En política, como en la aviación, lo que no se atiende a tiempo termina en caída libre. Y lo que sucedió con la revocación de la inmunidad antimonopolio entre Delta y Aeroméxico es un ejemplo perfecto de cómo una negligencia local termina por generar un terremoto internacional.
Primero, pongamos las cartas sobre la mesa: la inmunidad antimonopolio es una especie de licencia para pecar con permiso. Se trata de un permiso especial, otorgado por el Departamento de Transporte de Estados Unidos (DOT), que permite a dos aerolíneas operar como si fueran una sola en rutas compartidas: fijar precios, repartir ingresos, coordinar horarios. En términos prácticos, Delta y Aeroméxico volaban entre ambos países como una “mega-aerolínea” disfrazada de dos.
Pero esa licencia se acabó. El DOT la revocó en enero de 2024 y lo hizo con un argumento brutal en su simpleza: la inmunidad ya no servía al interés público. Así, la alianza más poderosa del aire entre Estados Unidos y México quedó desmantelada, obligando a ambas aerolíneas a competir como rivales de esquina a esquina.
¿Quién tiene la culpa?
Aquí es donde entra la administración de Andrés Manuel López Obrador (AMLO). México fue degradado a Categoría 2 en 2021 por la FAA estadounidense. Las razones fueron tan evidentes que hasta un estudiante de aviación de primer semestre las podía identificar: falta de personal calificado en la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), procesos de certificación oxidados, falta de recursos y una austeridad que confundió “ahorro” con “abandono”.
AMLO y su gobierno estaban advertidos. La FAA no avisó un día antes de bajar la cortina. Mandó alertas, señaló fallas y advirtió de las consecuencias. Pero en Palacio Nacional estaban más ocupados en inaugurar el Aeropuerto Felipe Ángeles que en darle oxígeno a la autoridad reguladora. Resultado: Categoría 2.
Y una vez que el avión entra en picada, recuperar la altura cuesta el doble. México volvió a Categoría 1 en septiembre de 2023, sí, pero el daño ya estaba hecho. El DOT ya había iniciado su procedimiento de revocación. Y en materia de regulación estadounidense, lo que empieza casi siempre termina.
Consecuencias para Delta y Aeroméxico.
La pérdida de la inmunidad antimonopolio significa volver a la selva de la competencia.
1. Adiós coordinación: cada aerolínea debe fijar precios, rutas y horarios por su cuenta.
2. Adiós reparto de ingresos: ya no hay una bolsa común. Lo que cada quien venda, para sí mismo será.
3. Adiós “mega-aerolínea”: lo que el pasajero disfrutaba en términos de conexiones fluidas y atención integrada, se acabó.
¿Ganadores? Sí: los consumidores podrían ver precios más bajos por la competencia directa. Y las aerolíneas rivales —American, United, Southwest, Volaris, Viva Aerobus— frotan las manos ante la oportunidad de morder mercado.
¿Perdedores? También: Delta y Aeroméxico enfrentan costos más altos, menos eficiencia y un golpe a su estrategia de expansión.
¿Se podía evitar? Aquí está el meollo: sí, pero no.
Sí, si el gobierno de AMLO hubiera evitado la degradación inicial. Mantener la Categoría 1 hubiera quitado el pretexto perfecto al DOT para iniciar el proceso. En ese sentido, la negligencia mexicana abrió la puerta.
No, porque una vez que el DOT arrancó el procedimiento, era casi imposible detenerlo. Ni México ni las aerolíneas tenían la palanca política suficiente para hacer retroceder al regulador estadounidense.
Más allá del caso. El episodio deja varias lecciones:
– La política de austeridad puede convertirse en negligencia criminal cuando se aplica a sectores que exigen excelencia técnica.
– Los reguladores internacionales no esperan a que un gobierno “se organice”. Si México no cumple, Estados Unidos sanciona.
– Las alianzas estratégicas dependen de credibilidad regulatoria. Si la AFAC no tiene dientes ni personal, todo el andamiaje se derrumba.
Conclusión.
La revocación de la inmunidad antimonopolio entre Delta y Aeroméxico no fue un rayo en cielo despejado. Fue una tormenta anunciada, con boletines previos y sirenas sonando. El gobierno mexicano no atendió a tiempo, permitió la degradación a Categoría 2 y dejó que el DOT hiciera lo que sabe hacer: proteger su mercado bajo el argumento del interés público.
Hoy, Delta y Aeroméxico vuelan por separado. Y México carga con la marca de haber sido el eslabón débil que derrumbó una alianza de altura.
En aviación, como en política, no basta con inaugurar aeropuertos monumentales; hay que garantizar que quienes vigilan el cielo no sean burócratas desdentados. El error costó caro. Así, El Meollo del Asunto.

Daniel E. Valles
Periodista y comentarista de radio y televisión. "El Meollo del Asunto" y "La Familia es Primero" son sus principales herramientas periodísticas que se publican en medios impresos y digitales en diversas geografías de habla hispana.
Ha sido merecedor de diversos reconocimientos como conferencista y premios de periodismo, entre ellos, la prestigiosa Columna de Plata, que otorga la Asociación de Periodistas de Ciudad Juárez.


