desde su cuenta oficial en X, donde aseguró que su gobierno ha reforzado la estrategia de seguridad desde el inicio de su mandato. “Estos hechos tan lamentables nos impulsan a fortalecerla aún más”, afirmó. La mandataria federal encabezó este domingo por la mañana una reunión urgente con su gabinete de seguridad para analizar la situación en Michoacán y coordinar respuestas.
Horas más tarde, en Uruapan se llevó a cabo el funeral de Carlos Manzo, donde decenas de personas vestidas de negro acudieron a despedir al alcalde con aplausos y música de mariachi. El féretro fue recibido con muestras de afecto y gritos de “¡Presente!” por parte de ciudadanos que reconocieron su labor al frente del municipio. Algunos asistentes corearon su nombre y exigieron justicia por el crimen.
El asesinato de Manzo se suma al de Bernardo Bravo, líder de los productores de limón de Michoacán, quien también fue ultimado a balazos días antes, tras denunciar reiteradas extorsiones al gremio y solicitar protección para trabajadores del campo. Ambos casos han encendido las alertas sobre la ingobernabilidad en zonas dominadas por grupos criminales, así como sobre la vulnerabilidad de alcaldes y representantes locales frente al crimen organizado.
Las autoridades señalaron que no se descarta ninguna línea de investigación, y que ya se ha detenido a dos personas presuntamente involucradas en el atentado, mientras que un tercer agresor falleció durante el operativo posterior.
La situación en Michoacán reaviva el debate sobre la efectividad de la actual estrategia de seguridad y la necesidad de reforzar los mecanismos de protección a funcionarios municipales, quienes suelen ser los primeros en recibir amenazas cuando se enfrentan a intereses criminales en regiones rurales y semiurbanas del país.

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